Capítulo 43.

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Libro: Rayuela.

"Como no sabías disimular me di cuenta en seguida de que para verte como yo quería era necesario empezar por cerrar los ojos."

No era invierno, pero se sentía como invierno, el aire parecía que lograba colarse y congelarte hasta los huesos, principios de otoño a Juliana le fascinaba el otoño, pero lo que no le gustaba era que a veces le ganará al invierno en cuanto a frío se tratará.

Caminaba por las calles de la ciudad, sin nada mejor que hacer, había decidido tomarse unos días de descanso, su jefe no se los negó pues siempre se esforzaba demasiado en el trabajo y más por estos días.

Juliana estaba agradecida, al menos la vida había hecho algo que ella quería, una de las tantas cosas, y una que aún no le había cumplido era su ansiado deseo de poder ver de nueva cuenta a Valentina caminando con ella.

Sabía que era posiblemente demasiado lo que pedía, pero sería muy feliz al tenerla allí de nueva cuenta, escuchar sus pasos cuando se levantaba casi a media noche por un vaso de agua porque tenía sed, escucharla llegar de su trabajo, inclusive extrañaba sus comentarios sarcásticos.

Tiritaba de frío en esos momentos, y quería saber si acaso Valentina estaría a su lado y le prestase su bufanda para que dejará de temblar, es muy claro que ella lo haría y más si se tratará de ella.

Juliana no tenía un camino en específico, lo único que sabía era que sus pies la estaban guiando en esos precisos momentos, y eso era lo que más importaba. Pero nunca creyó terminar frente a una librería, y no era cualquier librería, allí se vendían libros de segunda mano.

No quería entrar, pero el viento era tan frío que sin pensarlo tanto ingreso a la librería, el golpe de calidez fue evidente para ella y sintió como su cuerpo se lo agradecía relajándose, al parecer se le habían congelado hasta los nervios.

—¡Bienvenida! —le dijo una mujer de la tercera edad.

La señora vestía prendas muy abrigadoras, su boca era cubierta por una bufanda, sus arrugas eran poco notorias, pero su cabello era casi grisáceo.

—Buen día —saludo con una sonrisa.

Su mirada paso por aquellos estantes que los rodeaban, el olor era a humedad, como si un lugar tuviera demasiado encierro, pero de alguna manera le tranquilizaba, camino unos pasos hacia los estantes y miro algunos de los libros, había unos que ni siquiera conocía, autores que jamás en su vida había escuchado el nombre.

—¿Buscabas un libro en particular?

—No, no exactamente, parece que mis pies me trajeron aquí.

Por alguna extraña razón la señora se sorprendió, sabía que había escuchado esas palabras anteriormente, y quería hacer memoria, tenía que recordar cuando había escuchado aquellas palabras.

Dio una sonrisa en respuesta cuando recordó perfectamente quien le había dicho también aquellas palabras.

—Me recuerdas a aquella muchacha que una vez vino aquí, dijo lo mismo que tú.

La pelinegra estaba sorprendida, ¿cómo era posible que dos personas dijeran las mismas palabras sin siquiera conocerse?

—¿En serio? Y eso ¿cuándo sucedió? —Juliana en verdad estaba muy curiosa.

—Ya tiene tiempo, recuerdo que entro aquí cuando era verano, tampoco buscaba un libro, y me había dicho aquellas palabras "parece que mis pies me trajeron aquí".

Juliana aparto la mirada de la señora en cuanto vio que ella avanzo cerca de una de las estanterías.

—Se quedo aquí más de media hora, leyendo los títulos de los libros, hasta que agarro uno de estos —la señora agarro un libro en la portada se veían letras grandes en color negro y una piedra en medio de estas.

La señora se lo entrego.

La pelinegra entreabrió los labios al ver el título del libro "Rayuela" de Julio Cortazar, casualmente el mismo que estaba leyendo para Valentina.

—¿Le dijo su nombre?

—Claro, al igual le dije el mío, dijo que regresaría después de terminar de leerlo. Era mmmm Valentina. Creo ese era su nombre.

Juliana sonrió sin ver a la señora, solo veía la portada del libro.

—Esto es raro, pero creo que la conozco.

—¿En serio? Qué curioso, es una muchacha muy agradable, dale mis saludos.

-—Sí... se los daré.

"No es raro seguir los pasos de otros, a veces inclusive te das cuenta de que a todos los que conoces tienen algoritmo en común contigo, y eso los hace únicos, porque son parte de tu vida."

Mi Bella Durmiente |JuliantinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora