CAPÍTULO 45

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Estaba sudando, aunque había logrado tranquilizarlo a tal punto de ir al baño y que consiguiera hielo para mis golpes no había dejado de mirarme con el ceño fruncido.

—Déjame ver si te entendí... ¿Alegra y tú nunca estuvieron juntos de verdad y prácticamente le estas pagando para fingir ser tu novia?

—No, bueno... sí. Pero ahora sí somos novios, me fue imposible no enamorarme de ella —lo último lo había dicho en un bajo susurro mientras limpiaba mi labio roto.

—Si estuvieras enamorado nunca la hubieras engañado.

—Sé que fui un idiota, me arrepiento de lo que hice y de haberla lastimado. He querido decirle desde que confesamos nuestros sentimientos, pero no he podido.

—Porque eres un cerdo asqueroso —seguido de eso miró al cielo en alguna especie de pedir perdón por comparar a los cerdos conmigo—. ¿Cuándo fue eso?

—Lo de Jessica fue en Brasil... Alegra y yo comenzamos a ser novios desde la cena de fin de temporada —Aquello lo sorprendió.

—Espera, ¿acaso fue cuando estaban en la terraza y fui a buscarlos? Mierda, de eso hablaban en la cena, ¿verdad? —sólo logré asentí mientras volvía a atender los golpes, los demás se alarmarían cuando me vieran.

—Yo no sabía que les había pedido consejos a esos tres —suspiré dejando lo demás de lado y lo miré a través del reflejo—. Lamento no haberte dicho antes lo de Alegra...

—No podías, ninguno podía decirlo por el contrato —suspiró pasando sus manos por su rostro, suponía que estaba procesando tantos meses de mentiras antes de que se girara para regresarme la mirada por el espejo—. Lo peor es que ambos se enamoraron sin darse cuenta, ¿cuándo supiste que sentías algo por ella? —solté una pequeña risa, seguía muy metido en su papel del hijo de la relación.

—Creo que fui consciente desde que viajó de sorpresa para mi cumpleaños —sonreí con suavidad al recordar ese momento.

Recuerdo haber estado hablando con mi ingeniero de pista antes de ver una pequeña sombra por el box de Max, misma que reconocí y logró que me apartar para poder ir a ver si era verdad. Me fue inevitable sonreír al verla, realmente su presencia superó por mucho cualquier otro regalo que hubiera recibido.

En ese momento a penas y era consciente de que, muy en el fondo, lamentaba que ella no estuviera para mi cumpleaños.

—Tienes que hablar con ella, decirle lo de Brasil —su semblante era más sombrío, lo que le dio más peso a su seriedad.

—Lo haré... no estaba tan seguro, pero hablar con Charlotte me hizo cambiar de opinión. No quiero seguir ocultándole cosas a Alegra —me miró con curiosidad cuando mencioné a su novia, casi tenía la pregunta escrita en su frente—. No soy quién para opinar, pero creo que también debes de hablar con Charlotte, dale la seguridad que necesita.

—Lo haré, pero ahora es más importante que le digas a Alegra lo que pasó, no mi relación, ¿pensaste cómo decirle?

—Creo que lo mejor sería decirle mientras comemos, íbamos a salir, pero no estoy tan seguro de que sea adecuado.

—¿Y si intentas aplicar lo de la vez pasada? —lo miré con curiosidad, por lo que siguió hablando— Cuando se confesaron, puedes apartarla un momento de la gala, ya sea antes o durante y decirle lo que pasó.

—No creo, lo adecuado sería decirle en un ambiente más calmado, pero no creo que mi valor salga sólo —asintió a mis palabras y solamente apretó con levedad mi hombro a modo de apoyo antes de dar media vuelta para irse.

—Es mejor que se entere por ti que por terceros... pero sino le dices tendré que decirle yo. Le tengo mucho aprecio a Alegra como para permitir que sigas con la mentira.

—¡Charles! Lo del contrato...

—No te preocupes, seré una tumba acerca de eso. Además, me da ventaja por sobre los otros acerca de su relación —su sonrisa logró sacar la mía antes de verlo salir del baño.

Estuve en el baño unos momentos más antes de atreverme a salir, tenía algunos mensajes de Alegra, pero había decidido que lo mejor era ignorarlos. Camino al restaurante me encontré a Charles y a Charlotte a punto de entrar.

—Dios... Daniel, me alegro de que no haya pasado a más —Charles sólo tragó con fuerza mientras me veía antes de hablar.

—Le estaba comentando a Lott que me llamaste para decirme que te habían asaltado pero que estabas bien, que por eso tardé en subir... debía curar un poco tus heridas —la mirada que me dio sólo me hizo asentir, al parecer se encargó de hacerme una excusa para los golpes que él mismo me había hecho.

—Sí, venía de regreso de comprarle algo a Alegra, pero no pasó a mayores, sólo que me quitaron lo que había comprado —Charlotte se acercó para ver mis heridas, aunque sólo pude ver cómo alguien se acercaba rápido hacia nosotros.

—¿Tejón? ¿Qué te pasó en la cara? —Charlotte se hizo a un lado para darle espacio a Alegra, quien no dudó en revisar mi rostro con una expresión afligida.

—Un idiota me golpeó —recibí un pequeño pellizco por parte del causante de mis golpes, pero contuve mi quejido—. No te preocupes, lo que importa es que estoy bien, ¿sí? —tomé sus manos para dejar un pequeño beso en estas mientras le sonreía con suavidad.

—Me preocupo por que te ves más feo de lo que ya eres, ¿Qué cuentas le daré a Grace cuando vea a su retoño tan magullado? —la mueca que hizo sólo me confundió más.

—¿Qué acabas de decir?

—Nada, que eres un bobo por dejar que te golpearan.

—Sí es un bobo, yo lo puedo confirmar —sólo escuché un quejido antes de que Charles fuera llevado por su novia.

—¿Seguro que estás bien? Deberías hablar con Horner.

—Si hablo con él será para decirle que mi novia me golpeó, sólo estaba siendo un novio lindo —sonreí entrelazando nuestros dedos para caminar hacia el restaurante—. Tranquila, sólo tengo que ocultar los golpes y rezar para que no salgan en las fotos, sino soy hombre muerto.

Sólo escuché un sonido en seña que no insistiría más, al llegar a la mesa Carlos no preguntó por los golpes, supuse que era gracias a la pareja que había llegado antes, en cambió sólo recibí una mueca mientras decía que me veía mal.

—Creo que será mejor no salir para que puedas descansar —los únicos que no secundamos su idea fuimos Charles y yo.

—Será mejor que le hagas caso a Alegra, Ricciardo, si tu entrenador llega a verte la cara te va a atormentar —hice una mueca al recordar al Michael y no me quedó otra opción que asentir.

Quizá Charles tenía razón y era mejor decirle en la noche.

Novia Por Contrato | Daniel RicciardoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora