CAPÍTULO 36

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Erik

—¿Quieres un trago? —me pregunta mientras sirve el suyo.

Volvimos a la habitación hace media hora. No hemos hecho nada, solamente estar acostados en la cama en silencio, disfrutando de nuestra propia compañía.

—No, ya tengo demasiado alcohol en mi sistema.

Suelta una carcajada.

—De acuerdo.

Se sirve un trago de tequila sin quitarme la mirada de encima y deja el vaso a medio beber sobre una mesita que hay al lado de la cama. Se vuelve a acostar a mi lado y abro los brazos, en una clara invitación que acepta gustosa.

—¿Cuándo tienes que volver a casa? —cuestiono en un susurro y me abraza con fuerza.

—¿Tengo qué?

Carcajeo y acaricio su brazo.

—Sí, no puedes quedarte para siempre.

—Mmm, ¿y por qué no? Eso suena lindo.

—¿Un "para siempre"?

—Una eternidad contigo.

Suelto un grito ahogado y levanta la cabeza para mirarme.

—Mira quien se ha vuelto toda una romántica —la molesto sonriente.

—Oh, cállate —me golpea juguetonamente y vuelvo a apoyar la cabeza en mi pecho.

Sus piernas se entrelazan con las mías y sus manos juegan con los botones de mi camisa. Se siente demasiado extraño estar con ella aquí, es... irreal. Y todas las dudas que tenía hace unas horas se evaporaron en un chasquido. Con un beso, me corrijo mentalmente y sonrío.

—Sabes —hablo luego de unos minutos en silencio— ,en estos años, cuando ganaba algún caso o me pasaba algo que era digno de celebrar, te recordaba. Me daban ganas de contarte absolutamente todo.

—Me hubiera gustado que lo hicieras.

Sonrío y beso su coronilla.

—La pasé demasiado mal estos años, Aurora —se incorpora y arruga las cejas— .Estaba perdido, no sentía que mi vida tuviera algún sentido. Sí, ganaba casos, dinero y estaba con mi familia, pero no estabas tú. Papá me dijo que el tiempo lo cura todo, pero me mintió, porque las heridas siguieron allí y nunca te olvidé, solamente aprendí a vivir sin tí mientras seguía enojado con el destino.

Se sube a horcajadas y acuna mi rostro. Sus comisuras se elevan en una sonrisa tierna y pequeña mientras que sus pulgares acarician mis mejillas.

—Y besaré cada herida que provoqué. Me equivoqué al decirte que no te amaba, no estaba lista y quería protegerte de sufrir lo que alguna vez sentí, pero me doy cuenta que fue exactamente lo que hice.

—Ya no tiene caso hablar del pasado, lo siento, no quería volver a sacar el tema.

Besa mi frente.

—Hablalo todas las veces que quieras, siempre te escucharé —asiento y me pierdo en esos ojos que alguna vez fueron mi perdición, y sé que, tal vez, lo siguen siendo.

Puedo oír los latidos de mi corazón acelerarse y todo empeora cuando su aliento choca contra mis labios. Sus manos siguen en mi rostro, acariciando mis mejillas y dejo de verla a los ojos cuando los míos caen en sus tentativos labios, esos que quiero volver a besar.

—Nene...

—¿Sí?

—¿Te puedo besar?

Una sonrisa tira de mis labios.

Irresistible Tentación [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora