Capítulo 22

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Libro: El Señor De Las Moscas.

"Caminaron juntas, como dos universos distintos de experiencia y sentimientos, incapaces de comunicarse entre sí."

Juliana tenía cerrados sus ojos mientras acariciaba la suave piel de la chica que se encontraba durmiendo, había llegado temprano, lo había logrado, y se sentía feliz de estar al lado de Valentina, en verdad que solo necesitaba escuchar su tranquila respiración.

Eso lograba tranquilizarla de la mejor manera posible, aun con los parpados cerrados, imaginaba que Valentina despertaba, no sabía cómo reaccionaría cuando eso sucediera, tal vez se lance encima de ella y la abrace mientras pronuncia su nombre con mucha alegría, tal vez incluso llore de felicidad al verla despierta, tal vez se quede en su lugar sin poder creer que ella ha despertado.

Juliana no estaba muy segura, había cientos de posibilidades, había cientos de imágenes mentales que podrían ser posibles, y todas le parecían geniales, porque había algo en común, en todas estaba feliz por ver a Valentina Carvajal despertando de su profundo sueño.

—¿Sabes? Desearía que todo fuera tan fácil como en los cuentos de hadas —dijo Juliana sin abrir los ojos, aun continuaba dándole caricias al brazo de Valentina—. Me gustaría que, por un deseo mío, despertases para verme de nuevo, me gustaría tener una varita mágica que me ayude a que despiertes, me gustaría retroceder el tiempo para evitar el accidente, como desearía que con solo darte un beso... despertaras de tu profundo sueño.

La pelinegra abrió los ojos y miro a Valentina, vio sus rubios cabellos que caían en su frente, su cabello había crecido un poco, ya casi estaba a punto de taparle los ojos.

—Ridículo, ¿no crees? —suspiro—. Eres muy realista para pensar en cuentos de hadas, me lo has dicho muchas veces, pero... vale la pena soñar despierta algunas veces —aparto la mirada de Valentina—. Leí un poco tu diario, y descubrí que desde niña te gustaba ese cuento, la bella durmiente, es algo irónico que te este pasando casi lo mismo ¿no crees? —sonrió—. Solo que esta vez tu príncipe no puede despertarte, y eso me hace sentir algo inútil.

Dejo de acariciar la pálida piel de Valentina y se incorporo bien en su silla, Juliana había dejado la ventana abierta, se podía escuchar a las aves que aleteaban, volando cerca, los rayos de sol eran fríos, apenas y podías sentir que te calentaban ligeramente la piel, esos días eran en los que Juliana quería dormir en todo el día.

—Valentina, ¿Por qué ahora si siento la necesidad de que, aunque sea solo me mires? Ya no verte paseando por el apartamento me hace sentir muy solitaria, a veces sirvo dos cafés pensando que estás dándote una ducha, creo que sigo mas dormida que despierta cuando hago eso. A veces agarro el peluche de Teddy y me pongo a charlar con el —sonrió—. Suena tonto, y una vez Isabella me descubrió y me dijo loca, pero sinceramente no me importo.

Juliana ya no le daba tanto interés a lo que decían sus amigas, Isabella ese día le comento a las demás sobre eso, y Janice le sugirió que era mejor hablar con alguna de ellas, pero Juliana no se sentía muy segura de eso, usualmente hablaba con Isabella sobre sus problemas, pero después fue Valentina quien la escuchaba inclusive más atentamente, así que se refugio más en de la rubia.

—Laila quiere hacer otra reunión, esta vez en el apartamento de Katherine, no quiero asistir, dicen que no me debo de alejar de ellas, y están en lo correcto, pero no me he sentido con ánimos de salir con las chicas, prefiero estar contigo. A veces creo que ahora hacen reuniones mas seguido para poder distraerse y olvidarte por unos momentos, pero a mi no me funciona, siempre pienso en como estarás, pienso en si tendrás algún avance, o en cual será el siguiente libro que estaré leyendo para ti.

Juliana agarro el libro que se encontraba en la mesita de noche y dio un largo suspiro, era momento de comenzar a leer.

"Si estuvieras en una isla, ¿a quién llevarías contigo? Me han hecho esa pregunta tantas veces, antes respondía que no tenia a nadie y que me gustaría estar mejor con unos buenos libros, pero ahora, cuando me hagan esa pregunta, con una sonrisa siempre responderé; con Juliana Valdés, así que, ¿Qué dices? ¿Me acompañas?"

—Sabes que si Valentina, no solo te acompañaría en esa isla, si no que te acompañaría a todas partes, así ni tu ni yo, estaremos solas—dijo y le dio un pequeño beso en la mejilla.

Mi Bella Durmiente |JuliantinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora