[three little angels]

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La noche estaba empezando a caer cuando llegó a la puerta de su apartamento. Si no había contado mal, hoy debería encontrarse Soonyoung tras la puerta, posiblemente lidiando con los pequeños monstruitos que tenía como hijos (aunque él los quisiera más que a su propia vida).

Entró, sorprendiéndose de que no hubiera nada de ruido en la casa. Por lo general, cuando llegaba siempre se encontraba todo hecho un desastre. Si Siyeon se encargaba de cuidar a sus hijos, la comida siempre acababa por todas partes dentro de la casa. Si era el caso de Sana, los chicos siempre acababan llorando a causa de la muerte de alguno de sus muñecos o peluches, Sana era demasiado torpe como para evitar traumatizar a sus hijos. Si se trataba de Yves o de Kino, quienes por lo general iban juntos, los niños acababan corriendo desnudos o con la ropa interior como accesorio en sus cabezas.

Caminó con cuidado, dejando sus cosas el la impecable cocina. Olía a comida pero no había nada revuelto por ninguna parte, estaba tan limpia como él la recordaba antes de irse. Frunció el ceño. ¿Habrían secuestrado a sus hijos? Sabía que era una locura pero no pudo evitar correr hasta su pequeño salón, las luces estaban prendidas pero no había nadie allí.

Se dirigió hacia el interior de la casa hasta la habitación donde dormían sus tres hijos, encontrándose las camas vacías. La presión en su pecho comenzó a hacerse más fuerte, el miedo se apoderó de él y corrió hacia el baño, que también estaba tranquilo, sin nadie ocupándolo. Solo quedaban dos habitaciones, el estudio estaba cerrado con llave así que se dirigió apresuradamente hasta su habitación, rezando porque sus hijos hubiesen atado a su nuevo cuidado en su cama o lo hubiesen enrollando en las sábanas, como hicieron con su amigo más bajito.

Sin embargo, la imagen que se encontró fue completamente diferente. Un joven de cabellos negros se encontraba en la mitad de su cama, sepultado por los pequeños cuerpos que descansaban sobre él. Todos con una manta bastante gorda reposando sobre ellos.

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El maravilloso olor a tortitas logró sacarlo de su sueño para adentrarlo en el mundo de los vivos. Ayer, tras el pequeño susto que se había pegado, se le había quitado el apetito y había ido a dormir al sofá, siendo incapaz de despertar a cualquiera de las personas que ocupaba su cama.

Caminó hacia la cocina con curiosidad, encontrándose con el chico de cabellos negro, quien se encontraba de espaldas muy liado en su tarea de hacer las tortitas y evitar que estas se quemen. Le recordó mucho a su hermano, Jin hyung solía despertarlo con tortitas cuando ambos vivían en la misma casa. Su madre siempre le reprochaba que ella no dejaba que nadie entrase en su cocina y removiese sus cosas, pero Jin era incorregible, había heredado el don culinario de su madre.

- Buenos días, ¿te desperté? - preguntó.

- Buenos días - sonrió Taehyung mientras se adentraba definitivamente en la habitación -, creo que aún no nos hemos presentado debidamente. Me llamo Kim Taehyung.

- Kwon Soonyoung, pero puedes decirme Hoshi. Todos me llaman así - comentó con una sonrisa.

Hubo un pequeño silencio entre los dos. Taehyung no quiso intervenir ya que estaba viendo las tentativas fallidas de decir algo del chico, así que su idea estaba siendo darle el tiempo que necesitase para hablar. Sana ya le había hablado lo suficiente de él como para saber pequeñas cosas del chico.

La pobre tenía un enamoramiento muy fuerte por el chico, podía entenderla perfectamente. Soonyoung distaba mucho de ser feo y su cuerpo era una obra maestra. El dueño de la casa no había podido evitar el observarlo con cierto detenimiento antes de entrar. La chica no exageraba con sus descripciones, de eso estaba seguro.

- No suelo quedarme dormido en casas ajenas cuando no conozco al dueño - afirmó finalmente, sus mejillas ligeramente sonrojadas.

- Oh, no te preocupes. Cada vez que alguien viene a cuidar a los diablillos, suele quedarse a dormir.

- ¿Diablillos? - preguntó extrañado, deteniendo momentáneamente sus acciones, aunque reanudándolas al instante - Tus hijos son verdaderos ángeles. Quiero que mis hijos sean así.

- ¿Vas a ser padre?

- Espero que aún no... Sería raro dejar embarazada a alguien a quien ni siquiera he besado - habló alegre el chico.

Tae hizo un sonido afirmativo. Al menos, si el chico estaba pensando en "dejar a alguien embarazada", debía de ser hetero. Lo cual podía darle cierta posibilidad a la chica. Sana siempre había tenido muy malas experiencias en el amor, bueno, excepto por Jaebum, ese chico era todo un santo. Una pena que mientras estaba con Sana descubriera que las vaginas no le gustaban tanto... definitivamente, de entre todos, Sana y él competían por tener las peores historias de amor.

- ¿Conoces a Sana desde hace mucho? - preguntó entonces Taehyung.

- No realmente. Congeniamos bien cuando se unió a nuestro grupo, aunque se excita con facilidad - dijo sin pensar. Luego al caer en sus palabras se sonrojó y corrió a explicarse -. Es decir, a causa de lo de Lisa y Hoseok, ella siempre quiere arrancarle la cabeza a esos dos. Es realmente apasionada.

- Y temperamental - rió Taehyung -. En algún momento acabará llamándoles la atención, tiene el poder de centrar a la gente.

Hoshi sólo afirmó pero no dijo nada. La chica de la que hablaban tenía ciertamente ese poder. Por desgracia, en algunos casos, la atención no se centraba en sus órdenes sino en ella misma. Era algo que todo el mundo preferiría evitar... más o menos.

left behind [KookV]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora