Capítulo 42: Emma

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Capítulo 42: Emma

Lo primero que vio Emma al abrir los ojos fue aquel puerto donde había comenzado su nueva vida. Localizó con la mirada el punto exacto donde se había ocultado durante horas esperando el momento justo para colarse en el barco, sin tener la menor idea de que allí dentro se encontraba el hombre de su vida, o mejor dicho, el pirata de su vida. Todavía podía visualizarse a sí misma muerta de miedo y frío, temblando como una hoja con el temor de que Neal apareciese en cualquier momento por detrás de ella y al mismo tiempo deseando que lo hiciera. Era sorprendente lo mucho que había cambiado su vida en tan poco tiempo. En esos instantes todavía podía sentir el cosquilleo de la magia recorriendo sus dedos mientras estrangulaba a Neal y ese recuerdo le hacía sentirse poderosa. No podía negar que había disfrutado viendo el sufrimiento en sus ojos, y eso era algo que la antigua Emma que se escondía en un rincón habría detestado con todas sus fuerzas. También había deseado matarlo.

Giró la cabeza y vio a Killian todavía en el timón. Ahora podía ver a través de su alma destrozada y reconstruida de nuevo pedazo a pedazo. Ninguno de los dos volverían a ser los niños inocentes e ingenuos de antaño porque la vida les había dado una patada de bienvenida demasiado temprano. Estaba decidida a vivir como pirata al menos durante un tiempo y tal vez la próxima vez no vacilaría a la hora de desintegrar un corazón entre sus dedos si la situación lo requería.

Tras varios minutos de espera al fin el Capitán se distanció de su puesto de mando y caminó hasta ella. Emma no pudo evitar morderse el labio mientras lo observaba. Jamás se acostumbraría a la forma en la que el viento jugaba con los mechones de su pelo, al movimiento de su gabardina de cuero flotando a su alrededor ni al caminar despreocupado y un poco presumido que le caracterizaba. Y sobre todo jamás recordaría que debía seguir respirando cuando la observaba con aquellos preciosos ojos azules.

— Ya hemos llegado — anunció señalando hacia el frente con el garfio — La dirección que buscamos está en medio del bosque, así que con un poco de suerte, y si no nos encontramos ninguna sorpresa por el camino, estaremos allí antes del anochecer.

— ¿Ninguna sorpresa? — preguntó Emma sin estar segura de querer saber la respuesta.

— Bueno, amor, el castillo del Ser Oscuro se encuentra aquí y te recuerdo que no lo hemos matado...y él probablemente ya habrá averiguado que sigo con vida...

— Está vez lo destruiré si vuelve a cruzarse en nuestro camino — dijo la mujer con seguridad en la voz al mismo tiempo que apretaba el puño con rabia. Estaba dispuesta a hacerle pagar a aquel monstruo todo lo que les había hecho sufrir.

Killian dio un largo suspiro y la cogió de la mano mirándola a los ojos.

— Emma no es tan sencillo. He buscado durante siglos la manera de matarlo y no la he encontrado. ¿Qué tienes pensado? ¿Arrancarle el corazón? ¿Estrangularlo con tu magia? Nada de eso funcionará, te lo aseguro.

— Pero...debe existir alguna manera de terminar con él... ¿o no?

Garfio se encogió de hombros y rellenó su petaca con el ron de un barril cercano. Dio un largo sorbo antes de responder y volvió a rellenarla para el viaje.

— Si existe alguna manera, amor, la desconozco.

Emma guardó silencio ante aquella respuesta y se limitó a observar como Killian organizaba a sus hombres. Daba una orden detrás de otra estableciendo quién los acompañaría durante la trayectoria y quién se quedaría cuidando del barco. Cuando todo estuvo preparado iniciaron la marcha con el Capitán encabezando la desordenada hilera de hombres y Emma pegada a sus talones.

— ¿Qué harás si los encuentras? — Preguntó el pirata de forma distraída mientras atravesaban las calles de un pequeño pueblo costero — ¿Te irás a vivir con ellos?

Derribando muros de salDonde viven las historias. Descúbrelo ahora