El mortifago & yo

22.-

Severus se sobresalto levemente al sentir como su brazo lastimando era tocado, abrir los ojos fue algo difícil, si bien, estaba consiente, el dolor y la perdida de sangre no le hacían estar totalmente activo.—¿Tienes conocimiento de medimagia, Potter?—Pregunto al ver cómo el rostro nervioso del auror presionaban una especie de pañuelo en su herida para eliminar la sangre que estaba acumulándose.

James no respondió, el libro estaba abierto frente a él, flotando mientras sus temblorosas manos intentaba seguir los procedimientos al tiempo que sus ojos leían.—Vale, escucha, esto va a doler solo un poco pero..

Severus soltó un gruñido al sentir una especie de picor en su herida, Potter había aplicado algo parecido al alcohol pero, luego suspiró aliviado, sintiendo como e dolor desaparecía y como su brazo parecía estar anestesiado.

James saco una moneda de su bolsillo y sin mucha dificultad la convirtió en una aguja, hacer hilo fue difícil.—Agradezco que las suturas no sean a mano pero, si debo tener buen pulso con mi varita.

—No juegues conmigo al doctor y el enfermo, Potter.—Si bien, no sentía dolor, Severus fue capaz de percibir como la aguja se deslizaba por su piel y como el hilo hacia presión luego de hacer la primera puntada.—Si lo veo no me gusta, te mataré Potter.

James respiró profundo.—Si te portas bien, te llevaré a cenar en nuestro “segundo” encuentro.—Murmuro, continuando con las suturas, lo único que tenía que hacer era pasar su varita lentamente por la piel abierta y así, el hechizo aplicado hiciera de apoco el resto.

—¿Tu pagas?—Pregunto Severus, sintiéndose adormilado.

—Por supuesto.

Severus soltó una risita, y se mantuvo en silencio hasta que sintió como un ungüento era esparcido en su herida ya cerrada y como una larga venda cubría la zona afectada.—Gracias, Potter.

—Ya te dije, eres mi amigo, cuando todo esto acabe, te invitare a cenar con mi familia, y te presentaré a mi hijo, es tan apuesto como yo.—Le aseguró James.

—Eres horrible, Potter—Severus sintió como James le ayudaba a colocarse de pie y era arrastrado al cuarto en el que había sido llevado semanas atrás.—¿Cenar con tu familia, Potter? ¿Me vas a dar la mano de tu hijo acaso?

James le ayudo a sentarse, y con un par de hechizos cambio la ropa de Severus por unas más cómodas.—Eres muy gracioso, Snape.—El pelinegro fue recostado.—Mi hijo ya tiene novia, es una compañera de la escuela, incluso me discutió cuando me traje su libro de medimagia, ella se lo regaló.

Severus río entre la conciencia e inconciencia.—Debe ser un libro muy especial.

James tomó asiento en un banquillo frente a la cama.—Lo es, por ahora, descansa, cuando despiertes, estaré aquí.

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Harry tuvo que mentirle a su madre cuando está vio su expresión de enojó en el rostro, no quería dar a conocer el motivo de su molestia y tampoco quería ser trato como un caprichoso pero… Ese libro había sido uno de los primeros obsequios que Severus le había dado.

La chimenea sonó indicando que alguien estaba punto de llegar, Lily espero ver a su esposo pero, Sirius y Remus aparecieron, uno seguido del otro.—¡Familia! ¿Qué tal estamos?—Suspiro.—Hoy fue un día de acción y algo de papeleo ¿Dónde está James?

—Salio, la verdad , pensé que estaba con ustedes.—Murmuro Lily regresando sus pasos a la cocina, estaba preparando la cena.

Remus frunció el ceño y murmuró un par de cosas que Sirius fue capaz de escuchar. Más Harry observó a su padrino negar.