Capítulo 14.

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Libro: El Gran Gatsby.

"Cada persona se cree sueña de al menos una de las virtudes cardinales, y está era la mía: soy una de las pocas personas honestas que conozco."

Juliana buscaba debajo de la cama de Valentina, allí logró encontrar lo que buscaba desde hace tiempo, el diario de Valentina.

Juliana se sentó recargando su espalda en el costado derecho de la cama, el suelo a pesar de ser frío era bastante cómodo, Juliana miro aquel libro de color azul.

—Bien, me escribiste que si lo encontraba lo leyera —acaricio la tapa dura de aquel diario—. Lo he encontrado, es tiempo de leerlo.

Abrió el libro para comenzar a leerlo.

24 de enero.

No sé qué hago con esto en mis manos, me lo ha regalado Janice, quiere que escriba lo que piense, no veo lo necesario, creo que mejor prefiero componer, eso es lo que me gusta.

Pero bueno tengo que hacerlo de todas formas, hoy ha sido un día tranquilo, no me gusta escribir de esto. Hoy Lexa empujo a Juliana hacia la piscina de la casa de Tarah, eso fue divertido, Laila de nueva cuenta se escondía los cigarrillos en los bolsillos internos de su chaqueta, pero Janice si los descubrió, fue el regaño más largo que he escuchado en mi vida.

Isabella está con Juliana, pesco un resfriado, esa mocosa debería aprender a cuidarse más, tal vez vaya a visitarla, Katherine está conmigo se la pasa jugando vídeo juegos en el computador, es más ni siquiera quiere que la vea jugar, según ella se transforma en otra persona.

Juliana sonrió al terminar de leer aquello, sin querer todos aquellos recuerdos pasaron por su cabeza. Ese día había sido sólo un poco divertido.

Paso la página siguiente.

02 de febrero.

No he escrito nada, he estado algo ocupada, la tesis es tediosa, ahora sé porque empieza con la letra T.

Juliana se la ha pasado fastidiándome en todo el día, quiere que la ayude para una fiesta sorpresa de Lexa, no quiero hacerlo, sinceramente, es mucha flojera y desinterés de mi parte, pero tengo su regalo listo.

Estoy escribiendo mientras Juliana está en mi cama durmiendo, estábamos haciendo algunas tareas, tendré que llamar a Isabella para que no se preocupe por ella, le diré que está en mi habitación durmiendo.

Lástima me he quedado sin cama.

Juliana cerró el diario de Valentina, no pudo evitar reírse al recordar aquel día, era cierto que Valentina la había dejado en aquella cama, y al siguiente día había amanecido con dolor de espalda por haber dormida en el suelo.

Juliana entro a la habitación de Valentina, pero no se esperaba encontrarse con Laila allí, sus ojos se abrieron con sorpresa al verla allí.

—Juliana, ¿vienes a leerle?

—Sí —escondió el segundo libro que tenía en sus manos.

Laila no lo había notado, Juliana pudo ver que en sus manos tenía una bolsa de papitas, Juliana sabía que si Laila no fumaba se dedicaba a comer frituras, en especial papitas.

—Vine a ver al médico —dijo—. Sólo vine a hacerme un chequeo general, me ha dicho que deje los cigarrillos —sonrío—. Y lo haré.

Juliana se mostró sorprendida, Laila no era del tipo que hacía caso al médico, pues decía que ella podía morir como ella quisiera, y quería hacerlo disfrutando.

—¿Sabes que harás muy feliz a Janice, verdad?

—Lo sé, seguramente querrá festejarlo.

—La verdad pensé que dirías que no los dejarías.

—Eso pensé en decir, pero... recordé a Valentina —miro a la chica que dormía profundamente—. Una vez me acompaño a fumar, nos encerramos en un cuarto, por más que quise abrir la ventana o la puerta, ella no dejaba que lo hiciera. Cuando el humo fue demasiado y comencé a toser, ella abrió la puerta, salí como loca buscando algo de oxígeno, ella salió para marcharse, pero antes me miro y dijo: "Así es como se siente que te quemen por dentro."

Suspiro y puso su mano derecha en uno de los bolsillos de su pantalón, saco de allí una cajetilla de cigarros y se la entregó a Juliana.

—Sí es que despierta hoy, dile que ese es mi regalo, y dile que dejaré de fumar.

Y Laila se retiró de la habitación.

—Ya escuchaste Valentina, ¡dejará de fumar! Eso es lo más fabuloso del mundo —se sentó en su respectivo lugar—. Creo que de alguna manera nos está enseñando una lección, Val.

Juliana dejó de esconder el diario y lo puso encima del siguiente libro.

—Encontré el diario Valentina, y lo empecé a leer un poco, me gustaría escribir en ella.

La pelinegra admiro el rostro de Valentina por unos momentos y después agarró el siguiente libro, quería comenzar a leer para su chica de la habitación 127, su bella durmiente.

"Juls, el día en que Laila deje de fumar, será el día en que estarán aprendiendo todas a cómo vivir sintiéndose realmente vivo."

Mi Bella Durmiente |JuliantinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora