Tras la salida de Ricciardo solamente me dejé caer en el asiento, cubriendo mi rostro con las palmas de mis manos mientras intentaba, de forma fallida, que mi respiración se regulara.
Sentía mi corazón martillar con fuerza contra mi caja torácica, además de que podía sentir mis palpitaciones detrás de las orejas. Supongo que él me estaba haciendo las cosas dolorosamente fáciles, me daba razones para aceptar lo que sucedía.
No debo de enamorarme de él.
Sí, quizá le agrada mi hermano o lo aparenta, pero... no es como que haya tenido un lindo historial amoroso en el que pueda confiar. Nadie me decía que un día el contrato acabaría y con el toda relación con Ricciardo. Si he dicho que, cuando esto acabe, me alejaré de todo este mundo es por mi propio bien, por el mío y por el de Yaxkin.
Llevamos nueve años sin confiar en los demás ciegamente, para que pudiéramos confiar en los Lee fue difícil, aunque, por la forma en la que Yaxkin se desenvolvía con ellos, para mí fue fácil hacerlo también. No puedo confiar ciegamente en Ricciardo, él me está dando las razones para no hacerlo.
No te enamores, no te enamores.
—Xar... —Al escuchar su voz descubrí mi rostro y limpié cualquier rastro de mis emociones antes de soltar una amarga risa.
—Te recuerdo que para ti soy Alegra. Solo para mi fa... —al sentir su dedo en la punta de mi nariz miré este fijamente, olvidando lo que estaba diciendo por un momento antes de apartar su mano con un manotazo.
—Pasan los años y aún te quedas mirando el dedo —lo miré mal cuando dijo aquello, no recordaba de dónde había sacado la manía, cuando Yaxkin era pequeño, de hacer que se callara de esa forma. La sonrisita que tiraba de sus labios me sirvió para saber que fue él quien me pegó esa manía.
Lo que sirvió para olvidarme momentáneamente de lo que había sucedido con el australiano antes de que se fuera.
—No es mi culpa que tu dedo sea muy feo, además de áspero —me crucé de brazos mientras miraba a otro lado.
Intuía que seguía sonriendo, el lugar ya no estaba incómodo como había estado antes de que Daniel llegara. Al sentir su mano sobre mi hombro solté un bajo suspiro y lo miré.
—¿Me dirás por qué rompieron? —arqueé una ceja en su dirección, lo había conocido como para saber que no solitaria alguna idiotez como Daniel, pero aún no sabía por qué quería saber, aunque no tardé demasiado en saber sus razones— Solo dime si debo ir con el australiano dos para golpearlo, aunque haya sido en el pasado el que te haya buscado me da un pase para hacerlo pagar por el daño que pudo haberte hecho antes. Solo di sí o no —me miró a los ojos con una pequeña sonrisa y correspondí esta.
—No.
Me fue imposible no recordar las palabras que me había dicho Peter cuando nos vimos.
«No te dejes engañar, te recuerdo que algunos son más cabrones que otros»
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Novia Por Contrato | Daniel Ricciardo
Fanfiction"... creo que también debemos de mencionar la falta de sentar cabeza que tiene el australiano, y es que ya no está tan joven como cuando entró al mundo de las carreras... no le vendría mal sentar cabeza con alguien, ni decir nombres porque no tiene...