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Estar rodeado de personas desconocidas era un tanto incómodo para Severus, aunque sabía que debía ser agradecido ya que, cada uno de ellos había puesto su granito de “arena” para encontrar la cura de aquella maldición que estuvo a punto de matarlo.

Ciertamente esa muy agradecido con James y Lily, y sobre todo, con Harry, quien había sido su salvador al haber logrado obtener aquellas lágrimas de unicornio. Ahora, ya se encontraba totalmente recuperado y, listo para regresar a la batalla.

El lord, había secuestrado a esa Ruta Streaker aquella fastidiosa reportera del diario el profeta. El señor tenebroso, no tuvo pelos en las lengua al decir sus intenciones a la aterrorizada periodista. La declaración de guerra ya había sido proclamaba y, la batalla tendría lugar en Hogsmeade dentro de dos días, tres horas después del amanecer.

Era un tanto absurdo, incluso para él, que el lord decidiera dar a conocer sus planes al mundo mágico, aunque estaba seguro que lo hacía no solo para generar miedo, si no, un gran profundo temor de que Dumbledore sería derrotado.

“Dumbledore caerá bajo mi poder, y luego, ejecutare a cada integrante de su grupo, uno por uno. La comunidad mágica debe estar preparada y no temer, ya que, es hora de que alguien como yo, ocupe el lugar del ministro. Yo solo pienso en el beneficio de nuestra comunidad, no de su destrucción”

Sonaba muy bonito para ser verdad.

—¿Nos presentaremos?—La pregunta era ridícula pero, Severus agradeció de alguna forma que alguien la comentara—Tal vez solo sea una trampa.

—No lo es, ya es un hecho —Aclaro Dumbledore, observando la mesa redonda en la que se encontraban sentados.—Lucius Malfoy me entregará el último horcrux en plena batalla, no puede ser descubierto ante Tom.

—¿Cómo podemos confiar en él? Tal vez solo quiere aparentar que está de acuerdo con nosotros, no se puede confiar en un seguidor de ese loco—Declaro Ojo loco cruzándose los brazos.

Dumbledore frunció el ceño—¿Entonces no podemos confiar en Severus?—Pregunto en voz alta.

El auror retirado observó al hombre de cabellos largos y pálidos—El ha probado su lealtad—Se apresuró a decir—Nos reveló información importante, en el tiempo justo y, se sacrifico por Potter.

—Ciertamente, es así, pero hay muchos tipos de lealtad, y Malfoy no puede ponerse creativo en este momento. Tom desconfía hasta de su propia sombra y, lo mejor para nosotros es que crea que tiene algo de control hasta ahora—Dumbledore se colocó de pie—Es arriesgado, y solo quiero saber si contaré su apoyo, los que no deseen participar, es entendible y no es ético juzgar a nadie por sus decisiones, es normal tener miedo.

Sirius y Remus se observaron el uno al otro—Puede confiar con nuestro apoyo.

—Y el mío—Expreso James alzando el brazo.

Los labios de Lily temblaron. No quería experimentar una nueva angustia con su esposo en batalla, y, aunque le había insistido a James que no participara, había sido incapaz de hacerse desistir. La medimaga no alzó el brazo, pensó en su hijo, si algo que le ocurría a ambos… ¿Qué sería de Harry?

—Lestrange me debe una—Severus alzó el brazo.

James soltó una risita, Lily estaba así izquierda y Severus a su derecha—¿Quién no tenga miedo a morir no nazca?

—Correcto.

La orden del fénix estaba compuesta en ese momento por más de veinte personas, un grupo con las suficientes capacidades para hacerle frente a los mortífagos.

—Tienes mi apoyo, Albus—La preocupación y el temor eran notorios en los ojos del ministro, Fuged había decidido establecer toques de quedas y guardias, no solo en Hogsmeade si no, en gran parte del territorio de la comunidad mágica—Hay un gran escuadrón de aurores dispuestos a luchar, nadie a sido obligado.

El mortifago & yoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora