CAPÍTULO 46

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Por la tarde habíamos estado rondando por la ciudad en grupo, parecía que Carlos se propuso no dejar que ninguno se separara, cosa que logró desesperarnos a Charles y a mí, ambos queríamos que yo tuviera un tiempo a solas con Alegra, pero ese maldito español no me lo permitía.

Por ahí del medio día se unió Max con su novia en curso, parecía que finalmente había arreglado todo con Alegra pues estaban hablando con normalidad, ella ni siquiera parecía irritada por tenerlo cerca. Dilara y Charlotte estaban es su mundo, parecía que la alemana tampoco tenía problema alguno con que ellos dos estuvieran hablando, quizá ni sabía lo que había ocurrido. Eso nos dejaba al resto de nosotros tres hasta atrás, casi parecíamos los guardaespaldas de aquellos cuatro, quienes iban muy absortos en sus conversaciones.

—Díganme la verdad —Charles y yo miramos al español con curiosidad—, ¿creen que fue buena idea haber invitado a Max y su novia? El plan era estar todos juntos, no que nos dejaran a nosotros atrás —bufó por sus propias palabras mientras Charles se encargaba de darle un golpe en la cabeza y yo sólo me hacía el desentendido.

—Hubiera sido mejor si nos dejabas estar sólos con nuestras novias —el monegasco parecía que en cualquier momento estrangularía a Carlos, por lo que sólo me quedó interponerme entre ellos al abrazarlos por los hombros.

—Lo que el cachorro quiere decir es que quería algo de acción con su novia, yo sólo quería pasar un rato tranquilo con Alegra —suspiré, estaba resignado a que no me concederían hablar con ella.

Era mi maldita cruz.

—Debes considerar seriamente conseguirte una novia o alguien a quien molestar cuando no es la temporada —Charles seguía pareciendo un cachorro rabioso, estaba a nada de gruñirle a Carlos mientras que él solamente lo ignoraba, parecía muy acostumbrado a ello y lo entendía, la verdad era que todos estábamos acostumbrados a los cambios de Charles.

—Tengo a Isa, no sé por qué se ponen de ese humor.

—¿Entonces dónde está? ¿Tuvo que cubrir alguna pasarela? —mi pregunta no fue para atacar, pero alguien se puso muy a la defensiva tras mencionar aquello.

—Eso no les importa a ustedes —se apartó de nosotros mientras tenía una mueca, pareció pensarlo unos momentos más antes de hablar en un bajo susurro, recordándome a un niño tras ser regañado—. Puede que hayamos discutido.

—¿Me dirás que volvió a descubrir que la engañaste? —abrí los ojos de más al escuchar aquello, ni siquiera podía creer que Carlos hiciera algo así.

—No la engañé, no estés diciendo esas cosas tan a la ligera, alguien podría escucharte y pensar que es verdad —acomodó su cabello antes de mirarnos—. Al parecer le llegó el rumor de que me estaba haciendo muy cercano a una chica, ella creyó que la iba a engañar otra vez.

—¿Ya has engañado a tu novia? —Carlos era un maldito coqueto, firmemente creía que su novia debía tratarse de una Santa por haber perdonado alguna infidelidad.

Hice una mueca cuando caí en cuenta de que no podía hablar, todo gracias a la mirada de Charles que logró que desviara la mía.

—Ella sólo sabe de una vez, debo admitir que la engañé dos veces, pero realmente no estaba en mis cinco sentidos —sólo esperaba no sonar tan descarado como él, aunque en su voz había un toque de arrepentimiento.

—Maldito perro infiel —a pesar de que lo masculló, se había logrado oír con claridad debido a la cercanía que teníamos los tres.

—Sólo le dije de la primera por que no podía con la culpa, no esperaba que me perdonara. La segunda vez ni siquiera la recuerdo, preferí ocultarlo pues sabía que la lastimaría otra vez... pero prometo que luego de eso me he portado como un Santo, no la volvería a engañar, aunque tuviera la oportunidad —levantó la mano a modo de juramento.

—¿Acaso soy el único fiel? —lo que dijo Charles me hizo tragar con fuerza, este me miró al momento y soltó una carcajada.

Se había puesto nervioso él mismo.

—Pues... Dan sólo tuvo rumores, al menos eso llegó a mis oídos, que su relación con Gemma terminó por eso —me miró y sólo pude asentir mientras suspiraba.

A pesar de no haber estado en algo oficial con Alegra era momento de afrontar el otro lado de la moneda: había incumplido el contrato y Gibson fácilmente me colgaría de las bolas por eso. Pero tenía la esperanza que no se enterara y simplemente quedara entre Alegra y yo.

—¡Ustedes tres! —alzamos la mirada para ver a Max, estaba riendo con las chicas, ver la sonrisa de Alegra sólo me estrujaba el corazón.

Me encantaría que nunca se borrara.

» Si ya dejaron de estar como las tres moiras, las chicas quieren ir a una cafetería por que tienen antojo de algo dulce, pero dos quieren esperar a los tontos de sus novios —hice una mueca al ver que Charlotte y Alegra reían, en algún momento debieron de cambiar de parejas.

—No hay que hacerlas esperar por el solterón del grupo, vamos Dan —me empujó para llegar hasta ellos y, en un hábil movimiento, había cambiado de lugar con Alegra, quien ahora estaba a mi lado mientras Charles aprovechaba para robarle un beso a su novia.

—No dejen al solterón que no está soltero —Carlos llegó hasta nosotros, causando la risa de Alegra antes de que la mirara—. Tu novio es un tonto, si te hace daño me aseguraré de patearle el trasero en la siguiente temporada —no sabía lo que le había dicho, pero logró que Alegra soltara una sonora carcajada que atrajo varias miradas hacia nosotros.

Ese tejón nunca dejará de ser un tonto, gracias por defenderme pero él también te pateará el trasero la siguiente temporada —le sonrió con ampliedad y bufé por lo bajo, desearía saber qué tanto andaban parloteando.

Entonces dejémoslo en que le dejaré peor la cara de a como está ahora.

Ante mi berrinche Alegra se puso de puntillas para poder besar mi mejilla con cariño, cosa que me hizo sonreír con ampliedad y que olvidara todo lo demás.

—¿No quieres ir a otra parte? —la miré por un momento antes de mirar hacia Max, quien estaba absorto en su novia.

—No te preocupes, podemos ir comer para mañana... ya estoy en buenos términos con Max.

Suspiré haciendo una pequeña mueca, aunque solo me quedó asentir mientras entrelazaba nuestros dedos.

Novia Por Contrato | Daniel RicciardoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora