CAPÍTULO 12

227 12 0
                                    

Aurora

Tal vez venir al club del hotel no fue una buena idea. Los años me han vuelto resistente al alcohol, necesito un trago realmente fuerte para ponerme ebria, pero mi acompañante... no tiene absolutamente nada de resistencia, un par de copas y ya está ebrio bailando en la pista de baile.

Lo observo con la cabeza ladeada, sus pasos son demasiado torpes, está saltando con los brazos extendidos hacía arriba y no tiene ritmo con la canción que suena.

Frunzo el ceño cuando dos morenas se le acercan y bailan con él, Erik queda en el medio de ellas. No le parece molestar las manos de las morenas en su cuerpo y parece disfrutar de las palabras que le dedican, ya que sonríe y ríe.

Bebo el contenido de mi vaso de un solo trago, tratando de ignorar la molestia en mi pecho. La sensación que no sentía hace casi dieciséis años ha vuelto y por ello me empino otro trago.

Me levanto de golpe cuando la morena que está frente a él se acerca a besarlo. Mi ceño se frunce aún más y casi corro a donde están. Cuando ella va a juntar sus bocas, le doy un pequeño empujón, tomo de la nuca a Erik y antes de que pueda protestar estampo mis labios con los suyos.

La chica protesta al igual que su amiga, pero a ninguno de los dos nos importa, a los segundos de no ser escuchadas se van.

Erik tarda en reaccionar, pero en cuanto lo hace, toma mi cintura con ambas manos y me une más a su cuerpo, una mano sube a mi mandíbula y profundiza el beso.

—Vamos a la habitación —susurro contra sus labios.

Asiente, distraído, aún con los ojos cerrados. Lo tomo de la mano y entrelazo nuestros dedos, lo guío a la habitación y en ocasiones lo tengo que ayudar ya que tropieza con sus propios pies.

Al llegar, él se sienta en la cama. Bajo su atenta mirada le quito los zapatos, la camisa y su cinturón.

—¿Sabes? —habla y sube y baja las cejas con una supuesta coquetería— Las Vegas es la ciudad de la lujuria, lo leí en internet.

—¿Ah, sí? —digo divertida.

—Sí, ¿sabes que creo yo? —niego y lo despojo de su pantalón— Que entre nosotros hay mucha, mucha lujuria.

—Que buen dato —acerca su boca a la mía, pongo una mano en su pecho y lo acuesto, suavemente, en la cama— .¿Pero sabes qué creo yo? Qué estás demasiado ebrio.

—No —hace puchero y sonrío ante lo tierno que se ve— .Yo quiero sexo.

—¡Pues ten sexo con la almohada! —digo mientras me alejo para ir al baño.

Me desmaquillo, me peino y me pongo una camiseta que me llega hasta los muslos. Cuando salgo, veo algo que nunca esperé ver en mi vida. Detengo mis pasos abruptamente y frunzo el ceño a la vez que una sonrisa se forma en mi rostro.

—Cuando te dije que tengas sexo con la almohada, no lo decía en serio, Erik —me carcajeo.

—¿Ah, no? —luce confundido y comienzo a reír mientras me acerco.

Se baja de la almohada y se sienta, apoyando su espalda en el respaldo de la cama. Luce muy animado, como si no estuviera ebrio y hubiera tomado un energizante.

Niego con la cabeza y me meto en las suaves sábanas luego de apagar las luces. Cierro los ojos y trato de dormir, pero se ve que el señor Gardner no me la va a dejar tan fácil.

—Oye, nunca te pregunté si tienes un control de natalidad —comienza— .Ya sabes, para que no haya ningún intruso ahí metido. No es que no quiera a un intruso, es solamente que soy muy jóven y nunca usamos condón y...

Irresistible Tentación [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora