Capítulo 33.

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Libro: Fharenheit 451.

"Ve y vive tu vida, cambiándola mientras vives. Yo te seguiré."

La lluvia no era torrencial en esos momentos, pero aun así Lexa quería evitar a toda costa mojarse, no quería pescar de nueva cuanta otro resfriado, siguió corriendo bajo la lluvia, su chamarra la cubría del frio mientras se dirigía hacia su departamento. Definitivamente había sido una mala decisión haber salido un día nublado solamente para caminar.

Se detuvo en la puerta de su edificio y la abrió introduciéndose rápidamente para después cerrar la puerta detrás de si y subir las escaleras.

Abrió la puerta de su departamento y entro, no resistió y estornudo, sentía un ligero escalofrió por su cuerpo, rápidamente se dirigió a su habitación y se cambió de ropa poniéndose su pijama, así estaría mejor, se colocó un suéter y suspiro, solo esperaba no enfermarse.

Salió de su habitación, en sus pensamientos solo estaba el tomar algún café o un te para poder quitarse el frio de encima.

Cuando iba caminando, dirigiéndose a la cocina, sus ojos le llevaron a algo que se encontraba en el suelo, frunció levemente el ceño, estaba desconcertada, ¿Cómo era que eso había llegado allí?

Levanto del suelo aquel cassette que se encontraba allí, lo miro y vio que tenía su nombre escrito, olvidándose de que quería una bebida caliente, se fue con el cassette en sus manos y lo coloco en una vieja grabadora que estaba situada en su habitación.

A Lexa le gustaba mucho grabar sus canciones favoritas en cintas, y era por eso que entre las chicas le habían comprado una grabadora para que los pudiera escuchar cuando quisiera.

Lo coloco y la reprodujo, en cuanto empezó una de las canciones sonrío, y recordó de inmediato quien se la había dado.

En esa época Lexa era una gran fanática de la banda de rock alternativo Linkin Park, le encantaba escuchar sus canciones. Un día inesperadamente Valentina le había regalado una cinta en dónde ella misma había grabado canciones de esa banda para que Lexa las escuchará.

"Disfrútalas, sé que te encanta está banda."

Lexa había estado demasiado feliz por haber recibido tal regalo de la más pálida, y es que era rara la vez que le daba algún regalo, usualmente Lexa no recibía regalos de su parte, ya que Valentina creía suficiente darle más apoyo moral que un regalo y de eso no cabía la menor duda, pero Lexa quería algo para poder presumir que Valentina se lo había regalado.

Pero Lexa aún tenía una duda, ¿de dónde había salido ese cassette? Estaba feliz por haberlo encontrado, pero también recordaba que cuando se había cambiado de departamento hace ya tres años, lo había perdido en la mudanza, y que apareciera de esa forma, de alguna manera le intrigaba un poco.

—Bueno, lo importante es que de nuevo está aquí —sonrió, apago la grabadora y saco la cinta—. Ya no los escucho, pero puedo decir que aún me gustan sus canciones, gracias, Valentina.

Trago grueso después de decir el nombre de aquella que aún seguía sumida en su profundo sueño, bajo la mirada directo a sus manos que sostenían la cinta con su nombre.

Lexa sentía sus ojos picar, quería que Valentina despertará, no quería que le dieran una mala noticia, la quería ver, quería decirle que había encontrado el cassette que alguna vez le había regalado, quería verla enojada y regañándola por haber perdido la cinta, quería verla allí con todas platicando.

Se levanto de la cama en donde estaba sentada, se cambió de nueva cuenta la ropa, y se colocó los zapatos, miro la hora y sonrío, no era tan tarde, agarro las llaves de su apartamento y antes de salir también llevo consigo el cassette.

Lexa asomo su cabeza dentro de la habitación 127 y allí miro alrededor, no había nadie más que Valentina, sonrió y esta vez abrió la puerta completamente para pasar a la habitación.

—¡Valentina Carvajal! —exclamo feliz, solo esperaba que ninguna enfermera entrara a reprocharle de que no podía gritar en un hospital—. ¿Cómo has estado? Seguramente aburrida, después de todo este lugar es algo aburrido.

Se acerco a la ojiazul y vio que en la silla había un libro con un marca paginas puesto, sonrío, eso significaba que Juliana aún se encontraba allí leyendo para Valentina, pero había salido de la habitación.

—Vaya, aún sigue aquí, pensé que ya se había ido, ya es algo tarde para que siga aquí —miro a Valentina—. Pero es obvio que por ti a ella no le importaría quedarse tarde.

Agarro el libro y se sentó en la silla, coloco el libro en su regazo y miro a la chica dormida.

—Valentina, espero no me mates cuando despiertes. ¿Recuerdas que me mude de apartamento? Bueno, en la mudanza había perdido la cinta que habías grabado para mí como un obsequio, ¡no pienses que sigue perdida! Está tarde cuando regrese a mi departamento la encontré tirada en el suelo, no sé cómo apareció, ¡pero estoy muy contenta de que apareciera! Me hace recordar buenos momentos con todas.

Sonrió mirando a la rubia que se encontraba con los parpados cerrados, Lexa sabía que seguramente la estaba escuchando atentamente.

—La estuve escuchando en cuanto la encontré, pero me sentí triste —Lexa bajo la mirada—. Porque... te recordé, y recordé que estabas aquí, y me sentí mal, inclusive quería llorar, no me gusta que estés de esta manera, incluso debo decir que extraño cuando nos regañabas a mí y a Isabella, extraño cuando ambas a veces tocábamos el piano, ¿recuerdas cuando me enseñaste a tocarlo? Fueron las mejores lecciones, eres una gran maestra —Lexa de nuevo sintió sus ojos picar—. No sé porque, pero ahora cada que un recuerdo tuyo pasa por mi memoria, siento ganas de llorar. Valentina despierta, todas queremos que lo hagas.

Juliana estaba a punto de entrar, pero al escuchar un sollozo no entro, abrió ligeramente la puerta y miro que estaba Lexa allí con Valentina, quería ir a abrazarla para consolarla, pero no quería interrumpir.

"Las lágrimas a veces son una salida fácil para sentirte mejor, no me verás llorar frente a ti a menudo, pero te quiero hacer saber que cuando veas a alguien así déjalo llorar, lo necesita, porque a veces la tristeza es más fuerte que la alegría."

Juliana cerró la puerta y se fue de nueva cuenta hacia la cafetería del hospital, necesitaba despejarse un poco, pues también ella quería llorar, no le gustaba ver a sus amigas tristes, después seguiría leyendo para Valentina.

Mi Bella Durmiente |JuliantinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora