☆•𝑴𝑨𝑹𝑮𝑰𝑵𝑨𝑫𝑶•✩ - [✓]

☆•𝐃𝐈𝐄𝐂𝐈𝐒𝐈𝐄𝐓𝐄•✩

— Otro trago, por favor — El bartender observó al chico con la molestia grabada en cada expresión de su rostro , caminó con lentitud hacia los vasos de cristal frente a él — ¡¿Qué no me escuchas?! ¡He pedido otro trago! — Golpeó la barra .

— ¡San! ¡Cálmate, él te está sirviendo el otro trago! — Intervíno First. — Disculpe señor — el pelinegro se disculpó por su amigo .

— Descuida, a diario trato con imbéciles así, solo dile al idiota de tu amigo que si nunca ha recibido una paliza para cerrarle esa muy desagradable boca, esta vez será la primera — finalizó el señor de mediana edad , extendiendo el pequeño vaso tequilero sobre la barra y deslizándolo sobre la misma hasta hacerselo llegar a First — Tengan una buena mañana — el pelinegro tragó grueso.

— San, ya escuchaste, debes tranquilizarte aquí, ni siquiera estás ebrio, deberías de estar alegre y festejando porque lograste deshacerte de Mew, ¡¿Porqué estás actuando todo lo contrario?! —

San hipó y luego tomó el tequilero frente a él y de un solo trago se acabó el contenido — First — Habló luego de azotar la mesa con el pequeño vaso — ¿Tú crees que una presa puede revelarse contra su cazador?... Siquiera crees que es posible que una maldita hormiga... — Volvió a hipar y negó — no... Un maldito gusano, ¿Pueda revelarse contra un pájaro que quiere acabar con su vida? — Posó su mirada sobre la de First. — ¡¿Es eso posible?! —

— ¡Sí lo es! — Aquella voz detúvo las intenciones de First de responder a la pregunta de San.

Tanto San como First giraron sus rostros hacia la entrada de aquel bar, el pelinegro tragó grueso , sintiendo desde ya que algo malo iba a suceder, en cambio San sonrió.

— Cariño — Se puso de pie — ¿Has venido a buscarme? — First tomó a San del brazo para detenerlo mienttas observaba como las manos del contrario se volvían en un puño — Mew tiene apenas unas horas de haber desaparecido de aquí y tú ya vienes a buscar su reemplazo — Esbozó una risa — Sabía que no podrías res-— El golpe en su rostro lo hizo callar y caer sobre la mesa a su costado.

— Primero... — Gulf se acomodó el guante sobre su mano y caminó hacia San — Mew no es ningúna hormiga, y mucho menos un gusano — Dejó ir otro puñetazo en el rostro de San — ¡El único gusano eres tú! ¡Y con el perdón del gusano por ofenderlo! — San se puso de pie y lanzó un golpe que Gulf logró esquivar.

— ¡¿Es que tú no entiendes?! — San le tiró la mesa por los pies — ¡Es un maldito FRACASADO! ¡¿Qué tiene él que no tenga yo, Kanawut?! — Las lágrimas se deslizaron por los ojos de San — Dime... — Habló entrecortado, su pecho subiendo y bajando mientras su labio sangraba — ¿Porqué no puedo ser yo? —

— ¡JAMÁS PODRÍAS SER TÚ! — Gulf volvió a golpear a San, esta vez dando una patada en su estómago — Eres tan deplorable que contigo nada vale la pena — Volvió a patear en su estómago.