☆•𝑴𝑨𝑹𝑮𝑰𝑵𝑨𝑫𝑶•✩ - [✓]

☆•𝐂𝐔𝐀𝐑𝐄𝐍𝐓𝐀 𝐘 𝐎𝐂𝐇𝐎•✩

Su ceño se frunció, apretó sus dedos sobre las cobijas, lo hizo con tanta presión que los nudillos de estos palidecieron. Negó con la cabeza mientras sus pies y manos al mismo tiempo eran movidos en protesta, como si con ello pudiera escapar de lo que lo acechaba. Su frente estaba perleada de las diminutas gotas de sudor que al caer se unían con las de su desnudo pecho.

—N-No... s-su-suéltalo... p-por favo-r — El tono suplicante de su voz, y los constantes movimientos en el reducido espacio, hicieron al moreno abrir sus ojos de golpe. Únicamente para encontrarse con la imágen de Mew completamente sudado, manos hacia su pecho y moviendo sus pies y rodillas, mientras su ceño estaba fruncido y el rastro de las lágrimas era notorio.

Se sentó en el suelo de la tienda de campaña, bajo las mantas que tenían para dormir. Tiró con suavidad de Mew hasta recostarlo por completo en su pecho, este subía y bajaba con aceleración.

—Mew... está bien, despierta. — El peliazul negó y continuó protestando con su cuerpo.

—Suéltalo... — Gulf frunció el ceño —déjalo ir, por favor. — Sus lágrimas continuaron bajando por sus mejillas. Gulf limpió estas con suavidad.

—Despierta, Mew. — Empezaba a preocuparse —Es una pesadilla, solo es una pesadilla, despierta.

—D-Dile que lo deje ir, por favor, suéltalo, suéltalo. ¡Suéltalo! — Gulf comenzó a alarmarse aún más ahora, acomodando mejor su postura y colocando a Mew sobre su brazo para poder palmearle las mejillas, en busca de que despertara.

—Mew, ¿qué sucede? Despierta, es solo una pesadilla, una pesadilla.

«—Tío, por favor, n-no me gusta, n-no quiero.»

—T-Tío, s-suéltalo. Déjalo en paz, ¡SAN! — De un solo impulso Mew quedó sentado junto a Gulf. Sus ojos continuaban en automático liberando sus lágrimas, así mismo su pecho subía y bajaba. Tragó grueso sintiendo como si su garganta se raspara debido a la resequedad de esta misma. Gulf le observaba asustado y expectante a su reacción.

—Mew, ¿qué ocurre? ¿Estás bien? — El menor continuaba inhalando repetidas veces, su boca entreabrierta y un poco jadeante.

—Tuve una pesadilla horrible —respondió, con voz apenas audible —, San... —Negó con la cabeza —mi tío.

—¿Tío? — Mew asintió.

—El hermano menor de mi padre... estaba abusando de San y, y... San gritaba pidiéndome ayuda y yo, yo no desperté, Gulf, lo dejé solo, lo dejé solo. — Volvió a llorar. —Soy un mal hermano, lo dejé solo, solo...