Capítulo setenta y tres

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✨Antes de leer✨

Me gustaría disculparme con las personas que leían está historia y dejé de actualizar.
Tuve algunos problemas personales y eso me llevo a no tener la motivación suficiente como para escribir. Pero como ya estoy mejor escribí este capítulo.
Espero les guste.

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(Años más tarde)

Luego de ejercitarme me duché y bajé a almorzar con mi esposa.
Llevaba tiempo ya probando con todo tipo de cosas para quedar embarazada, pero nada resultaba. No le dije a Lena que estaba con tratamientos hasta el último intento, no quería que se angustiara.
Al sentir el olor de la comida sentí una sensación extraña, algo que no sentía desde que me había convertido en vampiro. Ignoré el sentimiento y me senté a la mesa, pero cuando lleve comida a mi boca y la olí me agarraron náuseas y tuve que ir al baño para poder vomitar.
Lena me sostuvo mi pelo, pero cuando termine de desechar lo poco que había comido empecé a llorar, pero no de tristeza, sino, de alegría.

—¿Qué pasa amor? ¿Por qué lloras? —preguntó Lena sin entender nada.

—Me dieron náuseas...

Ella me miró con el ceño fruncido confundida, pero pronto su expresión se fue ablandando y sus ojos se cristalizaron.
Ella se arrodilló enfrente de mi y me dijo con un nudo en la garganta.

—¿Estas...?

—No lo sé... —respondí con la máxima honestidad posible.

Lena se levantó y seco sus lágrimas. Se fue del baño y comenzó a vestirse de prisa.
Fui tras ella y le pregunté mientras miraba sus movimientos.

—¿Qué haces?

—Voy a comprar test de embarazo.

Yo asentí y mire mientras ella de estaba por ir.
Beso mi mejilla y me dijo

—Te amo, vuelvo de inmediato.

Ella se fue cerrando la puerta.
Me senté en la cama y me puse a llorar.
¿Habrá funcionado está vez? ¿O solo será una falsa alarma? ¿Podría ser madre siendo vampiro? ¿Cómo le diré a Lena si es una falsa alarma? Veía en sus ojos el destello de esperanza y alegría, no podía arrebatarle eso.
Me sequé las lágrimas y me puse a analizar la situación. ¿Cómo debería alimentarme? Se supone que debería comer vegetales y demás nutrientes pero... Soy un vampiro, eso no me llena, solo la sangre lo hace. ¿Y si la prueba no funciona? Se supone que es para personas vivas y yo claramente no lo estaba hace tiempo.
Mientras pensaba escuche a Lena entrar por la puerta y subir las escaleras. Cuando llegó a la habitación me dejó una bolsa con por lo menos quince pruebas de embarazo distintas.

—Yo... No sabía cuál era mejor, así que traje la mayoría —explicó ella.

Asentí y me fuí al baño para comenzar a hacerme las pruebas.
Minutos más tarde, cuando las pruebas se estaban revelando, ví que todas estaban dando negativo.
Estaba apunto de llorar cuando divisé una que daba positivo.
Me acerqué para comprobar que no estaba alucinando y así era, no lo hacía, era positivo.
No sabia que pensar, catorce habían dado negativo y una positivo. ¿Será verdad?

Salí del baño y miré a Lena. Ella estaba jugando con sus manos mientras miraba un punto fijo. Cuando salí y me notó, de inmediato se levantó y me miró.

  —No lo sé —respondí.

—¿Qué resultado salió?

—Catorce negativas y una positiva.

—Ella asintió y me dijo—. Déjame verlo.

Traje las pruebas y las miró atentamente. Luego me miró a mi y luego a las pruebas.

—¿Qué piensas? —dije.

—Tal vez al ser un vampiro esto no puede determinar con claridad, tal vez necesitamos un ser sobrenatural para que lo confirme.

—¿Hablas de una bruja?

—SÍ.

—Pero tú eres una.

—Una más experimentada.

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—Tía Freya gracias por venir sin anticipación.

—No es nada. Además, dijiste que es urgente. ¿Qué pasó?

—Bueno... —dije divagando.

—Dime.

ŽCon Lena decidimos buscar tratamientos para que yo quede embarazada, y esta tarde cuando me llevé la comida a la boca y la olí sentí náuseas. También me hice pruebas de embarazo y catorce de ellas salieron negativas, pero una no. Lena determinó que al ser un vampiro las pruebas de embarazo se atrofian, así que decidimos llamarte para saber si podrias hacer algo para que verifique si estoy embarazada o no.

Mi tía se quedó analizando lo que dije por unos segundos y finalmente accedió.

—Muy bien, necesito que te relajes.

—Absolutamente relajada —dije inquieta—.

—_______ —dijo mi tía mirándome seriamente—.

—¡Está bien! —Suspiré.

Mi tía realizo el hechizo, repitiendo palabras que no lograba comprender. En un momento se quedó callada y sus ojos se volvieron blancos.
Me asusté y empecé a entrar en pánico porque ya su trance había durado bastante. Pero cuando estaba apunto de llamar a Lena mi tía regreso de dónde quiera que se encontraba.

—¿Y? —dije yo nerviosa—. ¿Estoy embarazada o no?

—_______, debo decirte algo.

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Lena y TúDonde viven las historias. Descúbrelo ahora