𝕆𝕟𝕖 𝕊𝕙𝕠𝕥𝕤

Par de idiotas

—Si, yo me quedaré con ella el resto de la noche —dijo Hange a través del teléfono, mirando sobre su hombro a ____ sentada en la orilla del sillón—. No creo que sea necesario que vengas tu también Erwin, puedo encargarme sola por esta noche. Quizá mañana temprano puedas venir a visitarla —esperó la respuesta por parte de él hasta finalmente cortar la llamada—. De acuerdo, nos vemos luego

Volvió a guardar el teléfono en su chamarra, se acercó hasta donde ____ permanecía en silencio, mirando únicamente al otro lado de la ventana como las luces de los edificios eran más brillantes esa noche.

Una lágrima recorrió desde su mejilla hasta caer en la palma de su mano, tan solo unos segundos pasaron para que muchas más siguieran el mismo camino.

No soportó verla de esa forma, apresurada tomó asiento a un lado y sujeto fuertemente ambas manos de su amiga.

—____...

Antes de poder decir otra palabra fue interrumpida.

—¿Por qué Hange? ¿Por qué lo hizo? —preguntó rogando una respuesta que le ayudará a entender. No volteo a verla en ningún momento, parecía hablar con ella misma, aunque se dirigía a la castaña

—No lo sé —declaró frustrada al no poder decir lo que esperaba—. Si supiera te lo diría de inmediato porque odio verte así. No eres tú, pareces alguien completamente diferente. ¿Dónde está mi amiga que nunca dejaba de sonreír? ¿Dónde está esa chica alegre que me contagiaba su alegría?

Luego de tanto tiempo intentando hacerla cambiar de posición Hange finalmente consiguió que ____ mirará a otro lado que no fuera la ventana, viéndola directo a los ojos, encontrándose con una imagen dolorosa. Sus ojos estaban hinchados, rojos de tanto llorar, no había ninguna expresión mas que tristeza e impotencia en su mirada. Incluso aunque la viera parecía no notar su presencia y simplemente observar el vacío.

—Quien sabe, yo también quisiera saberlo ¿Dónde está? —su voz se cortó en medio de las palabras—. Desde esta tarde siento que la he perdido y no podré encontrarla

—No digas eso ____ —la abrazó atrayendola suavemente, queriendo darle todo el apoyo que necesitaba—. No voy a permitir que pasé. Estaré contigo cuando me necesites

Pudo sentir las manos que débilmente correspondieron al abrazo. Aferrándose desesperadamente y llorando sobre su hombro.

—¿P-por qué... Por qué me engaño?

—Porque es un imbécil. No existe ninguna otra explicación

Durante toda la noche el llanto de ____ invadió su departamento, siendo el único sonido audible. Hange no busco reprimirla, estuvo a su lado limpiando esas lágrimas que continuaban apareciendo y cuidando de ella hasta que de una forma u otra se quedó dormida.

Tres semanas después

—____ tienes que salir un rato. No digo que debas ir a un viaje largo, solo sal de casa unas horas e intenta divertirte con nosotros —por cuarta vez en el día Hange trataba de convencerla para asistir a una pequeña reunión

—No tengo ganas Hange, pero gracias por invitarme. Ve tú, te he tenido días aquí conmigo y no se me hace justo arrastrarte junto a mí

Permaneció sentada en el sillón, abrazando sus rodillas contra su pecho mientras se tapaba con una cobija. El ruido de la televisión encendida dominó completamente el silencio tan largo formado por ambas. ____ no tenía ganas de seguir hablando y Hange ya no sabía que otros argumentos usar.