Caminó con seguridad entre la multitud. Había cuidado su aspecto y había intentado hablar lo mínimo. En su mente, solo se repetía una y otra vez aquella petición de Jeno. La insistencia para que Jungkook estuviera en su fiesta de cumpleaños. Se sentía traicionado por su propio hijo. Para Minju, Jungkook había sido una persona guay, pero no más allá. Su atención se había focalizado en aquella niña que juraba ser la favorita de Jennie. Mientras que Jeongin, su pequeño príncipe no le había prestado atención a Jungkook. No se sentía decepcionado con él, Jeongin era un buen niño. De alguna forma, parecía siempre cumplir con las expectativas de su padre sin siquiera intentarlo.
Pero Jeno había encontrado en Jungkook la figura de un hombre fuerte, exitoso. Jungkook se había convertido, en cuestión de horas, en un héroe para Jeno. Él tampoco quería cambiar la perspectiva de su hijo. Si Jungkook se había comportado como un desgraciado con él, no significaba que lo fuera a hacer con su hijo. Pero prefería mantenerlo lo más alejado posible de él.
Lo vio desde lejos. Jungkook observaba cómo daban los últimos retoques a la escenografía que usarían ese día. Ayer no había dejado el estudio de grabación en todo el día. Habían tenido que grabar la coreografía en varios sets y había sido difícil e incómodo. Sobre todo porque la bailarina a la que habían seleccionado para hacer los pasos de pareja con él había sido Sana. Sana, una de las mejores amigas de Taehyung. La misma chica que antes le dedicaba amplias sonrisas mientras que ahora parecía querer matarlo cada vez que lo miraba. Pero Sana era buena con las expresiones. Eso era lo que había hecho que sus compañeros decidieran que ella interpretase esa parte.
Además, Lisa y Momo que eran las otras opciones, posiblemente opacarían al artista. Sana sabía camuflarse en el escenario. Sabía en qué momentos debía ser vistosa, y cuando debía dejar que otros tomasen el relevo. Era la opción perfecta, todos estuvieron de acuerdos. Todos menos Jungkook, él ya tenía suficiente trabajando con Taehyung, como para también hacerlo con Sana. Tendría que bailar con ella durante todas las promociones. Sería agotador. De alguna manera, Jungkook ya se estaba arrepintiendo de seguir adelante con esa canción. Todo parecía torcerse.
- Tenemos que hablar.
La voz de Taehyung, repentina y grave, lo asustó. Sin embargo, no dijo nada. Se limitó a asentir y ambos se retiraron a un lugar más privado. Nadie parecía haber notado aquello. No notaron ninguna mirada curiosa. Lo agradecieron. Lo que menos necesitaban en ese momento eran rumores de un posible romance. Porque nadie pensaría que ambos habían sido novios antes. Nadie sabría nuca su historia real. Ellos no los dejarían.
- No te quiero ver cerca de mis hijos de nuevo - gruñó rápidamente.
- Taehyung, son niños. No es como si los fuera a matar.
- Me da igual - bufó -. Son mis hijos, y los voy a proteger a toda costa.
- ¿Proteger? No soy un peligro para ellos.
Pero claro que lo era. Taehyung tenía miedo de que los niños se encariñasen con él, y que Jungkook los defraudase, como lo había hecho con él. No era justo, puede que tampoco racional. Pero no quería que pasase. Él no soportaba ver a sus hijos mal.
- Eres un peligro para ellos, eres un peligro para todos. Fuiste un peligro para mí - gruñó, cabreado. Estaba diciendo más cosas de las que quería -. Si ellos se encariñasen, si Jeno siguiera viéndote como un jodido héroe. ¿Acaso eso cambiaría el que te alejaras de repente? Son niños, Jungkook. Tienen sentimientos también, y tú eres un experto en romper a la gente.
Jeon se quedó unos segundos en silencio. Como procesando todo aquello.
- Taehyung... - susurró suave.
