CAPÍTULO 47

435 35 8
                                    

Charlotte había tenido la idea de que nos separemos para que ellas pudieran prepararse con calma y se apoyaran entre ellas, ¿la realidad? Corrió a Charles para que se pudieran alistar ellas a pesar de todos los lamentos y peticiones del niño para que lo dejara quedarse, por lo mismo ahora estábamos terminando de alistarnos, aunque él jugaba un poco con su celular mientras acabábamos.

—Creo que en alguna vida pasada debí ser algún genocida, estoy seguro de ello—bufé mientras terminaba de acomodar el moño, exasperándome por un instante y soltándolo mientras revisaba mi reflejo.

Mi mente estaba hecha un embrollo como para saber cómo acomodar el maldito corbatín ahora mismo.

—Simplemente eres un idiota, eso es lo que te ha seguido en todas tus vidas, si visitáramos a alguna persona que sepa sobre eso estoy seguro que me apoyaría—entrecerré los ojos al escucharlo, viendo por el reflejo que no había despegado la vista del celular por estar jugando.

Opté por hacer lo más propio.

Solamente escuché su quejido cuando aquella toalla impactó en su rostro, despeinándolo un poco mientras yo estaba más decidido a terminar de atar el estúpido moño azul; mínimo debía ganar una batalla para tener más confianza y ganar la guerra.

» Daniel, Daniel, Daniel... no todos debemos de soportar tus berrinches —finalmente había dejado de lado su celular, por lo que giré a verlo, haciendo que suspirara con algo de frustración—. Mira, simplemente tienes que decirle hoy, supongo que es mil veces preferible que se entere por ti a que por alguien más.

Asentí a lo que dijo, el maldito mocoso tenía demasiada razón y me fastidio un poco aquello.

—Lo sé... pero odio la idea de perderla cuando se entere de eso. Alegra es maravillosa, fácilmente podría decir que es un ángel, lo sabes... pero es muy distinto.

—Lo sé, creo que ambos somos conscientes de eso. Además, ahora yo también estoy involucrado así que no creo que yo sea de su agrado luego de que se entere —jugó con el celular entre sus manos mientras tenía la mirada fija en un punto de la alfombra, tardó así unos momentos hasta que volvió a hablar—. Pero es mejor que se entere ahora, si de verdad quieres tener algo bien con ella... no puedes estar alargando más esto, ya lo alargaste lo suficiente. Debiste decirle antes.

Asentí por sus palabras, quedándome estático por un momento antes de que mi mente se despejara por un momento y pudiera terminar victorioso la batalla con el moño. Estuve por hablar, iba a añadir algo importante pero el maldito monegasco me ganó la palabra.

» No, no le dirás que fue un accidente. ¿O planeas decir que te resbalaste y por accidente terminaste metiendo tu pene en Jessica? —Su mirada nada amable fue suficiente para comprender que no estaba para seguir dándole vueltas al asunto y que si seguía sólo iba a conseguir respuestas cada vez más filosas.

Una vez que ambos estuvimos listos hicimos lo más prudente que se nos ocurrió, recostarnos por un momento en la cama y en el sofá para ver algunas publicaciones nuevas, sabíamos que ellas todavía no iban a estar listas y estábamos muy bien amenazados sobre el interrumpirlas.

Cuando faltaban aproximadamente veinte minutos para que realmente comenzará el evento decidimos salir, caminando hacia la habitación de donde estaban las chicas. Dimos unos toques a la puerta, escuchando un grito donde avisaban que necesitaban solo un minuto más, el cual fue concedido sin chistar.

La puerta se abrió dejando que sintiéramos el perfume que habían usado, aunque para mí destacó aquel característico aroma floral y refrescante al que estaba acostumbrado.

Aunque nada me preparó para lo que vi.

Estaba usando un maldito vestido con transparencias. No era un experto, solamente sabía que era negro con flores azules, tenía transparencias salvo en la zona del bikini y su busto... pero hacia que pareciera una Diosa a la que estaba listo para jurar devoción eterna además de ofrecer cada aliento a ella.

Novia Por Contrato | Daniel RicciardoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora