[new kids at school]

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Como todos los días, Jeongin iba extremadamente emocionado por los pasillos de la escuela. Pronto sería su quinto cumpleaños, y Jeongin llevaba casi dos meses emocionado por ese día. Cinco años sonaba como una eternidad para él. Estaba seguro que ya no podrían referirse a él como pequeño. Él ya iba a ser un niño grande. Con una enorme sonrisa, se adentró en su clase una vez más. Sus dos hermanos estaban bastante ocupados, así que no pudo evitar que un leve puchero se marcase en su boca.

Jeno siempre había sido, de los tres, el más popular. La gente amaba su sonrisa perfecta y su cara. Todo el mundo siempre le recordaba lo guapo y adorable que era. Minju, por su parte, era la más tímida de los tres, pero gracias a la profesora Tzuyu, quien se veía reflejada en esa pequeñaja, había conseguido hacer unos cuantos buenos amigos, de los cuales nunca se alejaba. Esto dejaba a un Jeongin un poco solitario. Porque él no era tan lindo como su hermano, ni había recibido ayuda de uno de los profesores. Así que, una vez más, se encaminó hacia un rinconcito de la clase y comenzó a jugar. Estaba tan metido en su mundo, que ni siquiera notó cuando la profesora entró acompañada de otros niños. Dos, para ser exactos. Estos se habían presentado con una gran sonrisa.

Era raro que unos niños se cambiasen a la clase una vez el curso ya había empezado, así que todos estaban tremendamente curiosos por esos chicos. Además, ambos tenían el cabello pelirrojo, y eso parecía aún más llamativo para los alumnos, quienes estaban acostumbrados a los tonos oscuros en los cabellos.

Jeongin seguía jugando. No se daba cuenta del mundo alrededor, ya que casi nunca pasaba nadie interesante, y tampoco creía que fuera posible que alguien le hablase. Eso no le pasaba a él. Frunció el ceño al darse cuenta que necesitaba un tercer personaje, pero no un tercer brazo. Lo malo de jugar solo es que sus juegos, debían tener exclusivamente dos personajes, ya que si ponía un tercero, iba a necesitar estar cogiendo y dejando a los personajes según los necesitase. Eso no le gustaba. Le parecía incómodo, y tendía a olvidarse de lo que estaba haciendo en el paso de un juguete a otro.

- ¡Hola! - una voz grave, que no había escuchado nunca lo sacó de su pequeño trance. Asustándolo en principio. Aunque luego miró con curiosidad al pelirrojo que se encontraba frente a él con una sonrisa. Una chica muy parecida a él se encontraba a su espalda, también mirándolo con curiosidad, pues ella no sabía por qué su hermano se había acercado a ese chico - Me llamo Min Yongbok. Ella es mi hermana, Min Chaewon.

- Hola - susurró, sin apartar la mirada de los chicos. Ni siquiera sus hermanos eran tan lindos como esos dos niños que se habían acercado a él. Eran las personas más lindas que había visto jamás -. Soy Kim Jeongin - sus mejillas adquirieron un leve tono rosado -. ¿Sois nuevos? - preguntó.

En realidad, Jeongin no dejaba de pensar en las mejillas del chico pelinaranja. Yongbok tenía unas marquitas en la cara que no había visto en nadie antes, así que tenía ganas de preguntar por ellas y por tocarlas. Aunque su padre le había dicho que no hiciera cosas de ese tipo nada más conocer a alguien, puesto que esto podría incomodarlos. Él no quería que esos niños, los primeros que buscaban ser sus amigos, se alejasen de él.

- ¡Sí! - exclamó esta vez la chica. Jeongin se sorprendió ante la voz dulce y agua de la chica, totalmente contraria a la de su hermano - Papá Yoongi se ha mudado, así estamos en el mismo distrito estemos con Papá Jimin o con Papá Yoongi. Así que ya podemos ir a un cole normal - respondió ella con una sonrisa.

- ¿Vuestros padres no viven juntos? - preguntó el chico. Recibiendo una negación por parte de ambos hermanos - Yo solo tengo un papá - respondió con una sonrisa mientras levantaba un dedo - pero tengo muchos tíos.

Los hermanos le devolvieron una enorme sonrisa. Chaewon seguía un poco confundida ante la elección de su hermano para su primer amigo. Sin embargo, fue la primera en sentarse y tomar un juguete. Yongbok sonrió ante esto. Aquel chico le llamaba muchísimo la atención. Nunca había estado en una clase normal, pero se sorprendió al ver a un chico solo, alejado de los demás. Además, el pequeño puchero de Jeongin le había parecido demasiado tierno.

<···>

Por otro lado, Jeno, como casi todos los días, terminó jugando exclusivamente con dos chicos: Renjun y Mark. Sus mejores amigos. Nadie había causado tanta impresión en el pequeño como esos dos chicos. Renjun era hermoso. Además, cuando lo conoció, él acababa de llegar de China, y su coreano le parecía muy adorable. Por otra parte, Mark tenía una historia algo similar. Él había venido desde Canadá. Al principio, Mark siempre hablaba de su hermana pequeña, preguntándose si ella estaría bien. Sin embargo, poco después, él se relajó mucho. A Jeno le gustaban ellos, siempre tenían muchas historias que contar. Le gustaba escuchar cómo hablaban de sus padres, siempre con enormes sonrisas.

- Jeno, ¡en nada es tu cumple! - exclamó Mark con una gran sonrisa. Mark era el que tenía mejor memoria - ¿Qué vas hacer?

- Supongo que lo celebraremos con papá y los tíos - se llevó una mano al mentón -. Seguro que hacemos una gran fiesta. ¡Y habrá una tarta enorme! - se rió -. Aunque si tía Sana está, la tarta morirá - comentó mientras hacía un puchero. En casi todos sus cumpleaños, Sana había tirado el pastel. Aunque luego les pedía millones de disculpas y les compraba muchas cosas para compensarles el trauma de ver su tarta en el suelo.

- ¿Y amigos? - preguntó Renjun curioso. Los tres hermanos nunca habían celebrado un cumpleaños al que invitasen a sus amigos.

Jeno miró en dirección a su hermanito. Tanto él como Minju habían intentado que su pequeño hermano se acercase a alguno de sus grupos. Pero él nunca había terminado de encajar, y al final, siempre terminaba alejándose. Sin embargo, esta vez su pequeño hermano se encontraba riéndose al lado de los dos pelirrojos. No pudo evitar sonreír.

- Creo que este año sí - comentó con una sonrisa. Orgulloso.

Los dos chicos que estaban con él comenzaron a soltar gritos de emoción. Ellos habían escuchado muchas cosas acerca de la peculiar familia del pelinegro y querían conocerlos. Los tres estaban muy emocionados. Sobre todo Kim, quien, al igual que su hermana, habían optado por decirle a su padre que no querían llevar amigos. Aunque nunca le habían dicho que la razón era porque Jeongin no tenía amigos.

<···>

La única chica entre los hermanos se encontraba con su pequeño grupito. Sus manos se encontraban entrelazadas con sus dos mejores amigas, las cuales no dejaban de comentar algo sobre unos dibujos que habían hecho. Ella no dejaba de mirar a su hermano y sus nuevos amigos. Infló un poco sus cachetes. A ella le había llamado mucho la atención los hermanos.

- ¿Qué te pasa, Minmin? - preguntó Yuna mientras se dejaba caer sobre el hombro de la chica, sin apartar la mirada de su cara.

- Los nuevos son bonitos - susurró.

Su castaña amiga los miró un momento, para luego negar.

- Yo soy más bonita - sonrió.

Minju no pudo evitar que la sonrisa de la contraria se le contagiase. Ella estaba feliz con sus amigos. Eran bonitos, como ella.

- Yo quiero que vuelvan ya Dongies - susurró la otra pelinegra.

Ese día, solo estaban las tres. Pero eso no implicaba que solo estuvieran ellas tres en el grupo. De hecho, Minju había resultado ser, al final, la más popular entre los hermanos. Teniendo un grupo compuesto por sus dos mejores amigas, Sihyeon y Yuna, y por sus dos mejores amigos, quienes eran hermanos gemelos, Dongju y Dongmyeong. Ella envidiaba la cercanía de ambos gemelos incluso allí. Sus hermanos y ella se habían alejado un poco desde que habían entrado en el colegio. Aunque en casa se mantenían siendo muy unidos.

left behind [KookV]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora