Capítulo cincuenta y siete

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Todavía estaba indecisa con lo que me había planteado Lena. Tenía muchas dudas al respecto y todo mi ser me decía "no", pero intenté tomar valor y hacerlo.
Cité a uno de mi manada y le encargue buscar a esta señora. Voy a llamarla señora, que no se piense que le voy a llamar madre. Mi única madre fue Haylye.

—Señorita Mikaelson.

—¿Sí?

—La he encontrado.

En ese momento me tensé y no pude decirle nada hasta unos minutos después.

—¿Le has dicho lo que te dije?

—Así es, ella acepto.

—Gracias, puedes retirarte.

El me hizo una seña de reverencia y se fue.
Volví a casa y me puse más nerviosa. Podría jurar que en un momento sentí mi corazón latir otra vez.
Tomé un lápiz de la mesa y lo empeze a pasar por entre mis dedos, para hacer lo que se conoce como "pen spinning".

(Flashback)

—Mira mamá, he dibujado un pájaro.

—Ok, _______. Ve a hacer algo útil.

—Pero...

—Pero nada, no nos alcanza el dinero y tú estás dibujando y gastando materiales.

En ese momento me agarró mucha importancia y tristeza, ella se gastaba todo nuestro dinero en ropa para "presumir" y alcohol.
Me fui cabizbaja con mi dibujo y me aleje de ella lo más que pude.

(Fin del flashback)

—________... _______... ¡_______!

Me desperté de mi trance y pude ver a Lena a mi lado mirándome preocupada.

—Lo siento, ¿Me decías algo?

—¿Estás bien?

—Claro, ¿Por qué no lo estaría?

—_______, acabas de romper un lápiz de la nada y no me escuchabas cuando te llamaba.

—Solo estaba pensando.

—¿En qué pensabas?

—En esa señora.

—¿Tu madre?

—No es mi madre.

—Ok... Y... ¿Qué es lo que pensabas? —preguntó timidamente, ya que seguro no quería preguntarme mucho para presionarme.

—En su crueldad.

—¿Cómo te fue con Niko?

Niko era al que llamé para encargarle esa tarea, ya que era el más discreto. Igual, tuve que interactuar yo.

(Flashback)

—¿Que pasó, señorita Mikaelson?

—Necesito darte una tarea, pero tienes que ser discreto.

—Dígame.

—Necesito que busques a esta señora, su nombre es Amelia Rodríguez.

—¿Quién es?

—Eso no te incumbe.

—Lo siento, señorita Mikaelson.

Antes de irnos me di la vuelta.

—Por cierto, si le dices a alguien, te mato.

—Entendido.

(Fin del flashback)

Sonreí ladinamente y Lena me miró como si pudiera saber lo que estaba pensando.

—¿Lo amenazaste, verdad?

—Sí.

—________ te dije que no hacía falta amenazarlo.

—Era solo de advertencia.

—Esta bien...

—Oye, ¿Me permitirías hacer algo?

—¿Sí?

—No te asustes y si te duele no me pegues por favor.

—¿Ok?

Me puse detrás de Lena y lamí su hombro.

—¿Por qué me asustaría o me dolería que hagas es...? ¡Auch!

Ella se apartó y se miró el hombro, yo saque mis colmillos y la mire timidamente.

—¿Qué hiciste? ¿Por qué me mordiste?

—¿Estás molesta conmigo?

—Claro, no entiendo porque me has mordido.

—Yo solo... Es un rito antiguo en mi manda. Se trata de "marcar" a la pareja que estés segura de que va a ser para toda la vida. Y yo, espero que estés conmigo hasta el día de mi muerte, porque te amo y no creo que encuentre a otra persona que pueda quererla de la manera en la que te quiero a ti.
A Lena se le pasó el enojo y me miró con ternura mientras se acercaba.

—¿Sabes que eso se llama manipulación? —dijo entrelazando sus brazos en mi cuello.

—Sí, pero es la verdad.

No pudo ser peor momento para que llamaran a la puerta principal. El sentimiento de amor y relajación de ese momento mágico se convirtió en un momento de tensión y ansiedad.
Lena pudo notar que me puse tensa así que me acaricio la mejilla e intento tranquilizarme.

—Todo va a estar bien.

—No lo creo.

Me alejé de ella y me dirigí hasta la puerta. Abrí con desconfianza y me tranquilize al ver que era Niko.

—¿Sí?

—Señorita, sé que no debo ser yo quien se le informe, pero, la señora que me mandó a buscar en este momento se encuentra en el hospital herida de urgencia.

—Gracias, Niko.

Nuevamente me hizo una reverencia y se fue.
Yo me quedé en la puerta con el picaporte en la mano mirando al piso y pensando en lo que acababa de pasar. ¿Por qué me siento así? Si yo la odio.
Sentí la mano de Lena en mi hombro pero eso es lo único que me traía a la realidad.
Abrí la puerta y la cerré detrás de mi. Lena me siguió hasta el auto y se subió conmigo. El transcurso hasta el hospital fue en silencio, yo no decía nada porque no podía, era como si me cuerpo estuviera en automático. Y Lena no decía nada porque no sabía que decirme.
Llegamos al hospital y fui hasta la resepción.

—Señorita Mikaelson —dijo la resepcionista con sorpresa—. ¿En qué puedo ayudarla?

—¿Se encuentra aquí la paciente Amelia Rodríguez?

—Ingreso hace pocos minutos, pero ella tiene una herida grave. En este momento no están permitidas las visitas.

Hice brillar mis ojos y ella entendió que no le estaba pidiendo permiso.

—Está en la habitación 303.

Fuí hacia esa habitación y antes de abrir la puerta me quedé paralizada. Lena me acaricio la espalda y yo la miré, ella asintió y yo abrí la puerta.
Pude ver un par de máquinas conectadas a ella y escuchar ese pitido horrible. Me acerqué lentamente y la vi. Tome su brazo y era lo que presentía, veneno. Abrí la intravenosa, mordí mi muñeca y dejé caer la sangre. Mis ojos se pusieron rojos y me dirigí a la puerta.

—¿Qué vas a hacer? —dijo Lena tomándome de la mano preocupada.

—Voy a enseñarles a los que hicieron esto que se metieron con la persona equivocada.

—¿Y qué vas a hacer con ella? —Señaló la camilla.

—Quedate aquí y vigila que nadie entre ni salga.

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Lena y TúDonde viven las historias. Descúbrelo ahora