Siendo sinceros, Jungkook quería echarse a llorar ahí delante. Todo ese tiempo, había sido egoísta. Había pensado en él, en sus sentimientos, en sus miedos. Había actuado por inercia. Había necesitado alejar lo único bueno que había conseguido. Lo había cambiado por algo que, sí, lo hacía feliz, pero no lo llenaba. Ser un idol era agotador, no tenía momentos para sí mismo. Tenía que ser perfecto siempre, un descuido podría terminar con su carrera. La más mínima incidencia.
Si sus fans se enterasen de sus encuentros privados... O si lo grabasen borracho alguna vez. Si dijera algo que no debe, o hiciera algo que no debe. Todo se iría. Él había cambiado un mundo de libertades, de amor, por ser un idol. Había soñado con cambiar el mundo, pero quizás, nunca pensó bien cómo se podía hacer aquello. Ser idol había parecido lo correcto. Pero ahora extrañaba a Taehyung. Extrañaba sus abrazos, la forma en la que sus labios encajaban. La calidez, la paz. Aquellas tontas mariposas que el mayor parecía haber plantado en su estómago todas aquellas primeras veces. Incluso ahora, que parecían haber sido asesinadas, volvían a manifestarse.
Pero su corazón dolía. Dolía por la escena que veía, por las palabras que oía. Lo había roto. Quiso volver el tiempo atrás. Quiso haber tenido la madurez para encarar la situación. Quiso no ser un niño asustado, un cobarde. Querría cambiar tantas cosas. Pero no podía. Esa era la consecuencia de todo lo que había hecho.
- No me llames así. Para ti, solo seré V - murmuró -. No somos las mismas personas que hace unos años, Jeon. Ya no somos cercanos, ya no nos conocemos. Quiero que te mantengas alejado de mis hijos. Y no es una petición.
- No lo voy a hacer - habló. Ni siquiera él sabía de dónde había sacado esa fuerza -. Voy a ir a su cumpleaños, se lo prometí a Jeno que estaría allí.
- Jeno entenderá que no puedas ir - reprochó.
- Me da igual que lo entienda o no. Dices que quieres que me aleje de tus hijos porque tienes miedo de que les falles. Jeno solo espera que vaya a su fiesta de cumpleaños y tú buscas que le falle, ¿quieres arruinarle su cumpleaños?
Se quedó en silencio, con la cabeza agachada. No podía decir nada, no sabía qué decir. Jungkook lo había pillado con la guardia baja. Debió haber tenido la cabeza fría, pero no había podido hacerlo. Ahora, no había forma de que un argumento suyo valiera.
Él tenía razón. Él ganaba, como siempre. Lo odió, y se odió a sí mismo. Porque había fallado. No había podido defenderse a sí mismo, y no había podido defender a sus hijos. Jeno no era el culpable, él solo era un niño. Un niño que iba a congeniar con Jungkook demasiado bien. Taehyung siempre lo supo. Mientras lo veía crecer. Jeno era igual que el Jungkook que él conoció, el Jungkook del que se había enamorado perdidamente.
Ese Jungkook que solo existía en sus recuerdos.
- Después del cumpleaños, no quiero que te vuelvas a acercar a mis hijos - sentenció.
Taehyung se fue de allí, corriendo en dirección a la pequeña habitación en la que Leeteuk lo esperaba. Aquello no estaba bien. Se estaba arriesgando demasiado. Pero Jungkook jamás lo pensaría. Contaba con aquello, era su único consuelo. Jungkook no sabía que él podía concebir. Ni siquiera él lo sabía mientras estaba con Jungkook. Él no tenía razones para llegar a imaginar que esos tres niños eran sus hijos. Taehyung rezaba porque aquello siguiera siendo así.
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left behind [KookV]
FanfictionMARCADA COMO FINALIZADA PORQUE SE CANCELÓ EL PROYECTO. HAY UNA "CAPÍTULO" EN EL QUE SE DICE CÓMO DEBIÓ TERMINAR LA HISTORIA SI SE HUBIERA SEGUIDO ESCRIBIENDO. [5 años atrás] ·· Perdóname Tae, pero nada es más importante que cumplir mi sueño. Ni siqu...