[please, be a nightmare]

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Cargaba una preciosa, y bastante grande, caja de colores pasteles a través de las calles. Las personas que se movían a su alrededor, apenas se paraban a mirarlo y él no dejaba de esquivarlos, moviendo su cuerpo sin parar. Posiblemente, llevaba muchísimo tiempo sin hacer tanto ejercicio, pero sabía que merecía la pena. Se sentía tan satisfecho consigo mismo con aquel producto que él mismo había creado.

Consiguió llegar a su piso. Las escaleras se abrían camino frente a él. Dejó escapar un ligero suspiro para luego, con renovada energía, comenzar a subirlas. Estaba tan emocionado que apenas podía pensar bien qué haría o qué diría. Ese día no podía ser estropeado por nada.

Observó durante un momento la puerta grisácea que lo separaba de su apartamento. Tomó una serie de profundas respiraciones, intentando recomponerse lo antes posible de aquel esfuerzo. Necesitaba estar lo más fresco posible para cuando llegase el momento. Se aproximó hacia la puerta y tecleó con cuidado la clave de entrada y, tras el pitido de aceptación del código, la abrió con cuidado de no hacer demasiado ruido. Existía la posibilidad de que siguiera durmiendo; aunque no estaba seguro si eso sería mejor o peor para él.

Se quitó los zapatos y caminó por la casa con una sonrisa traviesa. Definitivamente, su novio debería estar dormido aún. No sabía si debía esperar a mañana o no. No se sentía con ánimo para dejar lo que tenía en manos hasta mañana, estaba seguro de que aquellas 24 horas hasta que el día de su aniversario serían horribles.

Ingresó a la habitación de tonos grisáceos. Su habitación estaba llena de luz, por lo que supuso que se habría despertado, aunque no lo había visto en ninguna de las otras habitaciones de la casa. Quizás acabase de salir de la ducha y estuviera escogiendo la ropa para ir a la universidad. Él solía ser muy descuidado con su ropa, pero le gustaba llevar un aspecto informal bastante bien diseñado, que encajaba a la perfección con su personalidad.

Se aferró a la caja tratando de ocultar sus nervios. Su corazón latía desbocado. No se podía creer que realmente estuviera a punto de hacer eso. Estaba, cuanto menos, feliz. Así que, con una gran sonrisa terminó de hacer su recorrido dentro de la habitación, sólo para encontrarla desierta. Le extrañó, él nunca tenía clases tan temprano.

Con cuidado, dejó la caja sobre la cama al ver, sobre esta, un folio doblado por la mitad. Posiblemente, le haya dejado una carta explicándole la razón de su ida temprana. Aunque eso no dejaba de ser raro. Él solía llamarlo cuando algo así pasaba.

De todas maneras, tomó la carta con curiosidad. Sólo había una frase... La carta se cayó de sus manos temblorosas. Sus piernas, repentinamente, parecían ser incapaces de aguantar su propio peso, sus ojos estaban vidriosos. Se aproximó al armario, a su parte, pero ésta estaba vacía. También revisó el baño y el zapatero. No había ni rastro de aquel chico con el que estaba a un día de cumplir cuatro años de noviazgo.

Volvió a su cuarto y recogió la nota del suelo antes de sentarse en la cama. Para este momento, grandes lágrimas caían por sus ojos desordenadamente, creando ríos desde sus ojos hasta su mandíbula, donde se convertían en brillantes cataratas. Se sentía realmente mal por dentro, pero necesitaba saber que aquello no se trataba de una pesadilla. Rezaba que fuera una pesadilla.

"Perdóname Tae, pero nada es más importante que cumplir mi sueño. Ni siquiera tú" estaba escrito en la caligrafía de su novio. Se había ido para perseguir su sueño y su futuro. Un futuro como estrella. Suspiró, sabía que su mayor siempre había querido ser un cantante, pero nunca pensó que él lo estuviera reprimiendo... Si sólo se lo hubiese contado, podrían haber encontrado una solución.

Trató de respirar pero los mocos obstruían su respiración. Estaba ligeramente mareado, pero las arcadas que comenzaban a formarse en su cuerpo sacudieron su cuerpo. El sabor de los mocos le estaba produciendo nauseas. No dudó en correr hacia el inodoro donde echó todo el contenido de su estómago.

Una vez todo quedó regado en las blancas paredes, se incorporó ligeramente, sentándose con la espalda y la cabeza apoyadas en las baldosas que adornaban la pared.

- ¿Por qué me has hecho esto, Kookie? - susurró a la nada.

left behind [KookV]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora