Miré nuevamente la hora en mi celular y me despedí por enésima vez de mi pulga. El día que les dije que Ricciardo me había enviado el mensaje nos quedamos hablando sobre eso dos horas más, luego de la llegada de Shonda, y en esas dos horas ellos lograron convencerme.
Habían venido a despedirse de mí, estaban los cuatro en el auto mientras que Dereck y yo estábamos debajo, él se había ofrecido a llevarme solamente porque no me escuchó repetir numerosas veces que Ricciardo y yo no viajaríamos juntos.
—¿Estás segura de que no olvidas nada? Yo digo que aún hay cupo en tu mochila, así que podría entrar uno de esos tres monstruitos que están con Shonda, el que sea, con tal de que te recuerde traernos algo —sin mirarlo supe que estaba haciendo un puchero.
Me acompañó a registrar mi equipaje y, antes de irme a la sala de espera, me dio un abrazo fuerte, el cual fue correspondido. No tenía familia de sangre en este lado del charco, pero yo a ellos los consideraba mi familia, una familia que yo elegí.
—Estaré bien, llamaré cuando llegué.
Me despedí de él otra vez antes de entrar a la sala de espera.
─────• •─────
Di un paso al frente para así comenzar a bajar con ayuda de las escaleras automáticas mientras veía mi celular de forma distraída, al llegar a la planta baja me puse sede puntitas por si veía a alguien, según un mensaje que me envió Daniel, antes de subir al avión, alguien me estaría esperando para llevarme al hotel donde me quedaría este fin de semana.
Di un paso fuera de las escaleras cuando estás llegaron a la planta y guardé mi celular a la vez que avanzaba hacia el montón de personas, todas con algún cartel con el nombre de alguien escrito. Miré a todos los lugares, buscando alguno con mi nombre, mínimo mi apellido.
Este imbécil lo olvidó.
Estaba por marcarle cuando leí un cartel con algo escrito «Conejito enojado» sin decir otra cosa, y casi gruñendo, me acerqué a la persona que tenía dicho cartel.
—Disculpe me gustar... —hubiera terminado de hablar de no ser porque la persona hizo un "discreto" 'Shhhh'.
—¿No ves que estoy de incógnito? No digas mi nombre que no quiero que las personas se acerquen —di un paso hacia atrás para verlo bien, recorriéndolo con mi vista y alzando una ceja. Tenía gafas oscuras, una gorra de la escudería y llevaba unas bermudas, que iban a juego con el polo de la escudería, al igual que una sudadera sencilla que ocultaba su polo.
Sin dejar que dijera otra cosa tomó mi mano y caminamos fuera del aeropuerto, aunque esto último lo hicimos entre mis quejas pues mi equipaje seguía ahí y el baboso no me había dejado ir por él. Una vez en el estacionamiento, lugar donde lo seguí insultando por lo bajo, se detuvo a verme a la vez que se quitaba las gafas seguido de la sudadera.
—Una, ¿por qué diablos no dejaste que fuera por mi equipaje? Espero que al menos me lo repongas Ricciardo —lo señalé con mi dedo de manera acusatoria antes de enderezarme y señalarlo por completo—. Dos, no se te da eso del camuflaje Ricciardo.
—No deje que lo hicieras porque ya había alguien para eso, lo traje especialmente para que buscara tu equipaje —lo miré como si le hubiera salido una segunda cabeza, iba a volver a hablar, pero fui interrumpida por un grito ajeno.
—¡Dan! ¡Creo que la tengo! —arqueé una ceja en dirección de Ricciardo antes de mirar hacia el dueño de los gritos.
En la entrada del estacionamiento, y ganándose varias miradas indiscretas, venía corriendo Max Verstappen con una maleta gris entre sus brazos. Cuando llegó hasta nosotros me miró con una sonrisa, la cual hizo que los colores se me subieran.
—Max, te quiero presentar a conejito enojón —me permití mirar mal a Ricciardo antes de dedicarle una sonrisa tímida a Max a la vez que le tendía mi mano, la cual él aceptó.
—Por favor, no le hagas caso. Me llamo Alegra —el movimiento que hicieron nuestras manos antes de soltarse había sido breve, aun así, sentí la calidez de su mano, la cual no se podía comparar con la calidez que transmitía el tacto de Daniel.
—Un gusto Alegra, soy Max Verstappen —casi suelto una pequeña risa cuando se presentó, ¿en verdad creía que no lo conocía? Aun así, contuve la risa ya que podía estarse presentando por mera educación.
Los tres subimos al auto, Ricciardo y yo en los asientos delanteros mientras que Max iba en los traseros. El auto era un Aston Martin DB11 de un color gris oscuro, el auto era elegante por fuera, ni hablar de cómo era por dentro.
—Me disculpo, le hubiera pedido a Rosberg que nos acompañara, pero entenderás que ya no está desde el año pasado —cuando giré a mirarlo mal por el comentario que había hecho maldije por la cercanía que había quedado entre nuestros rostros que fue tanto como el otro día en la cafetería. Debía de dejar de girarme a mirarlo.
Maldito resentido.
—¿Qué tiene que ver Nico en venir a buscarla? —solo agradecí que Max estuviera con nosotros, si Ricciardo seguía soltando ese tipo de comentarios no iba a dudar en darle un buen golpe.
—Si, Dani —su diminutivo salió de mis labios, simplemente traté de que sonara natural, aunque un poco, muy poco, meloso —, ¿qué tiene que ver Nico Rosberg con venirme a buscar? Creí que solo vendrías tú, tejoncito —sonreí al decir su apodo, desde hace tiempo solía decirle así cuando estaba con Shonda, Dereck o con los niños.
¡Dereck!
Abrí los ojos de más a la vez que comenzaba a buscar mi celular, le mandaría un mensaje en lugar de llamarlo, no quería que Don Resentido escuchara mi conversación con él.
—¿Alegra? ¿Qué sucede? —no lo miré, estaba más absorta en encontrar mi celular. Una mano sobre mi brazo hizo que detuviera mis movimientos, no tenía que girarme a ver para saber quién era el dueño de la mano que me estaba tocando, por su calidez supe quién era, ni hablar de por su voz —. Respira, tranquilízate y luego busca lo que sea que estés buscando, pero con calma.
Hice lo que dijo, me tranquilicé y luego busqué mi celular, el cual comenzó a sonar en ese momento, con el nombre de Dereck en el identificador de llamada.
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Novia Por Contrato | Daniel Ricciardo
Fanfiction"... creo que también debemos de mencionar la falta de sentar cabeza que tiene el australiano, y es que ya no está tan joven como cuando entró al mundo de las carreras... no le vendría mal sentar cabeza con alguien, ni decir nombres porque no tiene...