Capitulo 3

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— ¿y? ¿Qué está pasando por tu mente?— me pregunto Marcos cuando llego a la mesa donde estaba sentada con dos helados en las manos, me paso uno y se sentó frente de mí.

—Hay algo que no me deja de molestar— dije haciendo una mueca— es como un bicho que siempre está a mi alrededor.

— ¿Qué te dice ese bicho?— pregunto y yo sonreí.

—"¿Qué te iba a decir el chico de la ventana?"— dije para luego mirar mi helado.

— ¿Qué saber que te iba a decir?— pregunto y yo negué con la cabeza para luego verlo.

—En estos momentos aunque me muera de intriga no quiero saber— dije para mirar por la ventana de la heladería evitando su mirada.

— ¿Por qué?— pregunto y por primera vez en dos meses lo mire a los ojos.

—Estoy perdida— dije con las lágrimas queriendo salir de mis ojos— no sé qué hacer y aunque no sé qué querías decir no me siento lista para soportar más cosas además no quiero involucrarte en este desastre.

—Yo quiero ser parte de cada instante de tu vida no solo de los buenos momentos— dijo Marcos tomando una de mis manos.

—hace dos meses mi futuro era prometedor y mi mundo giraba en torno al boxeo— dije dejando que unas cuantas lagrimas escaparan de mis ojos— ahora no tengo ni idea de qué hacer con mi vida.

—No tienes que saber— dijo y yo baje la mirada— y sé que es duro— dijo pasando sus manos por mis mejillas para limpiarme las lágrimas – tenías toda tu vida planeada y tu futuro era prometedor.

—Y de un momento a otro todo se destrozó— dije con la voz apagada bajando la mirada a nuestras manos entrelazadas.

—Está bien— dijo después de unos segundos— no todo tiene que ser perfecto, no todo debe ir de acuerdo al plan.

—Me gustaba como iba a ser mi futuro— dije con tristeza.

—tenemos que hablar en algún momento— dijo Marcos después de unos minutos de silencio.

—lo sé— dije— y sé que debimos hacerlo desde hace mucho tiempo.

—Pero no lo hicimos porque primero estaba tu recuperación— dijo Marcos con una sonrisa.

—Y sé que ya estoy mejor— dije en un susurro que sorprendentemente Marcos entendió.

—no te quiero presionar puedo esperar el tiempo que quieras, así sea solo para saber tus sentimientos— dijo con calma haciéndome sonreír.

—Una semana— dije levantado mi cabeza nuevamente a sus ojos, los cuales me miraron con intriga.

— ¿Una semana?— pregunto confundido y yo sonreí.

—dama una semana para remodelar mi cabeza— dije poniendo una mano en mi cabeza haciéndolo reír— ahora mismo tengo muchas cosas en la cabeza, déjame organizar el revoltijo de mi vida, déjame una semana para mí.

—te doy todo el tiempo que quieras— dijo con una sonrisa.

—Gracias— dije bajando la mirada a mi helado. 

— ¿Le pediste una semana?— pregunto Samantha y yo asentí con la cabeza mientras veía uno de los ramos de flores que estaba haciendo— ¿no es muy poco?

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— ¿Le pediste una semana?— pregunto Samantha y yo asentí con la cabeza mientras veía uno de los ramos de flores que estaba haciendo— ¿no es muy poco?

—No lo sé— dije distraídamente— pero Mike me dijo que los sentimientos no se deben aplazar.

— ¿Eso te dijo?— pregunto Samantha sorprendida.

—Si— dije con una sonrisa.

—Que tienda tan mágica— dijo Lucia entrando a la tienda para luego acercarse a Samantha y a mí.

—Gracias la decore yo— dijo Samantha hablando orgullosamente de la tienda de flores.

—Deberías ser diseñadora de interiores— dijo Lucia sentándose en una silla al lado mío.

— ¿Tú crees?— pregunto Samantha con emoción.

—Estoy completamente segura de que serias genial en eso— dijo con una sonrisa para luego mirarme— ¿y?

—Una semana— dije y ella asintió comprendiendo.

— ¿no es muy poco?— pregunto Samantha a Lucia quien se quedó callada durante unos segundos analizando la situación para luego negar con la cabeza.

—hay que enfrentar las cosas en algún momento.

—No es tan fácil— dije y ellas asintieron con la cabeza dándome la razón.

—Pero hay que hacer algo o solo quedará la duda— dijo Samantha suspirando dejando las flores de lado.

—Solo espero que lo que sea que vaya a decirme sea bueno— dije tratando de eliminar todos los escenarios donde rechaza mis sentimientos.

—no te preocupes ese chico está muerto por ti— dijo Lucia haciéndome reír.

—Ya están— dijo Samantha mostrándonos los ramos de flores que había dejado de lado.

—Esta geniales— dijo Lucia tomando uno.

—Gracias— dijo Samantha con un pequeño sonrojo— chicas, muchas gracias por ayudarme.

—no hay problema— dije y tome una canasta con varios ramos de flores.

— ¿Para quiénes son?— pregunto Lucia y antes de tomar otra canasta, Samantha reviso una libreta que tenía.

—Es para un chico llamado Lucas, es un empresario, creo— dijo leyendo— las tenemos que llevar a su casa, con estas flores— dijo señalando unas flores de varios colores pero del mismo aspecto.

— ¿Qué son?— pregunto Lucia con intriga viendo como Samantha tomaba una canasta.

—Son tulipanes— dijo ella para luego añadir— significan amor eterno.

—Aww— dijo Lucia emocionada.

—Debe ser para su pareja— dije saliendo del local seguida por Lucia y Samantha quien cerró la puerta de este al salir.

—Lo más probable— dijo Samantha caminando delante de nosotras para guiarnos a un auto un poco lejos de la florería.

—La casa queda a treinta minutos— dijo Samanta mirando su celular después de haber dejado las flores en el maletero.

— ¿Será un empresario famoso?— pregunto Lucia subiendo a la parte de atrás del carro, yo me gire en el asiento del copiloto para mirarla.

—creo que si— dije mirando la información que le dieron a Samantha.

—No importa si es o no es famoso— dijo Samantha poniendo las manos en el volante del carro— lo importante es que lo más probable es que organicemos una linda cita.

—Tienes razón— dijo Lucia emocionada.

—Genial ahora somos cupido— dije haciendo que Lucia soltara un pequeño grito de emoción.

—Siempre quise ser cupido, pero no pienso andar en pañales— dijo haciéndonos reír.

Rompamos la ventanaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora