Libro: El Conde De Montecristo.
"No hay felicidad o infelicidad en este mundo; sólo hay comparación de un estado con otro. Solo un hombre que ha sentido la máxima desesperación es capaz de sentir la máxima felicidad."
੭
—Te lo digo de este modo Juliana —dijo Lexa aun con la boca llena—. Deberías dejar que al menos lea un párrafo, ¿no crees?
Juliana y Lexa se encontraban en un pequeño restaurante local, Lexa estaba comiendo ensalada, mientras que Juliana estaba comiendo sándwich .
—No quiero que lo hagas —suspiro—. Esto se lo prometí a Valentina, tengo que hacerlo yo, nadie más.
—Suenas a una novia posesiva —Juliana dejo caer los palillos al escuchar eso.
Lexa le dio un sorbo a su bebida y después miro a Juliana.
—¿Qué? ¿Por qué pones esa expresión? Ustedes salían ¿no?
—Para nada.
Lexa dejo de masticar para mirar a Juliana, sus ojos se habían abierto de la sorpresa, pues no esperaba tal respuesta de la pelinegra.
—¡Me estas jodiendo! —exclamo Lexa con la boca llena.
—Primero trágate eso, siento que te vas a ahogar si sigues hablando y comiendo de esa manera.
Lexa paso el bocado y de nuevo agarro su vaso que contenía refresco y le dio un largo trago, cuando termino su mirada se dirigió de nueva cuenta a Juliana.
—¿No saliste con ella? —Juliana dio un gesto de negación en respuesta—. Debe ser una broma, Juli, se veía a leguas que Valentina y tu eran más que amigas.
—No porque pasemos el tiempo juntas significa que salíamos, ella y yo no tenemos nada.
—Sinceramente estoy sorprendida —dijo Lexa.
A Juliana no le parecía sorprendente, pues Valentina no se veía tan interesada en ella, era cierto que a veces le daba detalles, muy lindos, además recordó las notas de los anteriores libros, aun se le ponía la piel de gallina la recordar el tierno apodo que le había escrito, le causaba una hermosa sensación de alegría recordar aquello.
—No debería sorprenderte —Juliana seguía comiendo.
—¿Por qué no? Si Valentina se te declaro.
Juliana levanto la vista hacia Lexa, tenía la mirada confundida, por lo que Lexa supo en ese momento que había hablado demás.
—No te lo dijo, ¿verdad?
—No —Juliana negó con la cabeza, Lexa dio un suspiro y se acomodó en su silla.
—Valentina me había dicho que se te iba a declarar el día del accidente.
Juliana dejo de comer al escuchar aquello.
—Inclusive había preparado el discurso más cursi del mundo, y luego...
—Eso ocurrió —completo Juliana con voz apagada—. Ahora sé porque me había citado en aquel lugar.
—Supe que habían cambiado de lugar.
—Si, el otro estaba demasiado lleno, y le avise, me había dicho que la esperar en otro lugar.
Lexa se sentía algo incomoda hablando de aquello, no le gustaba recordar momentos tristes, y claro tampoco a Juliana.
੭
Juliana llevaba en sus manos no solo el libro, sino que también un pequeño ramo de flores, eran claveles rosas, una de sus flores preferidas.
—Valentina, aquí estoy —dijo Juliana viendo a la chica que dormía plácidamente.
Coloco las flores en el pequeño florero que se encontraba en la mesita la habitación y se acercó a Valentina, agarro la mano de la más pálida y la acaricio delicadamente.
—Ahora en verdad que me siento culpable por lo que te paso —una pausa—. Lexa me dijo que ibas a confesarme tus sentimientos, eso iba a ser muy lindo de tu parte—. Juliana sintió un nudo en su garganta—. Sabes que definitivamente te hubiera dicho que si al instante, ni siquiera lo pensaría.
Juliana recargo su frente en el brazo de Valentina, sentía sus ojos picar, sentía las lágrimas acumularse, no quería llorar, pero sentía la gran necesidad de hacerlo.
—No debí cambiar de lugar, tal vez sino te lo hubiera dicho, las cosas serian diferentes y estarías despierta, sonriéndome, enojándote por las travesuras de Isabella y Lexa, cantando con Katherine, dándole consejos a Laila, o simplemente ayudándole a Janice a preparar la comida. Todo es mi culpa.
Juliana soltó un sollozo mientras apretaba sus parpados, quería evitar que sus lágrimas salieran.
Sabía que tenía que ser fuerte, sabía que Valentina seguro le diría que no tiene la culpa de nada en absoluto, levanto la mirada y sonrió algo triste viendo a la chica dormida frente a ella.
—Creo saber lo que piensas, seguro estas diciéndome que deje de estar llorando, lo haré, pero créeme que no podre evitar llorar cuando salga de aquí.
Juliana abrió el nuevo libro que tenía en sus manos, sonrió al ver que ahí estaba escrita una nueva nota.
"Juls, si alguna vez me extrañas, allí te dejare a un oso peluche para que te haga compañía mientras no esté a tu lado, creo que es una buena compañía para ti, y cada que lo veas recuerda: no me he ido para siempre, estaré de regreso para estar contigo."
La pelinegra no aguanto y unas lágrimas estaban rodando por sus mejillas, nunca se hubiera imaginado encontrar aquellas palabras en ese libro.
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Mi Bella Durmiente |Juliantina
RomanceJuliana Valdés lee un libro cada semana para Valentina Carvajal, la chica de la habitación 127. La chica que está en coma. ՙ 𓄼 Capítulos cortos. ՙ 𓄼 Género: angst ՙ 𓄼 Adaptación permitida. ՙ 𓄼 Historia de original de @Lucy_Trejo27 ՙ 𓄼 No copia...