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Mentirle descaradamente a sus padres era algo que Harry, había evitado hacer desde niño pero, lastimosamente aquel día, se había visto en la obligación de utilizar a Hermione para lograr convencer a su madre de que, ella y él,  irían a ver una película muggle y luego de ahí, a comer y dar un paseo por algún parque.

Por suerte, la pelirroja no había demorado mucho en ceder a los deseos de su hijo, la felicidad de Harry era la suya, aunque, tras esa inocente salida había un trasfondo un poco más grande.

—Hermione, te juro que haré todo lo que me pidas, una vez e inicie el séptimo año.—Murmuro Harry, completamente agradecido.—Se que te estoy involucrado pero, está es la única forma en la qué él y yo tenemos para vernos.

La castaña le calmo, dando un par de palmadas en su espalda.—Esta bien, no tienes que preocuparte, solo ten cuidado ¿Vale? ¿dónde te encontrarás con ese hombre?

Harry se sintió un poquito mal en tener que mentirle también a Hermione, no iba a decirle que iría a visitar a su “enamorado” directamente a la casa de este.—Nos veremos en una librería de Diagon, y de ahí, iremos a algún sitio para comer.

Hermione asintió, sin notar las mentiras de su amigo.—Tenemos tres horas entonces, yo iré al museo, hay una exposición sobre “Londres antes de ser Londres” y se me hace bastante interesante, y solo estará por esta semana.

El de ojos verdes sonrió.—¿Nunca dejas de estudiar, verdad, Mione?

La castaña le hizo un guiño.—Tal ves ahí encuentre, al magnate que tanto he esperado.

La burla en la voz de la chica eran evidentes, Hermione utilizo la chimenea de primera para aparecer en un lugar cercano al museo y, Harry susurró en voz baja la dirección flu de la casa de Severus.

Harry, odiaba, odiaba la red flu, no sabía que era peor, si ala aparición o, sentirse succionado por la chimenea y ser expulsado sin contemplación alguna. El joven, se preparo mentalmente, no quería hacer el ridículo frente a Severus y tropezar y caer bajo su mirada, pero, sus sueños de hacer salir de forma “cool” fueron imposible y, termino expulsado sin amabilidad alguna de la chimenea de la casa de los Snape en la Hilandera.

—Bienvenido—La burla en la voz de Severus era evidente, Harry sintió sus mejillas enrojecerse pero, no le dio tiempo de enojarse al sentir como uno de los brazos de Severus se enroscaba en su cintura.—Esposa.

Harry sintió como su cuello era besado, y suspiró, busco los labios de Severus y, se sintió en el cielo cuando estos fueron a acariciados por los contrarios.—Te extrañe, Sev.

El hombre sonrió y asintió—Lo sé, la verdad espero que el tiempo de tus vacaciones pase rápido, es un tortura que estés en tu casa, y no poder dar visitas nocturnas.

Harry soltó una risita y, rápidamente curioso el lugar, la casa era bastante iluminada, algo que le sorprendió, la verdad esperaba tonos algo más apagados.

—Soy una persona, Harry, no un vampiro.

Las mejillas del joven enrojecieron.—¡Deja de leerme la mente, Severus!—Se quejó, pero toda molestia fue olvidaba al notar los vendajes que cubrían uno de los brazos del más pálido.—No me dijiste que estabas herido.

—Fue una mentira piadosa, alégrate de que tú padrino siga vivo—Severus desactivó la redflu y así evitar visitas indeseadas.—Por poco y me deja sin brazo.

Harry se mordió los labios, odiaba el no saber cómo expresarse en esos momentos, sabía que su padrino estaba haciendo su trabajo al creer que Severus era una posible amenaza pero por otra, lo odiaba por haberle lastimado.—¿Quieres que revise tu herida?

El mortifago & yoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora