𝕆𝕟𝕖 𝕊𝕙𝕠𝕥𝕤

Lo prometí

—¡Mocosa, es la tercera vez que te habló, despiértate! —gritó Levi cerca de perder la paciencia. Desde la cocina, siendo suficiente el tono de su voz para llegar hasta la habitación del fondo donde su novia continuaba durmiendo—. ¡Son las doce y media del día!

Dentro de la habitación ____ se removió incómoda entre las cobijas. Escuchó claramente las palabras de su novio y la molestia que crecía con cada minuto que pasaba y no salía.

Hace dos días arribaron a una pequeña casa que rentaron. No había ocasión especial como un aniversario, cumpleaños o navidad, simplemente una pareja necesitada de un breve descanso luego de tanto trabajo, rutina y estrés.

Resultó un verdadero reto ordenar las cosas en sus trabajos para que los días que tomarán, así como la cantidad de ellos, fuera al mismo tiempo y sin riesgo de tener contratiempos u obstáculos.

Por otro lado convencer a Levi bastó con decirle:

"—¿Deberíamos tomar un descanso?"

El mismo día que ____ lo propuso aceptó. No intento hacerla cambiar de opinión, darle ánimos a seguir o poner su trabajo como impedimento. Lo único que respondió fue un:

"—Si. Sería buena idea"

El hecho de que él, Levi Ackerman, aceptará tomar unas vacaciones de cinco días, olvidandose del trabajo y reasignando sus obligaciones a alguien más, además de dejar el departamento que ambos compartían a cargo de otra persona que se encargaría de limpiarlo y mantenerlo en orden, solamente recalcaba el gran cansancio que sentía por vivir en una clase de rutina.

Un cambio siempre es necesario.

Más si no deseaban que su relación se volviera algo monótono y aburrido.

—Ésta floja —murmuró impaciente

No de en vano se dispuso a preparar un modesto desayuno, el cual se enfriaba con el paso del tiempo.

Hartó, decidió levantarse de la silla frente a la mesa del comedor, dejar su taza de té a medias e ir a la habitación. No se molestó en llamar a la puerta, abrió deprisa encontrándose a ____ todavía acostada de lado, dándole la espalda y con las cobijas cubriendo hasta sus mejillas.

Golpeó la puerta tres veces seguidas, avisándole de su presencia y consiguiendo que se moviera sutilmente.

—Es la última vez que te llamó mocosa —advirtió serio—. Si no estás en las mesa en tres minutos vendré a levantarte a mi modo

Volvió al comedor sin esperar, ni obtener, respuesta.

Con tan solo oír las palabras "a mi modo" entendió que no le convenía mantenerlo esperando.

Aún recordaba perfectamente la vez que fue a despertarla estando en el departamento, un día de invierno particularmente frío, entrando al cuarto después de llamarla sin éxito cinco veces, quitándole las cobijas de golpe provocando que despertara por el frío.

Soltó un quejido largo antes de sentarse a la orilla del colchón algo mareada. Tardó unos segundos en aliviar el mareo que no le permitió levantarse.

Inmediatamente tras quitarse la única cobija que la cubría un escalofrío la envolvió de pies a cabeza, sintiendo frío a pesar de estar en verano. Apresurada volvió a taparse el torso, arrastrando la cobija al conseguir ponerse de pie.

«—Algo no está bien —pensó preocupada»

Sus pasos eran lentos, inestables, caminaba sosteniéndose de la pared. Se sentía débil, cansada pese a estar varias horas durmiendo, con frío en un clima caluroso. No pudo pedir ayuda pues tenía la boca seca.