CAPÍTULO 10

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Dejé la comida, que nos habíamos traído, sobre la mesa de un escritorio que estaba en la pequeña habitación y lo miré.

—¿No crees que es muy temprano para utilizar esas palabras? Digo, no somos novios públicamente aún —él dejó sus cosas en el suelo, y me hizo una seña para que tomara asiento —. Aun así, tienes razón, debemos de hablar.

—¿Por qué tú utilizas esas palabras? Yo era el que quería hablar contigo —se cruzó de brazos, aunque más que enojado parecía que era por costumbre.

—¿Quieres hablar tú primero o yo? —me miró entrecerrando sus ojos y yo arqueé una ceja en su dirección. Luego de un par de minutos en silencio habló.

—A la vez, ¿te parece? —alcé los hombros antes de volverlos a bajar a la vez que asentí — Una, dos... tres.

En ese momento ambos hablamos, soltando, en palabras resumidas, lo que queríamos hablar con el otro.

» No hables más con Max.

—Max me besó —si antes teníamos la atención del otro, estoy segura de que al decir eso, al unísono, la teníamos de forma definitiva.

—¿Cómo diablos dices que dijiste? ¿Te besó? ¿Correspondiste el beso? Debí esperarme esto, claro vienes aquí por mí y te terminas besando con otro aun cuando hay un contrato firmado, pero todas son —no dejé que terminara, mi mano había impactado contra su mejilla, no había sido demasiado fuerte, no había marca y solo sentía un sutil cosquilleo en la palma de mi mano, pero sirvió para callarlo.

—Eres un idiota Ricciardo —lo miré mal y luego me senté en la silla que estaba cerca del escritorio, toda la culpa que había estado sintiendo se vio disipada cuando él dijo aquello, por lo que ahora podía comer sin sentir un nudo en la boca de mi estómago—.  Él me besó, yo no correspondí el beso, de hecho, lo aparté apenas me di cuenta de lo que estaba sucediendo.

—Entonces... ¿no correspondiste el beso? —creo que debía de comenzar a acostumbrarme a los cambios de tono cuando él habla, estos que son demasiado repentinos, así como bien se pueden ir.

—¿Por qué iba a corresponder el beso? Se supone que vine aquí para ser tu novia, no la de un veinteañero —me recargué en el respaldo de la silla y me puse a dar vueltas.

—Voy a golpearlo —cuando dijo eso yo iba por mi segunda vuelta en la silla, estaba de espaldas a él, por lo que me apresuré a levantarme y evitar su paso hacia la puerta —. Alegra... quítate del camino.

—No hay necesidad de recurrir a la violencia Ricciardo, suprime esos instintos primitivos que recorren tu torrente sanguíneo —puse mis manos en sus hombros, en un gesto delicado.

—¿Estudiaste psicología? Por qué si es así te debo decir que eres mala en esto, si me permites, tengo un idiota al cual debo de golpear —rodé los ojos, creo que de ahora en adelante puedo relacionar la palabra Idiota con Daniel Ricciardo —. Voy a ir a golpearlo porque le dije que me gustas, le dije que había conocido a una chica que me gustó desde el primer momento, ni hablar de cuando hablé con ella.

Lo entendía, si se supone que es su amigo Verstappen debía de respetar lo que Ricciardo le dijo, él sabía que yo soy la que según le gusta a su amigo, debía de tener tantito padre y respetar, aunque Ricciardo y yo no seamos nada aún, públicamente hablando, al supuesto ligue de su amigo.

—Adelante, ve y golpéalo si tanto quieres —me hice a un lado y señalé la puerta, lo que provocó su mirada desentendida.

—¿Esto es algún truco de la psicología inversa barata que estas utilizando conmigo? —negué con la cabeza y mantuve su mirada mientras yo sonreía con levedad —¿Ahora qué? ¿Tengo algo en la cara?

—Tienes tu cara, pero eso es normal, no se puede hacer de otra.

—Me estas dando miedo, estas sonriendo mucho, demasiado diría yo.

—Estoy normal Ricciardo, simplemente que, si quieres ir a golpear a Max ve y hazlo, no te voy a detener —él se cruzó de brazos y regresó a donde estaba en un principio, recargado contra la camilla de masaje—. Entonces... ¿querías que ya no hablara más con Max?

—¿Quería? Eso es pasado. Quiero que ya no hables más con Max, solo lo necesario si tanto quieres, aunque, ¿sabes qué? Mejor corta toda relación con él. Además, ¿por qué te besó? —al escuchar su pregunto la sonrisa que se había formado en mis labios se borró lentamente.

—Nada importante —arqueó una ceja y solté un gruñido por lo bajo— me dijo que yo le gustaba, aun cuando nos conocemos de pocos días, yo le estaba diciendo que el que me gusta eres tú y que él está muy joven para mí, pero me calló con un beso —hice una pequeña mueca al recordar aquello, no es por nada, pero simplemente no me gustó que me besara, solo lo veía como un amigo, no como algo más.

—¿Le gustas? No, no, no, no, no, no —a esos no le siguieron muchos más, hasta que se tranquilizó y volvió en sí— ¿Sabes si alguien los grabó? Espero que no, sino tendremos problemas, aunque creo que deberemos de adelantar las cosas.

—Charles Leclerc nos grabó por accidente, iba a subir un video de él, pero al momento de ver el video vio eso —abrió los ojos de más e hice una pequeña mueca.

—¿Charles? ¿El Charles Leclerc que te presenté?

—¿Conoces a otro con el mismo nombre y que haya estado en el paddock hoy? —él lo pensó un momento y soltó un resoplido antes de asentir dándome la razón —Él me dijo que si no te decía yo él te lo iba a decir. No te lo estoy diciendo por lo que él dijo, lo hago porque quiero dormir con la conciencia un tanto tranquila.

—Ahora tiene sentido su reacción cuando los presenté —se sentó sobre la camilla y caminé lentamente hasta él para picar con suavidad su mejilla.

—¿Ya no tienes ganas de golpear al holandés?

—No vale la pena, estoy seguro de que lo pusiste en su lugar.

Cuando dijo eso asentí dándole la razón, creo que eso de «hablo enserio Verstappen» le había quedado claro.

Dimos por terminado el tema, pensé que iba a ser peor pero no lo fue, lo cual era bueno. Luego de haber cenado lo que subimos y de que nos hubiéramos cambiado, yo tras haberlo mandado a fuera, nos acostamos a dormir. La única razón por la que él durmió en la camilla fue porque mañana había carrera, no quería que tuviera molestias o dolor durante la carrera por haberlo mandado a dormir al suelo.

Novia Por Contrato | Daniel RicciardoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora