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Despedirse de Severus fue lo más difícil que Harry había hecho en días, compartir ese momento tan íntimo con Snape había sido tan.. indescriptible, que aún se sentía en las jodidas nubes. —Te quiero..—Harry beso los pálidos labios de Severus.

—Yo más, Harry.—Severus besó su mejilla y luego, su cuello. No quería separar del joven justo en ese momento pero, tampoco podía dejarse llevar por la emoción.

El de ojos verdes enrojeció y suspiró, beso nuevamente sus labios para luego, con algo de dificultad se arrastró por el boquetillo que daba con el sauce boxeador. Si bien, a Harry le hubiera encantado quedarse y amanecer junto a Severus, sabía que era un tanto imposible, no quería meterse en problemas si descubrían su ausencia y sabía que Severus también debía asistir a su trabajo, por suerte los exámenes serían está próxima semana y luego de esos, los refuerzos de la semana final.

Solo dos semanas y sería libre.

Su única preocupación era la posible reacción de sus padres al él revelar su relación con Severus, Harry sabía que tal vez se estaba apresurado demasiado, pero estaba enamorado y no quería hacer nada oculto ante ellos.

Quería que ellos supieran de interés amoroso por el mayor y que lo aprobaran.

—Ah.. la vida es tan difícil.—Murmuro pensando en sus trivialidades.

—Lo mismo opino, mi muchacho.

Harry estuvo a punto de resbalarse de las escaleras al llegar al quinto escalón de esta, entre sus divagaciones no había notado en qué momento había llegado.—D-director Dumbledore.

Albus sonrió al joven Potter.—No tienes que preocuparte, no te delatare ante Flich pero debes seguir las reglas y cumplir el toque de queda.—Murmuro con voz baja.—¿Puedo preguntar en dónde estabas?

Harry sintió el rubor cubrir sus mejillas hasta sus orejas.—B-bueno, yo… Estaba tomando algo de aire en los jardines.—La mentira era obvia, y por la incredulidad en los ojos azules del director era obvio que no le había creído pero, Albus hizo más preguntas.

—Regrese a su habitación, señor Potter.—Pidió amablemente el director.

Harry no dudo en asentir y correr por las escaleras hasta la torre, susurró la contraseña y, a pasos silenciosos recorrió el pasillo y subió las escaleras hasta su habitación. Todos seguía durmiendo tal cual y como los había dejado, Harry decidió entrar al baño y humedecer su rostro.

Al observar su reflejó, sonrió.

Aquella noche había sido la mejor de su vida y jamás lo olvidaría.

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A James no le pareció la mejor de las ideas  ser enviado junto a su escuadrón a revisar las habitaciones de la mansión de Tom Riddle.

Según algunos testimonios de los muggles que vivían en la zona, habían notado luces dentro del lugar abandonado, y no solo eso, el muggle encargado de cuidar el lugar había desaparecido una semana atrás y nadie daba con su paradero.

—Longbottom, ven conmigo.—Inspeccionar en parejas era mejor, cubrían algo más de terreno y se velaban por la seguridad del otro. Eran al menos diez auroras que se habían dividido en cinco parejas para revisar el enorme lugar.—Este lugar apesta.

Frank sonrió.—No tanto como los pañales de mi segundo hijo.—Murmuro.—No entiendo cómo Alice es capaz de atenderle, lo único que hace es llorar. Cuando Neville nació era muy poco lo que lloraba.

James le dio un par de palmadas en la espalda, consolándolo. Continuaron el recorrido hasta que un fétido olor les revolvió el estómago, al final del pasillo, la penúltima habitación tenía la puerta abierta, por suerte había suficiente luz natural para ver lo que se hallaba dentro de esta.

Era el cadáver descompuesto de aquel muggle desaparecido.

Frank dio un par de pasos hacia atrás.—Oh Merlín, oh Merlín.—Si bien, no era la primera vez que veían una cadáver, ver tal estado de putrefacción era algo que simplemente no se podía dejar pasar.—Yo… Creo que te esperaré en el pasillo.

James asintió, saco una pequeña lo libretilla y tomó un par de apuntes en estás, trato de detallar rápidamente como se encontraba el cadáver de y al no aguantar más el olor. Decidió salir y unirse a su compañero pero…

—¿Frank?—El pasillo estaba vacío, James saco su varita como reflejó.—¿Frank?

James trató de mantenerse sereno, escuchó una especie de rechinido causado al pisar la modera ya envejecida pero.. el no había causado tal sonido.

El retumbar de una fuerte explosión en el piso superior al que se encontraba lo alertó, una de las puertas se abrió y, un hombre, totalmente vestido de negro, con aquel típica máscara ocultado su rostro le hizo confirmar lo obvio.

Habían caído en una trampa.

—Potter, Potter.—Replico con voz profunda, el odio era notorio.—Este será el día en que me deshaga de ti.

—¿Dónde esta Frank?—Pregunto James inmutable.

El hombre resoplo.—Vivo, por ahora, pero luego de asesinarte él será el siguiente. Los amigos de Dumbledore no son mi gran fascinación y varias de sus muertes alegrará a mi señor.

James frunció el ceño. Esquivar un cruciatus no fue tan difícil pero, no contaba con que el muy imbécil hiciera otro sin siquiera murmurarlo.

Retorcerse era una de las formas más notorias de demostrar el dolor  que sentía pero, James Potter no le daría el gusto a tal imbécil, si bien, estaba sobre sus rodillas en el suelo, James se aguantó las ganas de gritar mientras era víctima de tan dolorosa maldición.

Cuando el dolor cesó, James se sintió levemente mareado, sintió como su varita se le era arrebatada y como el mortífago frente a él reía por tal Victoria.—¿Ultimas palabras, Potter?

—¡Dissolutum maledictum!

James ahogó un grito al ver cómo el hombre frente a él comenzaba a desintegrarse, si bien, aquello parecía no dolerle,. Lo vio retroceder y voltearse.—Tu… maldito traidor.

El auror notó a otro mortífago, a pesar el dolor, James fue capaz de reconocer tal  máscara. Había sido el mismo que le había lanzado aquel Desmaius luego de que él le atacará.

—A nadie le importas, Lestrange, en realidad te hice un favor.

James observó como el cuerpo corpulento rápidamente se convertía en cenizas, el auror trató de gatear y agarrar su varita pero el otro ya se encontraba frente a él. James fue arrastrado hacia la habitación de la cuál había salido el ya difunto mortífago.

—Potter, Potter, tus reflejos son un asco.

James tambaleó, quedando sentado, su cuerpo dolía producto del cruciatus que había recibido minutos atrás, Frank se hallaba en suelo, al parecer victima de un Desmaius.—Tu….

—Cierra la boca, Potter.—El mortífago le lanzó su varita.—¿No sé te hace curioso que las últimas semanas sigan cayendo en estás emboscadas?

James tragó ruidoso.—U-un poco la verdad.

—Entonces contaré con tu discreción.—El auror vio cómo el mortífago  se agachaba frente a él, sin ninguna intención de querer atacarlo.—La orden de fénix, me han hablado de ella, muy bonita para ser verdad pero, siguen los ideales correctos.

James observó la máscara de metal.—¿Qué quieres decir?

—Una rata entre ustedes, Potter. Utiliza esa cabeza y piensa. La rata es el traidor.—El mortífago se irguió nuevamente.—Van a quemar este lugar, lo mejor es que salgas de aquí.

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Actualización!!!

Tarde, si, pero actualice.

Gracias por sus votos y comentarios. Este miércoles nueva actualización.

Besitos.

 

El mortifago & yoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora