Capítulo 18: Traición

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Capítulo 18: Traición

Emma sintió la necesidad de volver la vista atrás y salir corriendo en dirección al Jolly Roger, sin embargo se quedó quieta y decidió enfrentarse al hombre que tenía delante. Estaba cansada de huir de todo aquello que la atormentaba y de comprobar que esa nunca era la mejor solución. Por primera vez estaba decidida a enfrentarse a su pasado, no iba a darle la espalda a Neal sin aclarar las cosas, esta vez no.

- ¿Qué haces aquí? – preguntó con voz neutral y distante. Necesitaba que notara que ya no era importante para ella, que lo único que quería es que desapareciera de su vida.

- Ha sido una casualidad, Emma – contestó escogiéndose de hombros – te lo prometo. Tal vez el destino quería que volviéramos a encontrarnos.

- Lo dudo mucho – inquirió sin abandonar el tono frío e indiferente – no quiero saber nada de ti, Neal. Olvídame.

Una carcajada sarcástica emergió de lo más profundo de su pecho. Cuando volvió a dirigirse a la chica intentó que sus palabras consiguieran herirla.

- ¿Ahora vas a decirme que él es mejor que yo, Emma? Es un pirata – pronunció la última palabra con desprecio, como si fuera un insulto que le quemaba la lengua solo con pronunciarlo –. Un simple aviso y su cabeza estará rodeada por una soga con las primeras luces de mañana.

La mujer sintió que el pánico empezaba a adueñarse de ella, una punzada de dolor le oprimía el pecho. Neal no podía delatar a Garfio, no podía jugar con su felicidad de aquella forma. Lo miró fijamente intentando ver si aquella amenaza no era más que un farol, pero no percibió ningún resquicio de duda en su mirada. Giró la vista en dirección al barco y comprobó no podía verlo desde allí. Tenía miedo de que Neal ya hubiera dado el aviso y aquello no fuera más que una confesión de sus actos. Sus ganas de echar a correr hacia el navío aumentaron, necesitaba comprobar que Killian estaba a salvo. En lugar de dejarse llevar por sus impulsos, respiró hondo e intentó que el pánico no se reflejara en su rostro. Neal podría beneficiarse de su debilidad y eso era lo último que ella deseaba.

- No te atreverás – contestó la chica apretando el puño para contener la rabia que se acumulaba en su interior.

- Tampoco me subestimes – contestó Neal empleando el mismo tono de voz que ella había usado cuando se conocieron, justo después de que le asegurará que no era una asesina.

El propósito del hombre era que Emma recordará aquel momento, aquellas primeras horas que pasaron juntos y en las que la chica comenzó a confiar en él. Observó orgulloso que aquellas simples palabras habían funcionado cuando vio el dolor y la añoranza en los ojos de la chica. Ella tardó apenas unos segundos en recobrarse mientras su odio hacia Neal aumentaba por obligarla a rememorar escenas de un pasado doloroso, el cual estaba empezando a olvidar gracias a su relación con Garfio. Pensar en él le recordó que debía zanjar ese tema lo antes posible para poder volver y comprobar que continuaba a salvo en el navío.

- Esta conversación ha terminado – dijo antes de darle la espalda y comenzar a caminar en dirección contraria – y lo nuestro también. No quiero volver a verte.

Neal no estaba dispuesto a dejarla marchar. La siguió y la cogió del brazo, obligándola a mirarle de nuevo. Emma intentó zafarse, pero el hombre la sujetó con más fuerza. Por primera vez, desde que se habían vuelto a encontrar, sus ojos estaban repletos de dolor. Abandonó el tono sarcástico que había empleado con ella hasta ese momento y su voz tembló ligeramente cuando volvió a hablar.

- No vuelvas con él – le suplicó - ¿no te das cuenta? No eres más que otra de sus conquistas. Los piratas no aman, Emma, son seres orgullosos y despiadados que solo miran por sí mismos. Él no te quiere.

Derribando muros de salDonde viven las historias. Descúbrelo ahora