𝕆𝕟𝕖 𝕊𝕙𝕠𝕥𝕤

Tú eres mía

Al mirarse nuevamente en el espejo de cuerpo completo en su cuarto, le fue inevitable suspirar desanimada. El vestido blanco que portaba era hermoso, ceñido a su cuerpo del pecho a la cintura y suelto de la parte de abajo. Su velo era simple, llegaba un poco abajo de sus hombros y se ajustaba con una pequeña tiara. El peinado que decidió fue lo más sencillo posible, amarrando dos mechones por detrás con un pasador, quitando el exceso de cabello de su rostro y dejando unos pequeños mechones ondulados sueltos.

Debería ser el día más feliz de su vida. Se suponía de debía de serlo.

—Pase —dijo en voz alta luego de escuchar unos golpes en la puerta

—Estas hermosa ____ —se apresuró en decir Mikasa tras entrar—. Realmente eres la novia más bella del mundo

—Gracias —dijo forzando una sonrisa

—¿Qué tienes? ¿Estas nerviosa? Yo también lo estaba cuando me casé con Eren, así que te entiendo perfectamente

«—Pero tú te casaste con el amor de tu vida —pensó mientras se acercaba, tomando asiento en la cama junto a ella»

—Supongo que son nervios —dio un suspiro corto—. Llevo unos días sin dormir bien, seguramente porque cada vez se acercaba más el día

—Eso es normal ____. Ya verás que todo pasará en cuanto estés frente a él —ese tono comprensivo siempre estuvo presente en sus palabras—. De hecho, vine a recogerte. Ya debemos irnos o llegaremos tarde, y no quieres hacerlo esperar —sonrió emocionada

—No, claro que no —dijo apresurada—. Tienes razón, vámonos

Ambas se pusieron de pie. Mikasa ayudó a ____ a tomar su ramo y acomodar el velo. Pequeños arreglos que la hicieron lucir más hermosa. Aunque claro que Mikasa no quedaba atrás, el vestido rojo que traía la hacía lucir igual de bella.

____ se detuvo unos segundos bajo el marco de la puerta, respiró profundamente y dio el siguiente pasó hacia su futuro.

El carro ya las esperaba, estacionado frente a la casa y con el chofer listo. Abrió la puerta en cuanto vio a la novia acercarse. ____ entró primero, seguida de Mikasa que le ayudaba a que su vestido no sufriera daño o se ensuciara.

Durante el camino no pudo evitar perderse en el paisaje que veía por la ventana. Desde niña siempre soñó con su boda, ese día especial donde se uniría al hombre que más amaba. Todos los preparativos, los invitados, el salón, el banquete, su vestido, todo era como lo soñó. Excepto por una cosa, quien la esperaba al final del pasillo.

Sintiéndose mal por pensar en eso, desvió su mirada del paisaje. Concentrada en que las cosas salieran bien, verifico los últimos detalles de pies a cabeza antes de llegar. A pocos metros podía escuchar a la gente que esperaba ansiosa la boda. Entre más se acercaban mejor veía los rostros de sus amigos y familiares, esperando pacientemente a que ella llegara y bajara del coche, luciendo como la novia perfecta.

—¿Lista ____? —le preguntó Mikasa sosteniendo la puerta, esperando su respuesta como señal para abrirla

—Lista —respondió sin mucha seguridad

La puerta se abrió, bajo del coche y los aplausos no tardaron en escucharse, al igual que elogios hacía ella.

Fingió la sonrisa más feliz que pudo. Saludando a todos con esa sonrisa y agradeciendo mientras caminaba entre la multitud, por las palabras y la presencia de cada uno.

El camino del coche a la puerta del lugar fue más corto de lo que creyó. Los metros de personas que rodeaban su camino disminuyeron a centímetros. Parada al otro extremo del pasillo, esperaba a su padre, quien la llevaría en el último recorrido.