12 años

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Recargue la espalda contra el respaldo de mi silla, algo agotado y estresado por tantos documentos por revisar. Algunos estaban regados en el escritorio, otros guardados en las carpetas de los cajones y unos más reposaban en mis piernas mientras tomaba un breve descanso.

El sonido de la puerta interrumpió mi pequeño escape del trabajo. No tuve de otra que enderezarme en la silla y acomodar un poco los papeles, solo para que no se vieran tan desorganizados.

—Adelante

—Con permiso señor Ackerman —dijo con formalidad mi asistente—. Vengo a entregarle los últimos papeles que faltaban

Dicho esto, dejó una carpeta más sobre el escritorio y espero de pie.

—Gracias Jean. ¿Algún otro pendiente? —tomé la carpeta y empecé a hojearla

—Le llamaron unas personas por la tarde. Aquí tengo los recados

En el fondo esperaba que su respuesta fuera un no. Así finalmente podría irme a casa luego de un día entero metido en esa oficina.

Sostuve las pequeñas notas que me enseño, él hizo una leve reverencia para posteriormente retirarse.

Desechaba los recados luego de leerlos, mandando unos al escritorio que revisaría más tarde, otros más a la basura y especialmente uno permaneció en mi mano. Lo leí varias veces, esperando que quizá las palabras cambiaran si lo volvía a leer.

Sé que me pediste dejar de mandar recados, pero necesitó verte hoy en la noche.
Solo quiero hablar contigo.
Por favor Levi. Prometo no mandar más recados después de esto.

____.

Un suspiro de cansancio abandonó mis labios cuando termine de leer la nota por tercera vez. Sinceramente esta situación había llegado muy lejos. Si no dejaba las cosas claras de una vez todo podría complicarse más.

Agarre el teléfono de la oficina y marqué el número que ya conocía perfectamente. Tres sonidos se escucharon antes de que una voz al otro lado respondiera.

—Diga —escuchaba su respiración nerviosa cerca del teléfono. Demostrando lo ansiosa que esperaba esa llamada

—Soy yo ____. Recibí tu mensaje, otra vez —mencione eso último con un tono fastidiado

—Levi

No recordaba a alguien decir mi nombre con tanto entusiasmo

—Pensé que no me llamarías

—Tenía que hacerlo. Si lo que dice tu nota es cierto, entonces después de esta noche no volveré a recibir un recado tuyo en mi oficina

—Oh —un sonido de decepción se escuchó claramente a través de la línea—. Era por eso

—Por eso y porque también necesito hablar contigo ____

Poniéndome de pie, camine por la oficina sosteniendo el teléfono.

—¿De verdad? ¿Qué es lo que quieres hablar conmigo?

En su voz notaba cierta alegría y una espera por escuchar lo que tanto anhelaba. Lamentablemente lo que iba a decirle no sería nada de lo que esperaba escuchar.

—Prefiero hablarlo en persona —dije de forma tajante—. Te veo esta noche a las nueve, en el restaurante que ya conoces

𝕆𝕟𝕖 𝕊𝕙𝕠𝕥𝕤Donde viven las historias. Descúbrelo ahora