Gravity | Stefan Salvatore [1]

SEIS

CAPÍTULO SEIS | HUELE A ESPÍRITU ADOLESCENTE

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POR PRIMERA VEZ EN MESES, KLARA SE DESPERTÓ EN SU PROPIA CAMA. Después de que Stefan se alimentara de Elena, la llevó a casa, donde el doppelgänger le aseguró que estaría bien. Klara luego regresó a la pensión Salvatore y explicó todo a Damon y en medio de eso, Stefan también regresó a casa.

Woah.- gritó Damon desde la puerta del dormitorio de Klara cuando notó libros de texto en la mano y una bolsa sobre su hombro.- ¿A dónde te vas?

Uh. Escuela.- La rubia se encogió de hombros como si fuera obvio hacia dónde se dirigía.- Es el primer día del último año, Damon.

Te das cuenta de que ahora eres un vampiro, ¿verdad? No creo que tu asistencia sea obligatoria.- Damon se burló con una ligera sonrisa mientras se movía dentro del dormitorio.

Elena se dirige. Quería asegurarme de que estuviera bien, ¿sabes?.- Klara inclinó la cabeza con simpatía y Damon asintió lentamente.- Solo... me siento culpable. Podría haber hecho más.

¿Más que intentar que te maten?.- Damon se acercó al vampiro, con una mirada puntiaguda en su cara.- No podrías haber hecho más de lo que ya lo hiciste. Y Elena tiene un complejo de mártires, así que...- Se encogió de hombros.

Todos ustedes son clase, ¿verdad?

El humor es lo único que me hace pasar mis días.- Damon le devolvió una sonrisa alegre a su amiga, que puso los ojos en blanco y bajó la escalera con él.- Sabes, es genial tenerte de vuelta.

Se siente genial estar de vuelta.- Klara le sonrió.

Mientras los dos bajaban más abajo de la escalera, escucharon voces y música resonando a través de los altavoces. Los cadáveres de las hembras se extendieron por toda la casa mientras pasaban por el pasillo y entraban en el salón donde Stefan interpretaba a Twister con un montón de chicas obligadas.

Uh-oh. Alexandra. Mano izquierda, por favor.- Sonrió hacia una mujer morena que simplemente le ofreció su muñeca izquierda en la que hundió los dientes con facilidad.

Klara jadeó horrorizada por el estado de la habitación. Nunca había visto a Stefan así, era como si estuviera mirando a alguien completamente irreconocible. El hedor de la sangre llenó sus fosas nasales, pero ella mantuvo su respiración estable e intentó no concentrarse en ella.- Estás bromeando, ¿verdad?

Oye, las dos morenas en la escalera me deben una alfombra persa.- gritó Damon, lo que interrumpió a Stefan, que finalmente se alejó de la muñeca de la chica.

¿Quieres decir que nos deben una alfombra persa?.- Corrige mientras se limpiaba la sangre de los labios.- También es mi casa, hermano. ¡Oh! ¿A alguno de ustedes le gustaría dar un giro?