Me había servido de todo un poco, aunque no lo suficiente para que mi plato esté al borde de comida, de hecho, todo estaba bien organizado dentro del plato. Deje este sobre la superficie de la mesa donde estaban los platillos y tomé unas pinzas que estaban en la bandeja de la comida que pronto me serviría. Estaba por hacerlo, pero una mano se posó en mi cintura, por lo que me giré para "atacarlo" con las pinzas que tenía.
—Eres peligrosa con esto así que mejor te lo quito —su mano izquierda sujetaba mi muñeca, con la que iba a pegarle con la pinza, y la otra me estaba quitando el "arma".
—¿Crees que puedes ir por ahí tocando la cintura de todas? Si es así puedes ir dejando de hacerlo porque no voy a permitir que todos me vean como la más cuernuda del paddock —estábamos hablando bajo, nuestra cercanía ayudaba a que nos escucháramos bien aun susurrando.
—No suelo hacerlo, solo... lo quise hacer contigo, como un gesto de cariño —me miró directamente a los ojos y bufé a la vez que rodaba los ojos.
—Gracias por mandar a Max por mí —le quité la pinza y me serví de la comida que antes me hubiera servido si él no hubiera llegado a interrumpir mi elección de comida.
—No debes de agradecer yo fui el que te llevó hasta allá y, bueno, lo mínimo que podía hacer era mandar a Max para que te buscara ya que yo tenía prueba.
—Eso me dijo Max —sin decir otra cosa más él tomó un plato y comenzó a servirse.
—Veo que ya conociste a mi papá —miré a Daniel un momento antes de girar para mirar al señor Riccardo, quién estaba manteniendo una plática con los dos Verstappen y miraba entre momentos hacia nosotros.
—Si... me preguntó si era una cita que habíamos tenido y que hacía aquí, Max me salvó al decir que quizá yo llamé tu atención en la cafetería y chocaste conmigo a propósito —lo miré a la vez que soltaba un suspiro y luego él llegó hasta mí.
—Hubiera venido antes de no ser porque mi ingeniero no me soltaba, de hecho, un mecánico dijo que vio a los dos Verstappen hablando con una chica linda, supuse que la chica linda eras tú y, literalmente, me escapé para venir corriendo.
—¿Estás diciendo que soy una chica linda? —lo miré con una sonrisa ladina, la cual fue respondida con una de sus amplias sonrisas.
—Estoy diciendo lo que es claro —se puso frente a mí y tuve que alzar un poco mi mirada gracias a esos quince centímetros que me sacaba—. Lamento lo de hace rato, no era mi intención hablarte de esa manera. Sé que a mí papá no le gustan las muñecas, pero quiero que se lleve una buena primera impresión de ti. Te veías linda con ese pijama.
—No era mi pijama Ricciardo —le sonreía poniendo mi mano sobre su hombro y luego caminé de regreso a la mesa, sonriéndole a los tres.
—Veo que regresaste con compañía —miré la dirección en la que miraba él y sonreí viendo como Ricciardo venía hasta nosotros.
—Así es señor, su hijo se perdió por la barra y yo lo regresé —cuando Ricciardo, hijo, llegó hasta la mesa saludó a su papá antes de sentarse a mi lado, quedando a la cabeza de la mesa.
—Papá, para hacerlo oficial... te quiero presentar a Alegra Fiore.
—Déjate de formalidades tejoncito, antes de que llegaras ya nos habíamos presentado —sin decir otra cosa comencé a comer, viendo de reojo como el señor Riccardo sonreía ladino.
—Me agradas Alegra.
─────• •─────
Lo único que impedía que escuchara el rugir de los motores eras los cascos que me habían dado cuando entré al box de Daniel. Lo que sentías al estar en carne y hueso en este lugar era indescriptible, más cuando semanas atrás esto solo era un sueño, me encantaría que Yax estuviera aquí conmigo, aunque espero que se conforme con las fotos que tomo a cada momento que puedo.
—Max acaba de entrar, ¿quieres venir al box? —miré a Jos antes de asentir con levedad a la vez que colocaba los cascos a la altura de mi cuello y caminaba hacia el box de Max, dándole una sonrisa a Joe.
El resto del día del jueves me la pasé conociendo a Joe mientras que Ricciardo hijo estaba con los medios australianos. Pasamos el tiempo juntos en la cafetería, los Verstappen se fueron y nos dejaron solos, por lo que lo pasamos hablando de, aunque me cueste creerlo, mi infancia. Ahora puedo decir que el señor Riccardo me conoce mejor de lo que me conoce su hijo, mi supuesto futuro novio.
—¿Cómo creen que estuve? —fue a que lo pesaran mientras yo me sentaba en su silla. Dejé que el señor Verstappen fuera el que le contestara, mi opinión de fanática no iba a serles de demasiada ayuda. — ¿Tú qué opinas, Alegra?
—Rápido —reí y me levanté de donde estaba para ir a donde él, cuando como se enrollaba las mangas del mono a la cintura —. Sigues manejando demasiado rudo, tus movimientos se ven bruscos —eso no era un secreto.
Reí ante la mala cara que me hizo Max, por la cual recibió un golpe de parte de su padre. Mi risa paró cuando sentí una mirada sobre mí, una pequeña sonrisa tiró con levedad de mis mejillas al reconocer la mirada, no había falta que volteara para poder saber quién era el dueño de esos ojos cafés que me miraban desde el otro box. No lo había escuchado llegar y eso me sorprendió.
Estos dos días, sin contar el que llegué, me la había pasado mayormente con Max. Sí, pasaba tiempo con Ricciardo, pero siempre acompañados de su padre o de Max. No tenía la culpa, realmente no había esperado congeniar con el holandés en pocos días, más cuando se podría decir que me llevo mejor con él que con la persona responsable de que estuviera aquí.
—Max, ¿si me vas a acompañar? —ayer, viernes, le había dicho que necesitaba comprar recuerdos del Gran Premio por lo que él se ofreció ya que alegó que conocía mejor la ciudad que yo. Además de que la tanda de clasificación no comenzaría hasta dentro de dos o tres horas, suficiente para ir y venir.
—Solo me cambio y vamos —se despidió de su papá al igual que yo y caminamos fuera de su box esperando que nadie, salvo la mirada que me seguía, nos viera irnos. Más bien que vieran como su segundo piloto se iba antes de la clasificación.
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Novia Por Contrato | Daniel Ricciardo
Fanfiction"... creo que también debemos de mencionar la falta de sentar cabeza que tiene el australiano, y es que ya no está tan joven como cuando entró al mundo de las carreras... no le vendría mal sentar cabeza con alguien, ni decir nombres porque no tiene...