Capítulo 39.

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Libro: De La Tierra A La Luna.

"No sé si los mundos están habitados, y como no lo sé, voy a verla."

Juliana corría mientras se cubría con el paraguas de las gotas frías de lluvia, el pronóstico había dicho que no llovería ese día, pero la insistencia de Katherine de que llevará un paraguas cuando fuera a verla en la escuela de baile, la había hecho reflexionar un poco y decidió llevar un paraguas, y vaya que fue su mejor decisión.

Se detuvo en cuanto vio que el semáforo no estaba a su favor, no se acercó demasiado a la orilla de la acera, había un gran charco y cualquier automovilista que pasará a alta velocidad podía empaparla con agua de ese charco.

Espero un poco viendo como el vapor salía de su boca y desaparecía en unos instantes, en verdad que hacía frío allí, Katherine le había llamado esa mañana de su día libre para pedirle que le ayudará con una de las coreografías que estaba planeando para un concurso, Juliana estaba feliz de haber recibido esa invitación, hace mucho que no ha vuelto a bailar junto a Katherine y Lexa.

Las nubes no daban señal alguna de despejar el cielo, a Juliana ciertamente le gustaba la lluvia, había aprendido a verle el lado bueno gracias a Valentina.

"La lluvia no es triste Juls, es alegría para un desierto, es vida para las plantas, es emoción para un animal sediento, ¿qué es para ti ahora?"

No había respondido esa pregunta, pero estaba segura de que ahora si tenía la respuesta perfecta.

—Para mí la lluvia son viejos recuerdos, Valentina —dijo en voz baja sonriendo mientras veía las gotas caer del cielo.

Cruzo la calle y volvió a retomar el paso rápido para poder llegar, faltaba menos de una cuadra. Después de ayudar a Katherine iría a ver a Valentina, quería que escuchará su respuesta a esa pregunta.

Se detuvo en cuanto miro el nombre de la academia de baile, sonrío y sin esperar más entro, se escuchaba la música en todo el lugar, no había más que dos paredes de espejos y un gran salón con piso de madera, la luz era tenue, Juliana no sabía cuál era la canción que en esos momentos estaba.

—Lo siento, pero las clases terminaron hace... ¡Juliana!

—Katherine, he llegado —sonrío la pelinegra—. ¿Vendrá Lexa?

Katherine negó con la cabeza.

—Sólo te necesito a ti en estos momentos, sé que cuando escuches está canción sabrás cual es la coreografía perfecta.

Katherine busco en su celular, estaba atenta leyendo los títulos de las canciones y cuando encontró la que quería sin dudarlo le dio play para que Juliana la escuchará.

—Es está.

—¿Sia? Espera es...

—Chandelier.

Juliana sonrío ante esa respuesta afirmativa, le recordaba los viejos tiempos, Juliana y Lexa habían creado una coreografía con esa canción, mientras que Katherine les había ayudado a perfeccionarla.

—¿Por qué está canción?

—Sólo se me ocurrió —sonrío—. Sé que ya habían creado una coreografía, pero quiero hacer otra, en especial para esta ocasión. El concurso es un estilo de baile muy libre, y está canción se me hizo la indicada, ¿me ayudarás a crear una nueva coreografía?

—Por supuesto que sí Katherine.

Ambas chicas chocaron las manos y Katherine coloco la canción para que ahora se escuchará en toda la sala de prácticas.

Comenzaron escuchando la canción y poniendo algunos pasos, cada una hacia sus propias aportaciones, a Katherine le encantaba llevarse más por el ritmo de la canción, y a Juliana le encantaba ver cuáles eran los pasos indicados para tal ritmo, entre las dos iban practicando poco a poco, aumentando los pasos.

Se escuchaban las risas cuando alguna de ellas se equivocaba, también cuando algunos pasos se veían algo graciosos, por la mente de Juliana pasaban muchos recuerdos, en especial cuando habían creado esa coreografía, esa vez ni siquiera era por un concurso, simplemente había sido un reto que les había hecho Isabella a Lexa y a ella.

El sudor escurría por sus frentes, ninguna de las dos sentía el pasar de los minutos, solamente eran ambas bailando, disfrutando de la creación de la coreografía, ni siquiera se dieron cuenta que muy pronto iba a terminar el horario de visita en el hospital, faltaba una hora para que terminará.

La canción de nuevo termino y ambas chicas se sentaron en el piso exhaustas, en verdad que era un trabajo duro crear coreografías, se miraron y sonrieron.

—¿Gustas algo de agua? —pregunto Katherine.

—No, estoy bien —suspiro—. Ya casi la terminamos.

—Sólo falta el final, son como unos veinte segundos de la canción, ya eso creo saber el final perfecto.

—¿Sabes? Todo esto me hace recordar... cuando terminábamos de bailar y Valentina nos traía bebidas e Isabella algo de comida.

—Sí, hermosos momentos de la vida, créeme que me gustaría que en estos momentos todas ellas entraran y... estuvieran aquí —Katherine sonrío con tristeza—. Sólo espero que esos momentos regresen.

Juliana miro el techo de color blanco mientras sonreía, en verdad que ella también quería que esos momentos regresasen.

—Por cierto —miro a Katherine—. ¿Fuiste a verla hoy?

Y la pelinegra abrió sus ojos como platos, ¿cómo es que se le olvido?

—¡Cierto! Tengo que ir a verla —miro la hora—. Tengo tiempo, solo espero me dejen quedar al menos una hora y media.

—Bien —Katherine se levantó y le ofreció una mano a Juliana para ayudarla a levantarse—. Envíale mis saludos a tu bella durmiente.

—Lo haré.

—¿Qué libro leerás para ella?

—¡Oh! —fue a su mochila y saco el siguiente libro—. Es este.

"De la Tierra a la Luna" de Julio Verne, ¡es mi autor favorito! Amo todas sus obras.

Le entrego el libro a Juliana, la pelinegra se despidió de Katherine y salió de nueva cuenta corriendo, pero esta vez hacia el hospital y para su buena suerte no estaba lloviendo.

"A veces ayudar a tus amigos te trae recuerdos que siempre has valorado, aunque tu creías que estos ya no estaban en tu memoria."

Mi Bella Durmiente |JuliantinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora