Capítulo 39: Venganza

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Capítulo 39: Venganza

— Entonces, ¿tenemos un trato?

El hombre rubio apartó la mirada de su interlocutor y la dirigió al bebé que sostenía entre sus brazos. La niña, que hasta ese momento había permanecido sumida en un profundo sueño, abrió los ojos de golpe y le dedicó una amplia sonrisa a su padre; pero él no fue capaz de correspondérsela. ¿De verdad aquella era la única solución? Tocó la mejilla de la pequeña y esta volvió a cerrar los ojos durante unos instantes al sentir el contacto de su piel.

— Tenemos un trato — la voz provenía de su mujer que había escuchado la conversación entre ambos hombres en completo silencio.

— Pero Blanca… — protestó el hombre mientras acercaba al bebé a su pecho en actitud protectora. No podía aceptar la elección de su mujer sin buscar otras opciones. No podía permitir que apartaran a Emma de su lado.

— David… — la mujer se situó enfrente de él y tomó su rostro entre las manos. — Todo va a salir bien, Emma va a estar bien. — el hombre fijó la mirada en los ojos de Blanca y asintió levemente con la cabeza. — Estamos tomando la decisión correcta — susurró ella para terminar con todo atisbo de duda.

Blanca se acercó a su hija y depositó un beso en su frente. Ella tampoco deseaba separarse de su bebé, pero estaba decidida de que aquello era lo mejor para Emma. Había luchado tanto por tenerla que la sola idea de dejarla morir la desesperaba, por eso motivo, dejaría que la apartaran de su lado. Mientras Emma estuviera a salvo, no le importaría lo que pudiera ocurrirle a ella. Alzó la mirada y volvió a encontrarse con la mirada angustiada de David que se aferraba desesperadamente a los últimos segundos que le quedaban al lado de la niña. Sin embargo, Blanca ya podía ver en su rostro los indicios de que acababa de tomar una decisión y supo con exactitud las palabras que enunciaría a continuación antes de que las pronunciara. El hombre repitió los movimientos de Blanca y rozó con los labios la frente de Emma. Después, mirando fijamente a su mujer a los ojos, dijo la frase que el Ser Oscuro estaba esperando.

— Tenemos un trato.

Una risa de satisfacción invadió la habitación y Emma desapareció de los brazos de su padre envuelta en una nube de humo morado.

— Hola, querida — murmuró Rumpelstiltskin acunando a la niña con ternura fingida.

***

¿Aquello había sido un recuerdo o tal solo un sueño? De pronto todas las formas y colores se diluyeron lentamente en un lugar recóndito de su mente, y la realidad acarició sus sentidos. Fue consciente del frío que le erizaba la piel, saboreó el óxido de la sangre que tenía adherida al paladar y por último escuchó una voz aterciopelada junto a su oído. Se escuchaba lejana y débil pero estaba segura de saber a quién pertenecía. Trató de mover los labios para llamarlo, pero todavía no tenía fuerzas para emitir sonidos y las palabras se le quedaron atrapadas en la garganta. Killian cogió su mano con ternura y un leve escalofrío recorrió la espina dorsal de Emma al sentir de nuevo la calidez de la piel del pirata. Estaba volviendo a nacer y todo lo que sentía y anhelaba estaba justo a su lado. Solo le importaba él y debía darle alguna señal para que supiera que estaba viva. Debía terminar lo antes posible con la angustia de Garfio.

Este pensamiento le dio la fuerza suficiente para apretar levemente la mano que sentía bajo la suya. Un pequeño movimiento que provocó que el corazón del pirata se acelerará y que abriera los ojos de par en par buscando algún indicio de que el beso había dado resultado. Emma volvió a presionar la mano de Garfio, esta vez con más fuerza, mientras su respiración se tornaba más regular y el corazón comenzaba a latirle con fuerza en el pecho.

Derribando muros de salDonde viven las historias. Descúbrelo ahora