CAPÍTULO 9

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Regresamos con el tiempo justo para que Max pudiera irse a cambiar mientras yo iba a boxes. Al llegar a esa zona fui directamente al box de Ricciardo, en lo que venía Max; una vez ahí sonreí con levedad al ver al australiano.

—Hola —hizo un pequeño sonido en respuesta—. Fui con Max a comprar unos recuerdos, también compré una playera que es de ti.

—¿También compraste una que sea de Max? —el tono en que lo dijo fue una mala imitación de mi voz.

—No, se quejó por eso, pero no importa, bueno, sí importa, pero no mucho —tras lo que dije se dignó a mirarme desde su asiento en el box, tenía puestas sus gafas, aun así, sabía que sí me estaba mirando y no estaba aparentando hacerlo.

—¿Quieres que te aplauda por eso? ¿O viniste para que te autografiara la playera?

A este, ¿qué mosco le picó?

—Nada de eso tejoncito, vine para desearte buena suerte en la clasificación —sus intentos por... por lo que sea que planee no le iban a salir del todo bien.

—Gracias —su voz había sonado más suave, y luego, guardó silencio unos segundos antes de volver a hablar, regresando al tono semi cortante que utilizó desde el principio—. ¿Vas a pasar también las clasificaciones en el box de Max? Si es así te aconsejo que te vayas yendo.

—Me iba a pasar la clasificación aquí, así como me pasé los entrenamientos, con tu papá —se levantó de su asiento y ahora tuve que alzar la mirada, estoy comenzando a pensar que debo de utilizar zapatos con plataforma para esa diferencia de estatura entre nosotros.

—Pasa la clasificación donde gustes —buscó donde poner sus guantes por lo que los tomé mientras él se ponía bien el mono. Una vez que terminó se puso el balaclava me quedé mirando sus ojos, enmarcados por la tela de nomex era lo único que podías ver. Y lo único que querías ver—. Si me sigues viendo así pensaré que me quieres besar —sonreí ante el tono que utilizó.

—Te miró porque te pusiste el balaclava mal —pasé los guantes a una mano y estiré la otra para acomodar la prenda, una vez que estuvo bien sonreí con levedad—. Listop, así te ves menos feo.

—¿Sigues prefiriendo a Rosberg o a Max? —ahí estaba otra vez, ese tono cortante que "arruinaba" el buen rato que estábamos pasando.

Estos celos me hacen daño, enloqueceré jamás aprenderé a vivir sin ti —lo molesté cantando en español y él me miró extrañado —. Descuida, no te insulté ni nada, para insultarte lo puedo hacer en francés.

—¿Hablas otro idioma o solo te sabes eso que dijiste? —le pasé los guantes, ignorando su pregunta y luego me senté en su asiento, teniendo que mirar hacia arriba otra vez —¿Me vas a dejar con la duda?

—Quizá, aunque da igual, solo es otra cosa que no sabes de mí —no hacía falta que viera sus labios, las pequeñas arrugas que se formaron debajo de sus ojos delataron su sonrisa. Se inclinó hacia mí y yo lo miré sin borrar mi sonrisa ladina.

—Un día, Alegra, me dirás todo, llegarás a confiar en mí.

—El día en que eso suceda, Ricciardo, está demasiado lejos, y, si a eso vamos, te aseguro que tú confiaras antes en mí o al menos sabré más de ti de lo que tú sabrás de mí.

—Les diré a mis papás que no te digan nada —solté una pequeña risa al escuchar el tono infantil con que dijo aquello—. Quiero hablar contigo en la noche.

—¿En la noche? ¿Qué tramas Ricciardo?

—Solo quiero hablar contigo, lo haría ahora, pero tengo que subir al coche creo que están a nada de hablar a Horner para que venga —al ver sobre su hombro pude ver como algunos mecánicos, su ingeniero de pista y entrenador nos miraban.

Novia Por Contrato | Daniel RicciardoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora