Capítulo 17: Una de ellos

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Capítulo 17: Una de ellos

Garfio acarició centímetro a centímetro el cuerpo de Emma con la punta de los dedos y los labios, tratando de memorizar cada una de sus curvas y los lugares más recónditos de su figura. La mano del pirata rozó la profunda cicatriz que cubría la mayor parte de su hombro derecho y la chica sintió como el corazón se le encogía a causa de los recuerdos y su mirada se empañaba sin que pudiera evitarlo. Giró levemente la cabeza para que Killian no pudiera percibirlo pero de todos modos él advirtió que algo no iba bien. Besó con ternura la herida que había cicatrizado en su piel, pero que todavía seguía supurando en lo más hondo de su alma y la tomó de la barbilla obligándola a mirarle a los ojos.

- No me importa lo que ocurriera en el pasado – jugueteó entre sus dedos con uno de los mechones de su cabello antes de continuar hablando – solo me importa el presente y nosotros.

La besó en los labios y Emma se estremeció ante el frío contacto del garfio que se deslizó por su muslo y continuó subiendo hasta llegar a la altura de sus senos. Cerró los ojos y un gemido se escapó de sus labios. Por primera vez sintió que alguien la aceptaba tal y como era; sin preguntas y sin juzgarla. Killian comenzó a mover las caderas en un suave balanceo que cada vez se tornaba más rápido y Emma lo atrapó entre sus brazos para atraerlo más hacia su cuerpo. La respiración entrecortada de Garfio le producía un suave cosquilleo en el oído y hundió la cabeza en su cuello. Se dio cuenta de que los cuerpos de ambos encajaban perfectamente como dos partes de un mismo navío. Había hallado un refugio, un lugar donde encontrarse segura y a salvo después de tanto tiempo.

- Eres realmente preciosa, Swan – le susurró justo antes de que una oleada de placer les invadiera a ambos.

Emma se arqueó ligeramente y echo el cuello hacia atrás, movimiento que el pirata aprovechó para tomarla con delicadeza por la espalda y besarla justo debajo del mentón. La chica hundió los dedos en la piel de Killian y su corazón latió más rápido en sintonía con el del pirata. Fundió ambas bocas en un beso profundo mientras su cuerpo vibraba con un último espasmo de placer, sus gemidos quedaron silenciados por los labios del capitán que la mantenía pegada a su torso. Emma sintió como su cuerpo comenzaba a relajarse poco a poco y finalmente lo único que se escuchaba en el camarote eran sus respiraciones y sus corazones palpitando al mismo tiempo. Garfio se quedó unos minutos apoyado en su pecho y ninguno de los dos dijo nada durante ese periodo de tiempo. Las palabras sobraban, ya que sus actos ya habían hablado en nombre de ambos.

Al cabo de un rato Killian se movió y Emma se apartó hacia un lado para dejarle espacio. Observó como él se quitaba el garfio y lo dejaba en el suelo al lado de la cama. En esta ocasión fue ella la que percibió que algo no iba bien por la forma en la que el pirata miró el vacío que había dejado el objeto plateado. Instintivamente llevó la mano derecha al corte preciso y tajante en el que terminaba su brazo. Emma la apartó con suavidad y colocó su propia mano en aquel lugar presionándolo con suavidad.

- A mí tampoco me importa tu pasado – le dijo sin apartar la mano de su brazo – me gustas tal y como eres.

El alivio lo envolvió al escuchar aquellas palabras y se giró para mirarla a los ojos. Emma le dedicó una amplia sonrisa y él extendió los brazos para que se refugiara en ellos. No dudó ni un segundo en aceptar la invitación. Apoyó la cabeza en el hueco que se formaba entre el cuello y el hombro del pirata y cerró los ojos dispuesta a dormir por primera vez junto a él; arropada por su calidez. Killian la estrechó contra su cuerpo y hundió la cabeza en su pelo.

- Te quiero, Swan – musitó.

- Y yo a ti – le contestó antes de sumirse en un sueño tranquilo y profundo, libre de sueños y pesadillas.

Derribando muros de salDonde viven las historias. Descúbrelo ahora