Lena y Tú

Capitulo ochenta

Hola lectores/as, ¿Cómo están?
Me parece medio cara dura (Sin vergüenza) publicar un capítulo después de tanto tiempo pero... Aquí está.
Espero que lo disfruten y perdonen la demora.

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—Querrás decir nuestros hijos.

—Lena, respóndeme. ¿Dónde están los bebés?

—Tranquila, están bien. Están en la incubadora porque nacieron prematuros.

______ se movió con velocidad hacia la salida pero yo la detuve.

—¿Qué haces? Ellos creen que estás muerta, si te paseas por el hospital vas a llamar la atención.

—Tienes razón —dijo mirándome fijo.

Mi esposa dejo de mirarme y se alejó dándose la vuelta repentinamente.

—¿Qué sucede?

—Aléjate, por favor.

—¿Qué pasá, mi vida? ¿Qué tienes? —dije respetando la distancia.

—Tengo sed y me diste de probar tu sangre. Intento controlarme.

Me acerqué hasta ella y le di la vuelta para que me mire. _______ tenía los ojos rojos como el fuego y venas negras descendiendo de ellos.

—Sé que no me harías daño.

—¿Cómo estás segura?

—Porque me amas y sé que no harías nada que atentara contra mi vida.

______ iba a girar su cabeza para no mirarme, pero yo la detuve agarrando su mentón.

—Mírame.

—Lena...

—Mírame, mírame a los ojos, no mires mi cuello. Escucha mi corazón y respira profundo.

Ella hizo lo que le pedí y poco a poco sus ojos volvieron a la normalidad.
Ella me abrazo fuerte y yo la correspondí.

—Te amo —me dijo al oído.

—Yo más, mi amor.

_________ se separó y empezó a mirar la sala.

—Quedate aquí, voy a buscarte algo para comer y ropa.

—Esta bien, te espero.

Le dí un beso rápido a mi esposa y me salí de la habitación.

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Cuando Lena se fué me puse a ver la maquinaria y sus cables.
Quería ver a mis hijos y levantarlos cómo antes no pude, pero sabía que debía esperar.
Aun no podia creer el hecho de haber tenido hijos siendo vampiro, pero no era un hecho, era una realidad y me encantaba esa realidad. Tener hijos con el amor de mi vida era algo maravilloso que me hacía sonreír todos los días.

Mientras estaba perdida en mis pensamientos escuché que abrían la puerta.

—¿Tan rápido conseguiste las co...?

Me quedé de piedra al ver que la que estaba en la puerta no era mi esposa, sino, mi madre.

—¿Qué haces tú aquí?

—Me enteré que habías tenido a tus hijos y quería ver cómo estabas.

—¿Cómo fue que te enteraste?