Capítulo Treinta y Siete

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Cuando llegamos a Casa, le dije a Lena que se dirija primero a la habitación que yo iba en un momento. Y cuando me estaba preparando para ir, tocan la puerta.

—Alaric. Que sorpresa.

—¿Tú mataste a Jane?

—¿Disculpa?

—Su cadáver apareció hace unas pocas horas.

—Oh, ya entiendo. Tú piensas que yo la mate por el pasado que teníamos. ¡Porque no vas con tus prejuicios a la mierda!

—¡¿Tú la mataste?!

—¿Sabes? ¡Jane vino a esta casa y atacó a mi novia! ¡Ella casi muere! Pero cuidado que aquí yo soy la única mala. ¡Tu solo ves lo que quieres ver, Alaric! ¡Eres un estúpido! —Cierro la puerta.

Al tener toda esta rabia encima tenía que desquitarme con algo, así que baje al sótano y me puse a golpear el saco de boxeo. Mala idea, se rompió al utilizar toda mi fuerza. Intenté calmarme inhalando y exhalando, pero no funcionaba. ¡¿Cómo creía ese idiota que podía venir a tratarme así?! Antes de romper algo más valioso decidí darme un baño con agua caliente para relajarme.
Cuando salí de la ducha ya estaba un poco más calmada, lo suficiente como para ir con Lena a la habitación.
Cuando entro, ella estaba dormida, así que me posicionó detrás y la abrazo.

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                    A la mañana siguiente

Luego de hacer toda la rutina mañanera, bajo y veo a Lena preparando algo en la cocina.

—Hola, amor.

—Hola.

—¿Te molesta que te llame así?

—Para nada —Me sonríe y la beso.

—La abrazo por la espalda—. ¿Sabes cuál es la diferencia entre un helado y yo?

—No, ¿Cuál? —pregunta aún mirando la mezcla.

—Que el helado se derrite por el sol, yo por tí.

—Lena sonríe y me da un beso—. Te amo.

—Espera, ¿Que dijiste? —Me mira.

—Que me derrito por tí.

—No, después de eso.

—Que te amo.

—Me mira con asombro pero rápidamente me besa calidamente—. También te amo, _________ —Sonríe.

—¿Qué preparas? —digo aún abrazándola por la espalda.

—Estoy preparando panqueques.

—¡Que rico!

—Lena ríe—. Oye, amor, ¿Quién era con el que discutias anoche?

—¿Quieres que te ayude? —Me separo.

—_________.

—No era nadie.

—¿Entonces porque le dices a nadie —hace comillas—. Que casi muero?

—Porque es la verdad.

—También encontré el saco de boxeo roto.

—Suspiro—. Era Alaric Saltzman. El director de la escuela Salvatore y alguien que me cae muy mal.

—¿Qué pasó?

—El vino y me preguntó si yo había matado a Jane.

Veo a Lena mirar un punto fijo y no se mueve.

—¿Lena? Oye, ¿Estás bien? —Toco su hombro.

Lena pega un salto y me sonríe nerviosa.

—¿Qué pasa, Lena?

—Nada, mi amor.

—No me mientas.

—Es solo.... Que es algo traumante casi morir.

—Te entiendo. Yo estoy muerta —río.

—Nunca me dijiste como moriste.

—Yo...

—Esta bien si no quieres hacerlo.

—No. Está bien, quiero que lo sepas.
Estaba en un bar cuando me llegó una carta de el informe de Allison. Ahí me di cuenta que ella no es quien decía ser.
Llegué a toda velocidad a mi antigua casa y vi a mi padre todo ensangrentado, cuando él se acercó para decirme que estaba bien. Allison clavó una flecha en mi corazón —Miro a la nada.

—Lo siento, _______.

—Esta bien, ya es parte del pasado.

—¿Puedo hacerte una pregunta?

—¿Qué como sobreviví si me padre murió?

—¿Cómo sabes?

—Telepatia —Señalo mi cabeza—. Unas brujas rompieron el lazo progenitor, entonces eso separó mi vida de la de mi padre.

—Entiendo.

—Oye, ¿Cómo vas con el proyecto?

—Casi lo termino, solo que estuve muy ocupada creando otro.

—¿El de la habitación?

(Flashback)

—¿Oye qué es este botón?

—¡No lo toques!

—Esta bien..

—Lo siento amor, pero estoy haciendo algo y si tocabas ese botón lo ibas a resetear.

—Claro —Le doy un beso y me voy de la habitación.

(Fin del flashback)

—Si.

—¿Qué es?

—Ya verás.

—No me dejes así —Hago un puchero.

—Ya pronto lo verás.

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                            En la noche

Beso a Lena y me pone contra la pared.

—Es muy traviesa, señorita Luthor.

—Y no sabes cuánto.

Me recuesta en la cama y me pone esposas para atarme a la misma.

—Sabia que te gustaba esposarme.

—Lena ríe y se pone encima de mi—.¿Puedo hacerte lo que quiera?

—Sí.

—En ese caso. J, activa el protocolo quince.

La habitación se vuelve roja y ya no puedo sentir mis poderes.

—¿Qué es esto Lena? —pregunto preocupada.

—Shhh, está noche, serás mi sumisa.

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Lena y TúDonde viven las historias. Descúbrelo ahora