Capítulo 19.

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Libro: El Rastro.

"Lo llaman el apagón. El blackout. Despertar sin idea de donde estas ni que fue lo que paso. Ya aquí estoy."

Ir al cine con tus amigas tal vez sea la mejor idea del mundo, pero hay veces en las que no, para Juliana en estos momentos era así, Madeline no paraba de contar sus chistes "de primera categoría" como ella les decía, mientras que Isabella y Lexa se reían más por la risa sonora de Janice que por el mismo chiste.

Laila estaba comprando las entradas, mientras Katherine y ella estaban en la fila para comprar las palomitas y algunos caramelos que con insistencia habían pedido Isabella y Lexa.

Dio un suspiro largo, Katherine estaba concentrada revisando la hora en su celular, ni siquiera le estaba prestando atención a Juliana, la pelinegra veía juguetear a Isabella y Lexa, mientras que Janice se reía de ellas, Laila apareció con las entradas en sus manos y como era habitual Isabella celebro por ello alzando los brazos al cielo.

Katherine sonrió al ver la alegría de sus amigas, pero al ver la expresión de Juliana, su sonrisa dejo de estar en sus labios.

—¿Qué te ocurre Juliana? —pregunto Katherine algo preocupada.

—Nada.

Es era una gran mentira, se sentía triste, solo había una razón, y esa era que la ojiazul no estaba entre ellas, cuando iban al cine todas juntas Valentina y Laila eran las que iban por las entradas, Valentina regañaba a las chicas por estar jugando, a veces se quedaba dormida a media película y Lexa le lanzaba palomitas para despertarla, pero ahora... era la primera vez que iban al cine sin ella.

—Vamos Juliana, puedes decirme lo que te pasa.

—No estamos todas —dijo casi en un susurro.

Katherine miro a las chicas que se encontraba platicando, esperándolas, y su mirada regreso a la pelinegra a su lado.

—¿Por qué dices eso? Estamos todas aquí.

Juliana trago grueso porque sentía un nudo que se estaba formando en su garganta.

—Es como si de verdad la estuvieran olvidando —Juliana sonrió con tristeza.

Katherine se sorprendió por eso, de repente se dio cuenta de lo que había dicho, era cierto, no estaban todas, no estaba Valentina con ellas.

—Lo siento, no lo recordaba.

—No importa, parece que soy la única preocupada por ella.

—No eres solo tú, todas lo estamos.

—Ni siquiera la han ido a ver —Juliana apretó los puños.

—Estamos ocupadas Juli, no tenemos...

—¡Claro que tienen tiempo! —ya era su turno de pasar a comprar—. Ya, no importa.

Juliana no iba como antes, iba cabeza abajo en dirección a la habitación de su bella durmiente, ni siquiera había terminado de ver la película, se había salido del cine, no quería seguir viendo esa película.

Abrió la puerta de la habitación, se percató de que había un pequeño ramo de flores en la mesita de noche, eran margaritas, Madeline había estado allí antes que ella, pero ¿Cómo? Se supone que estaba en el cine con las demás.

Cerró la puerta y se dirigió hacia en donde estaban las flores, estaba a punto de tocar los pétalos cuando escucho que la puerta era abierta, Juliana se volteo para ver de quien se trataba, su sorpresa fue grande al ver a Madeline quien venia con un libro en sus manos.

—¿Pensé que no llegarías? Pero qué bueno que estas aquí —le mostro el libro—. Has olvidado esto en el asiento del cine, vine a traerlo, supongo que lo necesitaras.

Madeline camino hasta Juliana y le entrego el libro.

—¿Qué haces aquí? —era obvio que ya se lo había dicho, pero parecía que Juliana no le había puesto atención.

—Vine a entregarte esto —señalo el libro—. Y también a ver a Valentina.

Silencio.

Madeline volvió a hablar.

—Katherine me dijo lo que dijiste.

Juliana en ese momento se sintió algo incomoda, desvió la mirada para no ver a la mayor a los ojos.

—Juliana, no es que nos olvidemos de ella, siempre pienso en ella y créeme que ahora hasta rezo porque despierte pronto, todas la extrañamos, y ahora que no estaba con nosotras en aquel cine, supimos lo mucho que la extrañamos, Katherine a veces llora cuando ve que no está con ella platicando, Isabella incluso ha querido llamarla por teléfono para pedirle un consejo y con tristeza recuerda que no está, Lexa a veces olvida que ya no debe poner platos y cubiertos para siete personas cuando nos reunimos, Laila extraña cuando Valentina iba a pedirle un libro, yo extraño que me ayude a cocinar mientras platicamos. Todas la extrañamos.

—Lo sé —dijo, Madeline abrazo a Juliana por unos segundos.

—Animo Juli, y no pienses que hemos olvidado a tu bella durmiente —Madeline le dio unas palmaditas en la espalda—. Nos vemos luego.

Madeline salió de la habitación y Juliana con el libro en sus manos se acercó a su respectivo lugar y miro a Valentina, suspiro y sin miedo alguno se acercó y le dio un beso en la mejilla.

—Diecinueve semanas, aun quiero que despiertes, te esperare el tiempo suficiente Valentina, incluso no creo poder cumplir mi promesa, quisiera leer cada vez más lento para ti.

Juliana abrió el libro y la nota escrita a mano por Valentina estaba frente a ella.

"Juliana, vamos a la búsqueda de alguien, vamos a buscar a esa persona importante, descubramos lo que hace cuando no estamos, descubramos porque nos interesa tanto, me gustaría que dejaras un rastro para saber si soy la indicada para ti."

Sonrió ante esa nota y agarro la mano de la chica.

—No es necesario, sé que eres la indicada.

Mi Bella Durmiente |JuliantinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora