CAPÍTULO 27

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Lo que había restado del día le contamos todo lo que había sucedido en estos nueve años, desde las horas que pasamos en la corte por pelear la custodia de Yaxkin contra el estado hasta el punto donde "conocí" a Ricciardo.

El tejón hacía estado cerca en todo momento, más que apenada porque escuchara todo lo que había sucedido gran parte de mi vida estaba apenada porque él fue el único que evitó que me fuera contra mí tía en cuanto llegó. Pero no evitó que tuviera un vómito verbal contra ella, solo se quedó sosteniéndome por la cintura con un brazo y con el otro frente a mis hombros.

Parecía más una camisa de fuerza.

Mi camisa de fuerza.

El ambiente se mantuvo tenso cada que mi tía Carmina y yo estábamos en la misma habitación, hasta que ella, debió de haber captado mi linda y adorable mirada como una bendita indirecta.

—¿Tenías que mirarla mal hasta que se fuera? —bufé ante la pregunta de Daniel, ella misma había dicho que se iba para buscar su preciada computadora y que regresaría más tarde, quizá solo mis miradas ayudaron un poquito.

—No sé de qué hablas —me encogí de hombros mientras rondaba por la habitación de mi papá, al ver un portarretrato con una fotografía donde estaba mi papá y Gibson de jóvenes mejor la puse boca abajo, lo que menos quería es que Daniel lo viera—. Además, quizá pueda aprovechar para para pedirle que elimine el fastidioso blog.

—¡Chicos, voy a entrar! —negué con diversión ante el grito de mi abuela y me acerqué a la puerta para ayudarla con las cosas que traía.

—No era necesario que avisaras, abuela.

—Claro que sí era necesario, no quería toparme con una escena subida de tono —al escuchar aquello me tensé mientras un calor conocido subía hasta mis mejillas para alojarse en ellas antes de desviar la mirada.

—No tiene que preocuparse señora, no creo que sea muy educado hacerlo en su casa —juro que casi me ahogo con mi propia saliva ante lo que dijo, es un idiota.

—Que muchachito tan educado, tienes suerte.

—Abuela, nosotros no hacemos esas cosas —hice una pequeña mueca, nunca pensé que estaría en esta situación.

Menos con mi abuela.

—Para nada, Alegra, no tienes que fingir frente a mí. Pero... devi ricordare di prenderti cura della tua verginità fino a quando non ti sposi —[debes recordar cuidar tu virginidad hasta que te cases] al escuchar aquello casi me desmayo, ¿qué fue lo que hice mal para merecer esto?

No es como que me fuera a casar con alguien, ya abandoné esa idea, abuela. Si la guardo lo más seguro es que quede seca, seca, seca —hice una seña dramática para acompañar mis palabras y me quejé cuando mi abuelita tiró de mi oreja con poca suavidad.

—Deja de decir eso y de hablar en español, ¿acaso tu novio te entiende? —giré mi cabeza para mirar a Ricciardo, quien prefería mantenerse lejos de la conversación, pero estaba muy segura de que estaba prestando atención.

—No me entiende, pero eso es lo de menos —besé la mejilla de mi abuela antes de que se fuera y tomé las sábanas que había traído. Caminé hasta la cama y las dejé sobre el colchón antes de acostarme—. Tú y Yaxkin van a dormir aquí, tejón.

—Ajá, ¿y tú dónde dormirás?

—El sofá de la sala es muy cómodo.

—Alegra, no voy a dejar que duermas ahí. Yo dormiré en el sofá y tú y Yaxkin dormirán aquí —crucé los brazos debajo de mi pecho, como si estuviera haciendo un berrinche.

—Gibson, Michael, mi abuela, mi abuelo, quizá Horner —cuando me miró sin entender lo que decía sonreí con levedad—, esas son solo algunas personas que me matarían por dejar que durmieras en el sofá. No está a discusión, tú dormirás aquí con Yaxkin y punto.

Parecía que estaba hablando con Yaxkin, Ricciardo era como un niño pequeño, caprichoso, berrinchudo y travieso.

—Está bien... acepto que duermas en el sillón, pero tengo dos condiciones —rodé los ojos ante lo que dijo y me levanté del colchón para ponerme frente a él, para negociar debíamos de estar frente a frente; hice una seña para que siguiera hablando—. La primera, quiero que me beses —me sorprendí cuando me tomó por la cintura para poder atraerme hacia él, casi obligándome a llevar mis manos a su pecho para tener un poco de espacio entre nosotros.

—Mañana si gustas nos besamos lo que quieras, estoy segura de que al menos una persona debe de haber en el pueblo que te ubique —juro que si se acerca un poco más me dará un ataque cardíaco.

—No, no quiero que las personas nos vean. Quiero un beso que sea en privado... que sea solamente de nosotros dos —al escucharlo tragué en seco, debía de estar bromeando. Nunca nos habíamos dado un beso en privado, los únicos besos que hemos tenido han sido en público, para seguir con... la farsa.

—Eso no está a discusión, no nos besaremos a menos que sea en público, ¿cuál es la otra "condición"? —esperaba que haya sido suficiente con mi tono de voz como para no hacer las comillas mientras lograba separarme de él.

—Está bien... sin beso en privado. Quiero que hablemos de lo sucedido el otro día —rodé los ojos al escucharlo.

—Creo que el beso suena mejor opción, no vamos a hablar de eso.

—¿Por qué? Alegra, quiero aclarar las cosas contigo —tragué con fuerza cuando dijo aquello, me quedé sin habla, buscaba alguna manera de responderle o de evadir esto. El sonido de la puerta principal cerrándose me vino de maravilla.

—Quizá llegó mi tía, debo de ir a hablar con ella para que elimine el estúpido blog —sin dejarlo hablar me di media vuelta.

Debía de permanecer separada de él, me temo en demasía que su cercanía no es demasiado buena para la salud de mi corazón ni para mi salud mental. No quiero enamorarme de él... más.

—¿Llegó la tía Carmina? —miré a Yaxkin mientras él paseaba viendo los libros en los estantes de la sala.

—No, mi abuela salió un momento, dijo que regresaría muy pronto —solté un suspiro al escuchar aquello, al menos había logrado librarme de las manos de Daniel —. ¿Ricciardo se quedó en el cuarto?

—Lo hizo, hoy vas a dormir con él, necesito que no le hagas ninguna travesura mientras duerme.

—¿Por qué no puedo? Siempre dejas que le haga bromas a Derek cuando se duerme en la sala de su casa.

—Te dejo porque sé que Shonda no me matará por ello, aunque estemos aquí Dan debe de tener un buen descanso sino quiero que su entrenador me mate. Además, te pido, por favor, que no dejes que Daniel vea los álbumes que pueden estar aquí, si quieres velos, hay más que en la casa —al escuchar que la puerta se volvía a abrir y cerrar me acerqué a esta, sonriendo al ver a mi abuelo y apresurándome para poder ayudarlo— ¿Llevo esto a la cocina?

—Por favor, Piccola —llevé las cosas hacia la cocina para poder acomodarlas donde mi abuelo me indicaba.

—¿Para qué compraste esto? —no era una experta en la cocina, pero sabía que estos eran los ingredientes para alguna especie de tarta.

—Tu abuela insistió en prepararles algo mañana ya que hoy no pudo. Dice que quiere ver si mantienes la costumbre de hacer la cocina un desastre cuando cocinas —abrí la boca ante la ofensa que acababa de escuchar, estoy segura de que de pequeña no era tan desastrosa como dicen.

—Le probaré a la abuela que cambié —reí por lo bajo al decir aquello, cuando Yaxkin se acercó a pedirme mi celular para llamar a Jackson se lo di, con la condición de que lo pusiera a cargar luego de la llamada. estuve un rato hablando un poco con mi abuelo mientras preparaba un café a como me dijo que le gustaba. Al escuchar la puerta delantera volver a abrirse serví su café y besé su frente—. Tengo que arreglar algo, vuelvo en un momento.

Novia Por Contrato | Daniel RicciardoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora