[no way out]

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Si la mañana había sido horrible, la tarde comenzaba a enterrarlo en una desesperación que parecía tragárselo con cada sonido de la manecilla del reloj al moverse. Su cuerpo temblaba mientras observaba a sus tres pequeños, tan ajenos a todo, tan despreocupados. Su teléfono no había dejado de sonar en todo el día, pero no le había dado importancia. Haber sido hijo de sus padres lo habían ayudado a afrontar esa clase de situaciones, sabía cómo sobrellevar el peso de la prensa. Pero no estaba preparado para que sus hijos tuvieran que enfrentarse a ello.

Y solo había una llamada que parecía no llegar nunca. Durante un breve espacio de tiempo, se había planteado qué le diría a Jeon cuando este viniera preguntando por lo que era lógico. Sus hijos, los hijos de los dos. Ese fatídico día. La escena no se dejaba de repetir en su cabeza, una y otra vez. La caja abandonada en cualquier lugar, la nota cayéndose de entre sus manos a la vez que las lágrimas sobre su rostro. Ya no había rastro de esa felicidad, ni de esa incertidumbre. Ni siquiera había tenido que decirlo para tener una respuesta. Una pequeña nota de apenas unas palabras se habían convertido en su condena. Una espiral que iniciaba y terminaba con aquellos tres pequeños.

Eran lo más preciado que tenía y, a su vez, el recuerdo más doloroso de lo que nunca había llegado a ser.

- Papi, no tienes buena cara.

La voz de su pequeña hija cortó el hilo de sus pensamientos. De sus tres pequeños, Minju siempre había sido una niña muy especial. Cada vez que la escuchaba hablar, Taehyung no podía evitar pensar a quién podría haber salido. Siempre tan despierta, siempre tan enterada de todo. Posiblemente, siempre sería mucho más madura que cualquier niño de su edad. Mucho más avispada.

- ¿Estás bien? ¿Ha pasado algo? - insistió ella.

Taehyung acarició con cuidado su castaña cabellera. Había algo en su pequeña que siempre había delatado sus orígenes, la herencia Kim era tan fuerte en ella que casi podía verse a sí mismo con su edad reflejado en sus aniñadas facciones. Aunque Minju nunca sonreía tanto como él lo había hecho, nunca parecía tan feliz.

- Solo estoy cansado, está siendo un día de locos - susurró.

Ella pareció comprender aquel mensaje que estaba entrelíneas, aquella mentira que parecía pisarle los talones. La verdad parecía que había encontrado la salida, que por fin quería ser destapada. Él no se sentía preparado, pero no veía otra salida al problema. ¿Acaso podría mentirle a Jungkook si le preguntaba directamente si esos tres pequeños eran sus hijos? Bueno... Si él había puesto la otra herencia genética. Jeon no era, ni sería el padre de sus hijos, a no ser que estos lo quisieran así.

Si es que Jungkook no volvía a huir al saberlo.

- Papi - lo llamó de nuevo -. Nosotros somos una familia. Solo los cuatro y los tíos, y Jennie y su bebé. Esa es nuestra familia, y nuestra familia puede con todo.

Una pequeña sonrisa se instaló en sus labios. Era el discurso que él siempre había dicho. Eran familia, y eso era lo que importaba. Eran familia y mientras siempre estuvieran juntos, no habría problema al que no se pudieran enfrentar. Porque la familia estaba allí en todo momento. Esos habían sido los valores que él había creído siempre, era lo que él quería que ellos supieran. Pasase lo que pasase, él tenía una promesa para con sus hijos. Apoyarlos como nadie, quererlos como si fueran lo único en el mundo.

- Nuestra familia puede con todo - murmuró.

- Te quiero, papi.

Un pequeño abrazo que atrajo la atención de sus otros dos pequeños. Hasta ese momento, Jeno y Jeongin se habían mantenido demasiado entretenidos peleando por quién debía ser el amigo de Jaemin, como si este no pudiera ser amigo de ambos, pero en el momento que vieron a su hermana abrazar a su padre, ambos fueron corriendo para sumarse a aquel abrazo.

Ese era el problema de que todos hayan sido tan malcriados. Aunque para Taehyung, nunca sería algo de lo que arrepentirse. Amaba a sus hijos.

