Miré una vez más la ropa que tenía puesta, un top y una falda negra en conjunto con unas botas de tacón negras, y solté un bajo suspiro a la vez que volvía a intentar acomodar mi cabello para que se viera presentable, Yaxkin me miraba desde la cama de la habitación con curiosidad, haciendo que me sintiera ridícula, como una mocosa que busca verse bien para llamar la atención del niño que le gusta.
—Me estresa verte así, ¿no se supone que se gustan mucho? No recuerdo haberte visto todos estos meses tan preocupada por cómo te ves para Ricciardo —lo miré por el espejo haciendo una pequeña mueca, tenía demasiada razón, pero el que dijera eso me sirvió para sacar algo de lo que tenía curiosidad hace un par de semanas atrás, desde que regresamos de Italia.
—Habla, ¿qué sabes? —pude ver que hizo una pequeña mueca antes de bufar y responder.
—Antes que nada, quiero decir que no era mi intención leer sus conversaciones... mientras estaba esperando un mensaje de Ricciardo donde dijera que ya te había encontrado se me fue el dedo y terminó subiendo hacia algunas conversaciones pasadas —solté una maldición por lo bajo al escuchar eso, claramente no fue un error como había pintado.
—¿Qué tanto leíste? —fui a sentarme a su lado y lo miré a los ojos, era lo único que podía hacer en esta situación.
—No leí mucho... pero solo fue cuestión de tiempo para que pudiera atar cabos. ¿Cómo terminaste metida en algo así? No me quejo, de no ser por eso creo que seguiríamos como antes... sin pasar tanto tiempo juntos y ni mencionar el hecho de que nunca los hubiera podido conocer; pero quiero una respuesta, por favor.
—Gibson fue a verme un día al trabajo, hizo varias preguntas y esperó a que saliera para hablar conmigo sobre un trabajo, me explicó que la prensa rosa estaba sobre Ricciardo... —mordí mi lengua antes de decir que acepté por él, no me gustaría que él se sintiera culpable o algo por el estilo— acepté ser su novia, hay un contrato y un acuerdo de respeto. Yaxkin, no puedes decirle sobre esto a alguien más, los únicos que debemos saber somos Gibson, Daniel y yo.
Se mantuvo un momento en silencio, por segunda vez en la vida quise poder saber qué pensaba, estaba curiosa por saber lo que pensaba acerca de esto, a pesar de haber tenido tiempo para procesarlo si tomo en cuenta el tiempo desde que lo supo. Estaba por volver a hablar, pero unos toques en la puerta me interrumpieron, logrando que lo mirara.
—Ve a abrir, guardaré el secreto —lo abracé suavemente y estaba por ir a abrir la puerta cuando aquella pregunta salió de sus labios, logrando que tragara con fuerza al dar con su mirada—. ¿Te gusta de verdad?
—¡Alegra ya se hace tarde, debemos irnos! —giré hacía la puerta al escuchar el grito de Daniel y volví mi vista a Yaxkin antes de asentir.
—Tienes que decirle, no sabes si él siente lo mismo por ti o es sólo el contrato que los mantiene juntos —hice una pequeña mueca ante sus palabras, me resultaba gracioso que un niño dijera lo que yo no me atrevía a decir.
—Intentaré hacerlo hoy... creo que será lo mejor, aunque podría atrasarlo, sería mejor estudi- —fui cortada por sus palabras.
—Lo harás hoy, no debes estudiarlo, simplemente el amor es una apuesta ciega; no sabes si perderás o ganarás —solté una pequeña risa antes de asentir a sus palabras para luego tomar la chaqueta amarilla y acercarme para despedirme antes de ir a abrirle la puerta al tejón, sonriendo al verlo.
—Dios, fue la espera más eterna desde que nos conocimos —me recorrió con la mirada y mostró su pulgar a manera de aprobación, logrando que soltara una risa antes de que tomara mi mano para entrelazar nuestros dedos y comenzar a caminar—. ¿A dónde tan linda, señorita Fiore?
—Voy a ir a una fiesta porque terminó el campeonato, y usted, señorito Ricciardo ¿a dónde tan fachoso? —solté una risa al preguntar aquello y ver la mueca infantil que hizo; al llegar al ascensor presioné el botón, viendo como las puertas se abrían mostrando al monegasco.
—Hola Alegra, te ves bien —sonreí por sus palabras antes de entrar y regresarle las palabras, ganando un bufido por parte de Daniel.
Hoy oficialmente había sido la última carrera del campeonato, era raro creer que todo finalizaría de forma efímera antes de que todas las escuderías se internaran en sus sedes para armar al siguiente monstruo de la temporada. Mientras tanto todas, o la mayoría, estarían disfrutando hoy la fiesta de fin de temporada. Principalmente, por lo que me dijo Dan, querían que todo el estrés por la temporada se despejara, que todos olvidaran las diferencias y sólo disfrutaran, al fin y al cabo, podrían mostrar roces en la gala de la FIA.
Al llegar al restaurante del hotel, que había sido acomodado para que quedara una muy buena pista de baile improvisada, las mesas se encontraban al fondo y la parte que estaba al aire fue decorada con luces y se veía agradable para salir a tomar aire.
Definitivamente iría ahí cuando necesitara un respiro.
—¿Ustedes irán con su escudería o se sentarán donde Dios les dio a entender? —miré a Charles por un momento antes de dirigir mi vista hacia Daniel, quien también me miraba— Dios, al menos no se desaparezcan tan temprano, y no perturben a Yaxkin —al escucharlo lo miré mal antes de pellizcar de forma disimulada su brazo, esperando que no notaran tanto mi sonrojo.
—¿Y si mejor te desaparezco de una vez? Puedo ir a buscar a tu entrenador para decirle que te ponga una correa —mantuvo mi pellizco hasta que lo escuché quejarse y solté un bufido antes de ir hacia la barra, alejándome de esos dos sin querer escuchar la respuesta de Daniel.
Si iba a declararme hoy debía tener una excusa si me rechazaba.
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Novia Por Contrato | Daniel Ricciardo
Fanfiction"... creo que también debemos de mencionar la falta de sentar cabeza que tiene el australiano, y es que ya no está tan joven como cuando entró al mundo de las carreras... no le vendría mal sentar cabeza con alguien, ni decir nombres porque no tiene...