Historia de una noche

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10:00 p.m.

Finalmente el último semestre de universidad concluía para todos los estudiantes. La única forma de celebrar ese gran y único evento de manera correcta, o al menos en palabras de Erwin Smith, era realizando una fiesta inolvidable en su casa. Música. Luces de colores. Comida. Bebida. Risas. Baile. Chicas y chicos divirtiéndose como no pudieron hacer durante el semestre. Definitivamente la noche prometía ser inolvidable.

—Vete al carajo, Erwin. No pienso quedarme aquí —refutó Levi Ackerman dando media vuelta al llegar a la sala atiborrada de gente—. Me dijiste que sería una reunión pequeña

—Y lo es —dijo sonriendo—. En mi casa solo hay espacio para cincuenta personas, tuve que dejar afuera a muchos. Considérate afortunado porque te invite

—No me siento afortunado en absoluto

—Vamos, abuelo. No seas aguafiestas. Ya que estás aquí disfruta de la fiesta un rato —trato de persuadirlo entregándole un vaso rojo llenó—. No puedes irte apenas llegas, es muy descortés de tu parte

—¿Descortés? —repitió fulminándolo con la mirada—. Lo dice el que me arrastró aquí con mentiras

—Creo que alguien me habla en el fondo. En fin, disfruta la fiesta. Si te vas me aseguraré de que la próxima fiesta sea en tu casa

La forma de hablar de Erwin fue tan rápida que delató su descarada huida. Levi estaba seguro que nadie le hablaba, y aunque lo hicieran era imposible que escuchara con la música tan fuerte, apenas él podía oír a Erwin a unos pasos de distancia.

—Tch, carajo —expresó irritado, bebiendo un largo sorbo del amargo líquido marrón—. Por lo menos compró whisky decente

Levi echó una mirada a su alrededor, observando a las personas que bailaban y reían en pequeños grupos. La música y las luces lo incomodaron, nunca fue de ambientes extravagantes. Noto que la barra de madera instalada frente a un modesto mini bar se hallaba desocupada, decidió recluirse en ese espacio a esperar que transcurriera el tiempo necesario para poder irse a casa. Lo que más quería al terminar su semestre era descansar.

11:30 p.m.

—Hange, por favor, vayamos a otra parte. Además, nunca me dijiste que vendríamos a una fiesta —dijo ____ intentando zafar su brazo del fuerte agarre de su amiga—. Sabes que no me gustan estos lugares

—Eso es porque nunca quieres venir, pero esta noche será inolvidable, ya lo verás —rebatió con una sonrisa

—Lo dudo

—____, solo intenta disfrutar un poco. Mírate —la señaló de pies a cabeza—. Te ves extraordinaria esta noche. Diviértete y socializa. Créeme, más de uno hará fila por bailar contigo

—Basta, Hange —le pidió sonrojada—. Tú me conoces y no soy así

—Lo sé —coincidió desanimada—. Pero hoy va a ser diferente. ____, esta noche intenta ser un poco más... Atrevida

____ negó.

—Yo no...

—¿Qué dices, Erwin? Ya voy —dijo Hange sin darle oportunidad a su amiga de terminar. Escapó en medio del mar de bailarines dejándola sola y sin escapatoria

𝕆𝕟𝕖 𝕊𝕙𝕠𝕥𝕤Donde viven las historias. Descúbrelo ahora