<···>

No sabía cómo sentía, y el cómo se debería sentir no dejaba de perseguirlo. La decepción luchaba con el alivio, el miedo con la esperanza. ¿Por qué se encontraba esperando una llamada que no llegaba? Había comprobado su teléfono tantas veces que de lo único que había sido testigo era de como su batería iba reduciendo su porcentaje restantes.

Dejó un beso en la frente de su pequeño príncipe. Comprobó que las mantas cubrieran todo su cuerpo antes de girarse. La habitación de sus bebés estaba hecha un desastre, con ropa, juguetes y utensilios de la escuela regados por el suelo y los muebles. Una débil sonrisa se escapó entre sus labios. Le gustaba la vida que tenía aquel lugar, su vida. Un desastre divertido y sencillo.

Una vida que solo le pertenecía a ellos cuatro. No debía olvidarlo. Ellos estaban bien así, no necesitaban a nadie más. Aunque sí necesitarían un lugar más grande cuando sus pequeños dejasen de ser unos bebés, pero ese era un problema del futuro. De un futuro aún lejano.

Suspiró y salió de la habitación. Jugaba con el teléfono que sostenía en su mano sin llegar a desbloquearlo. No había sonado, tampoco vibrado. No merecía la pena mirarlo, pero se sentía tan tentado. ¿Y si no lo había escuchado? ¿Y si se le había pasado? Un millón de posibilidades no dejaban de amontonarse en su mente. Había espacio para todas ellas.

Cuando decidió comprobar su teléfono una última vez, escuchó unos golpes en la puerta principal. Eran suaves y tranquilos, casi como si fueran dados con miedo. Comprobó la hora fugazmente, apenas lo suficiente para notar que el reloj marcaba las nueve. Era demasiado tarde para una visita. Él ni siquiera debería estar despierto a esa hora.

Caminó hacia la puerta. En momentos como esos odiaba que su puerta no tuviera incorporado el sistema de mirilla, no tenía forma de saber quién era la persona al otro lado del umbral. Cogió aire, buscando quizás algo de valor. Otorgándose unos últimos segundos antes de descubrir quién se encontraba allí.

- No hace falta que abras si no quieres.

Su voz llenó la pequeña entrada. Taehyung apoyó su frente en la puerta sintiendo de inmediato el frío de la madera. ¿Quería abrir? Había deseado durante horas una llamada o un mensaje, algo. Ahora lo había conseguido, pero no sabía qué debía hacer. No había barajado la opción de que Jungkook se fuera a presentar en su casa, en un lugar tan expuesto. Sus hijos estaban dormidos apenas a un pasillo de distancia. Su cuerpo temblaba y su mente viajaba a una velocidad vertiginosa. Se sentía abrumado y mareado.

- Está bien, voy abrir.

Pero sus manos no se movían, su cuerpo no le respondía. ¿Realmente iba a hacerlo? Se armó de valor y guio su mano hacia la manija de la puerta. Un escalofrío recorrió su cuerpo cuando su mano abrazó el frío metal. ¿Eso sería todo? No sabía si quería abrir, no lo había decidido todavía cuando le había asegurado al contrario que lo iba a hacer.

Tenía que hacerlo, debía hacerlo. Quizás esa noche sería el final, o quizás fuera el principio. No lo sabía, pero estaba seguro que debía descubrirlo, y solo había una forma de hacerlo.


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Lamento mucho no haber escrito nada hasta la fecha. Se suponía que iba a subir antes del nuevo año para poder felicitarles el año... Mi familia estuvo confinada por covid durante las navidades, y mi portátil murió durante ese periodo. Cuando lo compramos, tardó en llegar y recién lo tuve. Tengo muchas cosas atrasadas y bueno... Lo siento por poner siempre tantas excusas, me estoy esforzando por sacar la historia adelante. Pero siento los estragos que le está ocasionando mi falta de continuidad a ella.

Espero que me perdonen por esta ausencia tan grande. Pero bueno, para las personas que me seguís animando y apoyando. Para los antiguos lectores y los nuevos lectores...


¿Cuáles fueron sus canciones favoritas del 2021?

¿Cuáles son sus grupos favs en este comienzo del 2022?


Muchos besos, Vivi.

left behind [KookV]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora