Capítulo sesenta y cinco

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(Una hora antes)

Salí de la casa deprisa con las últimas fuerzas que me quedaban.
Había ido al bosque a ver si por lo menos encontraba a un animal para poder fortalecerme, pero en lugar de eso encontré a un humano. Era perfecto, solo tenía que acercarme.
Cuando lo hice, y empeze a beber de él, tuve que separarme ya que su sangre estaba infectada con verbena.
Me dije a mi misma que no podía tener menos suerte, pero estaba equivocada. Más humanos se fueron acercando a mi y su aparente líder se presentó.

—_______ Mikaelson.

—¿Quién eres? ¿Qué es lo que quieres?

—No es importante quien soy. Y lo que quiero es venganza por mi familia.

—Ustedes los humanos son muy predecibles.

Me acerqué a uno y le arranqué la cabeza sin previo aviso, y así paso con uno más, hasta que me inyectaron más verbena y me caí al piso desmayada.

Cuando me desperté estaba atada con las manos sobre mi cabeza. Intenté liberarme pero las sogas quemaban. Malditos cazadores.

Visualice el panorama y al parecer me encontraba en el sótano de una casa. Yo estaba sin camiseta e inmovilizada.
Rugí lo más fuerte que pude esperando que alguno de mi manada lo escuche. Pero fue interrumpido cuando un tipo me pegó un latigazo en la espalda.

—Cállate. El jefe ya vine

El supuesto jefe aprecio apenas dijo eso. Con un cuchillo se me acercó y me lo clavo en el estómago.
Mis ojos se pusieron rojos y las venas negras salían de debajo de ellos.

—Hijo de puta —Dije yo.

—Él rió con lo que dije y me dijo—. ¿Te acuerdas de ellos? —Me mostró una imagen.

—¿Ellas son tu familia?

—Así es. Que por cierto tú las mataste.

—No me arrepiento, sabian bien.

Con lo que dije, él, me pegó en el rostro haciendo que mi labio sangre.
Yo sonreí y demostré que no me dolía, Pero el que estaba atrás mío me pegó otro latigazo, haciendo que me inclinaría para adelante.

—¿Cuál es tu objetivo?

—Tú mataste a mi familia, yo voy a matar a la tuya. Y tú no vas a poder hacer nada al respecto, ya que estarás muerta.

—No puedes matar a mi familia, son originales. Idiota.

—Tal vez no pueda matar a tus tíos ni a tu hermana. Pero puedo matar a tu esposa, o tus amigas.

Mis amigas eran brujas y no eran idiotas, ellas sabían diferenciar a los cazadores. Pero al solo imaginar que le hicieran daño a Lena me hirvio la sangre.

—No te equivoques, si piensas lastimar a mi esposa te despellejaré vivo. Yo sí soy cómo mi padre.

—Te quiero ver intentarlo —rió.

El que estaba atrás mío me pegó de nuevo y el líder se fue.
Me empecé a desesperar, no podía dejar que le hagan daño a Lena. Ella era mi mundo, y si algo le llegará a pasar todos me deberían temer por el caos que haría.
Uno de los que se encontraban allí me coloco una especie de máscara la cual era para extraer mi veneno.

—El jefe quiere un recuerdo cuando te mate.

Cuando me colocó la máscara y empezó a extraer el veneno yo ya me encontraba muy débil. Todo mi torso estaba sangrando y ahora me estaban sacando algo fundamental para mí.
Casi al borde del desmayo tuve una visión de mi padre.

—_______.

—Padre.

—________, no te rindas. Sé que duele, pero creo en ti.

—No puedo, padre. Ella va a morir y no voy a poder salvarla —Mis ojos se aguaron.

—El dolor está en tu cabeza. Piensa en Lena, piensa en tu esposa. Piensa en el futuro que te queda juntas, piensa en los momento felices que pasaron y levántate.
Eres mi hija, una Mikaelson. Eres fuerte y estoy orgulloso de ti.
Ahora, levántate y pelea, defiende lo que es tuyo. Creo en ti, nunca lo olvides.

Con lo último que dijo, mi padre, desapareció.
Respire hondo y mis ojos se volvieron a poner rojos.
Tiré con fuerza las sogas de arriba sin importar que lastimen mis muñecas. Saqué la máscara de mi cara y tomé aire.
El que estaba detrás mío quiso golpearme de nuevo, pero yo se lo impedí tomándolo de la muñeca y arrancando su corazón.
Caminé hacia las escaleras y cuando abrí la puerta ví a muchos más, así que me adentre a luchar con ellos sin importar si yo salía sin vida. Lo importante era Lena.

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Después de seguir el rugido de, ________, unos minutos después encontramos una cabaña en la cual se escuchaban gritos. Supongo que era mi esposa terminando con sus vidas.
Nos acercamos a la cabaña y vimos a ________ salir toda ensangrentada y agarrándose su abdomen mientras caminaba mal.
Ella al verme cayó de rodillas y sonrió mientras lágrimas descendían por su rostro.
Nosotros corrimos hacia ella y me puse a su altura.

—¡______! ¿Qué fue lo que pasó?

—Estas viva —dijo sollozando.

—¿Por qué no lo estaría? —pregunté confundida.

Ella cambio su cara de repente y me empujó hacia un lado para recibir el impacto del cuchillo que iba a ser clavado en mi.
El atacante, al ver que era ella su cara mostraba preocupación.

—Te dije, que si le llegabas a tocar un pelo, te iba a matar —dijo levantándose y tomando la mano del tipo que había clavado un cuchillo cerca de su corazón.

Se sacó el cuchillo y agarró al hombre del cuello.

—No debiste meterte conmigo.

Y así fue como la vida del hombre se desvaneció y ________ volvió a caer.

—Amor, ¿Qué pasó? —dije angustiada.

—Te amo, ¿Lo sabes?

—Lo sé, yo también te amo. ¿Pero por qué me dices eso ahora?

—Porque le falta sangre y si no bebe puede morir —dijo el hombre lobo que nos acompañó.

—Bebe de mi —dije con desesperación.

—Jamás haría eso —Apartó mi muñeca de su boca.

—¿Por qué eres tan terca?

—Eres su familia, su esposa. Ella no podría vivir sabiendo que te hizo daño —dijo otra vez el hombres.

—¿Y tú por qué sabes tanto?

—Porque ella me lo está diciendo para que te lo comunique.

—¿Por qué no lo dice ella?

—Esta muy débil, no puede casi hablar.

El chico suspiro y dijo.

-Mi señora, yo me ofrezco para que puedas vivir. No tengo nada que perder.

El cortó su muñeca y dejo caer sangre en los labios de ______. Ella abrió sus ojos y clavó sus colmillos en él.
Ella no dejo que muriera y solo bebió un poco de su sangre, lo suficiente como para poder levantarse.

—¿Por qué no me mato? —dijo sorprendido.

—Porque aunque no lo creas si tengo sentimientos y no quiero que te sacrifiques. Pero si le llegas a decir algo a alguien de lo que viste, sí vas a morir.

—Comprendo.

—Vete, ve con tu familia.

—Muchas gracias, señora.

Ayude a levantar a ______ y ella miro a Alexandra.

—Quién iba a decir que vendrías por mi.

—No lo hice por ti, lo hice por Lena.

—Cómo tú digas, pitufo —rió.

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Lena y TúDonde viven las historias. Descúbrelo ahora