CAPÍTULO 17

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—No sé cuál de los dos es peor, si la mayor o el menor —dejé de mirar la puerta por donde se había ido Yaxkin para centrar mi vista en el piloto, el cual mantenía sus manos detrás de su espalda.

—¿Qué quieres, Ricciardo? —me había gustado mucho la reacción de mi hermano ante la noticia, aunque, sé que Ricciardo no dejará de formar parte de sus pilotos favoritos, aunque él haya dicho lo contrario.

—Que humor —lo miré mal cuando masculló eso, luego de eso mejor me senté en el lugar donde estaba, siendo seguida por su mirada—. Considero que lo que hiciste fue jugar sucio —al momento lo miré sin entender, no sabía a qué se refería—, en internet esta la fecha de mi cumpleaños, pero la tuya no está —sonreí suavemente cuando dijo aquello.

Debía de dejar de ser cabrona y chocante con él.

—Ventajas de no ser famosa —mantuve mi vista en él, prestando atención a sus acciones—. Gracias por la fiesta —sé que debía de estar en ella, pero algo me decía que me quedara, un rato más, a solas con Ricciardo.

—No es nada y, hablando de fiesta... —acortó la distancia existente entre nosotros y atrajo sus manos hacia delante, dejando ver una bolsa con un moño—. Feliz cumpleaños, conejita.

Tomé las cosas que me tendió y las dejé a un costado de mí antes de levantarme para mirarlo a los ojos.

—Gracias, pero no tenías por qué hacerlo —le sonreí con levedad, sin atreverme a besar su mejilla o, mínimo, abrazarlo.

—Sí tenía, somos novios, Alegra —mordí con fuerza mi mejilla a la vez que desviaba mi mirada de la suya—. Somos novios, quizá no como deberíamos, pero lo somos. Y por esa razón todos se extrañan al no verte en estos Grandes Premios, ¿tan mal beso? —regresé mi mirada a él cuando preguntó lo último.

No. Él no besaba mal, para nada mal, simplemente me aparté por lo que sentí en ese beso. Tengo un hermano del cual me hago cargo y, el que me guste este trabajo no es bueno, no cuando forzosamente, el que me guste mi trabajo, implica que me guste alguien que... nada que ver conmigo.

—Ya te dije que me enfermé —ni en sueños le diría que no besa mal, no quería alimentar el ego de famoso que quizá se carga—, Yaxkin me contagió —no estaba mintiendo, a los días de haber regresado Yaxkin se enfermó y lo cuidé, contagiándome en el proceso.

—¿Ya estás mejor? —asentí y vi que eso bastó para él.

—Mucho mejor —generalicé su pregunta y... la verdad es que me encontraba mucho mejor por su simple presencia.

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Moví mi muñeca de forma circular, viendo como esta acción provocaba que el líquido de mi vaso se moviera en forma de pequeñas olas.

A toda acción hay una reacción.

Eso lo comprobé cuando miré a Ricciardo a lo lejos, sonriendo con Charles de cualquier tontería que hayan dicho. La acción fue la sonrisa de Ricciardo y la reacción son las ganas que tengo de besarlo. Así de simple.

—Todas las revistas se la pasan diciendo mentiras sobre su relación, es una tontería, todo lo que dicen es falso —me tensé al escuchar aquello, ¿tan pronto nos habían descubierto? — ¿no te molesta eso? —tardé unos segundos sin contestar, al no escuchar alguna respuesta ajena decidí girarme lentamente, quedando de frente al mexicano.

—Sí, es muy molesto —mordí con fuerza el interior de mi mejilla para evitar que una risa nerviosa saliera de mis labios. Checo Pérez nos había descubierto.

Novia Por Contrato | Daniel RicciardoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora