Lena y Tú

Capítulo cuarenta

—¡Lena! —Le sujeto el brazo.

—¡Dejame, ________! —Se safa del agarre.

—Solo déjame explicarte.

—No quiero que me expliques, _________.  —Cierra la puerta.

Cuando iba a abrir la puerta de la habitación suena la de la entrada.

—Este no es un buen momento —pienso—.

Voy hacia la puerta principal y la abro.

—Hope.

—¡Hermana! —Me da un abrazo.

—Pasa —La miro confundida.

—De hecho no, tu vienes conmigo —Me tira del brazo.

—Espera un momento que me cambio.

—¡Pero si así estás bien!

La miro en desacuerdo y subo a mi habitación para cambiarme.

—Esperame aquí —digo desde las escaleras.

—Esta bien.

Cuando me terminó de cambiar estaba por ir a avisarle a Lena que me iba, pero supuse que no quería mi presencia así que pase de largo.

—Ya estoy.

—¿Pero te pusiste ropa para modelar o para salir un rato? Joder.

—Sonrío—. Cállate.

—¿Cómo está mi hermosa cuñada?

—En este momento enojada conmigo.

—¿Por qué?

—No es importante.

—Esta bien... Entonces vamos, que se nos hace tarde.

—¿Para qué?

—Ya verás.

Hope me hace subir a su auto a pesar que le dije que vayamos en el mío.

—¿Se puede saber a dónde vamos?

—Vamos a ir a una joyería, y tú me vas a ayudar.

—¡¿Vas a pedirle matrimonio a Josie?!

—¡Sí! —dice emocionada.

—Pero me hubieras dicho que iba con gusto, en vez de secuestrarme más o menos.

—Dramática.

—¿Ya sabes cómo se lo vas a proponer?

—En verdad... No.

—Yo sí, así que chófer apure ese motor.

Hope sonríe mientras pisa el acelerador.
Llegamos a la joyería más costosa de la ciudad, y al principio se nos perdió nuestro objetivo debido a las hermosas alajas, pero rápidamente volvimos en busca de lo que íbamos a comprar.

—¿Ese te parece?

—No, es muy grande.

—¿Ese?

—Es muy pequeño.

Empiezo a ojear los anillos hasta encontrar uno que me llamo la atención.

—¡Mira, Hope!

—¿Este que te parece?

—Es... Muy hermoso.