Capítulo 44.

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Libro: Cartas De Amor A Los Muertos.

"Tal vez en eso consistía el amor, en atesorar para siempre una vida, una persona o un momento."

¿Qué era lo más difícil en estos momentos para Juliana Valdés? Ver la repisa de libros de Valentina y sentir un escalofrío recorrerlo por completo, el siguiente libro era uno que sí podía durar una semana, pero el último... ese no lo era, ¿qué debía hacer?

Por instinto saco su celular y llamo al primero que se le ocurrió y ese fue Katherine.

—¿Bueno? ¿Juli? ¿No es muy temprano para que marques? —se escuchó una voz somnolienta, y es que Katherine descansaba los sábados y ese era un sábado.

—Katherine, ¿tienes alguna idea de cómo leer más lento?

—¿Eh? ¿Por qué?

—Es que siento que el último libro es demasiado corto y.... no quiero terminarlo tan rápido.

—Mmm puedes leer despacio, tal vez ¿qué te parece leerle menos de quince páginas?

—Es algo tonto.

—Bien, entonces... ¿y sí buscas otro? ¿O relees otro libro?

—¡No planeo hacer eso! Prometí leer los de la repisa.

—Entonces deja de alarmarte.

—No estoy alarmada.

—Vas a ir a leerle, ¿no?

—Por supuesto, iba a salir cuando me di cuenta de los libros que faltaban... y solo me queda uno por leerle.

—¿Quieres que te acompañe?

—No es necesario, iré sola.

Colgó sin esperar alguna queja de Katherine, agarro el siguiente libro en sus manos y salió de su departamento para dirigirse hacia el hospital.


Por alguna razón a Juliana se le había hecho demasiado largo el camino hacia el hospital, incluso sentía que no debía de ir en esos momentos, pero no dejaría que ese ligero toque de miedo la incomodará tan fácilmente.

Entro a la habitación y allí la vio, dormida como ya se le había hecho costumbre verla.

—Val, te ha crecido mucho el cabello, supongo que cuando despiertes querrás hacerte un corte de inmediato, no te gusta que roce tu cabello en tus parpados.

Se acerco hacia su respectivo lugar y miro a Valentina, en la mesita había un ramo eran claveles blancos, pero Juliana los había ignorado, solo se fijaba en aquella chica de cabellos rubios y piel tan blanca como el azúcar.

—Estoy preocupada Val, me queda un libro aparte del que traigo conmigo, ¡no quiero terminar de leer! ¿Acaso escondes libros que no están en tú estantería? Me gustaría que así fuera.

Juliana sabía que no era así. Abrió el nuevo libro que leería para Valentina, "Cartas de Amor a los Muertos".

"Déjate de preocupaciones y solamente pásala bien cada día, sí crees que algo no tiene una solución, allí estarán tus amigos para ayudarte, verás que siempre son de gran ayuda."


Juliana llego a su departamento, había llamado a Janice y a Isabella, en verdad que necesitaba contarles aquello, y lo hizo, les dijo que solo faltaba un libro y que estaba preocupada, que no quería terminarlo tan rápido.

—Sí lo termino antes, la... la desconectaran —apretó sus manos para formar puños—. Y no quiero eso. Sé que lo prometí, pero...

Sintió una mano en su hombro era de Isabella, la miro y vio sus ojos estaban cristalizados, juraba que en cualquier momento iba romper a llorar, su vista paso ahora a Janice quien le daba una sonrisa triste.

—Juli, tranquila, puedes leerle lentamente, no debes preocuparte, solo lee lentamente, y estoy segura de que ella despertará antes de que termines ese libro.

Y Juliana pudo sentir aquella esperanza en su pecho, podía confiar en aquellas palabras, de eso estaba segura.

Mi Bella Durmiente |JuliantinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora