Capítulo cincuenta y nueve

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Nos encontrábamos en el baño después de el suceso ocurrido en la habitación de hospital intentando despejarnos.

—Sabía que eras un vampiro pero tampoco para tanto —dijo viéndose el cuello en el espejo.

—La miré y sonreí—. Estaba marcando territorio, mi amor.

Ella me miró pero deje de sonreír.

—¿Qué pasa?

—Tengo sed.

—Toma agua.

—No, mi amor. Tengo sed.

—Oh, este es un hospital, seguro que encuentras sangre.

—Es cierto.

Me fui a velocidad vampírica hacia donde me guiaba mi olfato y encontré una sala con bolsas de sangre. Chequé que no haya nadie y me adentre a la habitación, saqué una bolsa y salí de allí yendo a dónde se encontraba Lena.

—Wow, ¿Quieres matarme de un susto? —dijo riendo.

—No, mi amor. Jamás te mataría.

Clavé mis colmillos a la bolsa y empecé a ingerir la sangre. Terminé la bolsa y la tiré a la basura.

—¿No te gusta?

—He probado mejores —dije sinceramente.

Pasé un dedo por mi labio inferior limpiando los restos de sangre.

—¿A qué sabe la sangre? —preguntó.

—Cuando la ingeris, tiene un sabor un poco metálico. La primera vez no me gusto, pero después aprendes a qué te agrade. Es parecido al vino, las primeras veces no te va a gustar pero después aprecias el sabor.

—Entiendo.

Caminamos hasta la habitación en la que se encontraba Amelia Rodríguez y entramos. En ese momento me llegó una llamada.

—¿Sí?

—¡_____!

—¿Josie?

—Sí, ¿Quién más?

—reí—. ¿Qué necesitas?

—Bueno, en nuestro círculo íntimo estábamos aburridos y nos pusimos a describir a Landon, faltas tú. Todos te están escuchando ya que estás en altavoz.

—¿A Landon?

—Asi es.

—¡¿Llamaron a mi hermana?! —Escuché decir a Hope.

—Sí —respondió Josie.

—Yo no soy quien para hablar mal de nadie, pero...

—Ay no, hay va otra vez.

-Landon, era un irrespetuoso, un tremendo hijo de puta, un ignorante mentiroso, un avaro y malcriado, un jodido hincha pelotas, un estúpido, un tarado, drogadicto y maricón. Landon era un inoportuno, tan feo como la mierda, medio gil medio boludo. Inconstante e insolente, un corrupto, una bosta indecente, un creído fastidioso, un deficiente mental.

—Wow —Todos se quedaron en shock—. Gracias, ________. Luego hablamos —dijo entre risas.

¿Con esa boca besas a tu prometida? —habló una tercera voz.

Me di la vuelta y me encontré con los ojos de la mujer que se supone que era mi madre.

—Yo... —Empieza a sonar una alarma roja que hace que me alerte.

Agudizé mi audición y pude escuchar que decían.

—¿Estás segura?

—Sí, está en las cámaras, una muchacha entro a la sala donde están almacenadas las bolsas de sangre y desapareció en un abrir y cerrar de ojos.

—Mierda.

—¿Qué pasa, ________? —preguntó Lena.

—Yo... Ya vuelvo.

—¡____!

Fue lo último que escuche luego de desaparecer. Fui hasta donde se encontraban las personas que estaban hablando. Las agarre y las llevé a una habitación vacía y libre de camaras.

—¡E-e-eres tú!

Sonreí y me acerqué

—¡Por favor no nos hagas daño!

—Escuchen porque solo lo voy a decir una vez, ¡¿A quien le dijeron lo de la grabación?!

—A-a n-nadie.

—Las rodeé—. ¿Cuando van a aprender? No estás en condiciones de mentirme, lindura —le dije detrás suyo al lado de su oreja.

—¡Esta bien! —dijo temblando—. Se lo dijimos al policía, pero a nadie más  —Interrumpió su compañera.

—¿Seguras?

—Sí.

—Ok —Hice la mímica como que me fui pero volví—. Na, no se la crean —Agarré a una de el cuello de su camisa mientras que a la otra la miré a los ojos.

—Vas a decirme a quienes se lo dijiste y luego vas a olvidar todo lo que sea relacionado a mi.

—Se lo dijimos a toda la policía de este piso.

Hipnoticé a su compañera de la misma forma y me fuí a buscar a todos los policías del edificio.

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__________ se había ido y me había dejado en una situación bastante incómoda con su madre.

—Así que tú eres Lena.

—Así es, señora Rodríguez.

—Por favor, dime Amelia.

—Está bien.

—Debes importarle mucho a mi hija para que se trague su orgullo y venga a verme.

—Sonreí ladinamente—. Eso espero seño.... Amelia.

De repente ______ aparece con sangre en su boca y me mira seria. Entiendo lo que me pide y me retiro.

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—_________ —habla la mujer en la camilla—. ________, yo lamento tanto lo que te hice yo...

—No he venido a hablar de eso.

La mujer en la camilla se calla y asiente.

—En una semana es mi boda, quiero que asistas —Ella me miró sorprendida—. No me decepciones.
Sali de allí y fui con Lena al auto.

—¿Estás bien?

—No hablemos de eso ahora, ¿Sí? Tengo algo que mostrarte.

—Lena me mira confundida—. ¿Qué cosa?

—Lo sabrás cuando lleguemos a casa.

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Llegamos a casa y yo saque de un armario lo que tenía para darle.

—Oh, gracias, es... ¿Bonito? —dijo confundida.

—reí—. No es de decoración, está claro que es horrendo.

—¿Entonces?

—Bueno, cuando tú me alentaste a hablar con mi madre me dijiste que no pudiste estar mucho tiempo con la tuya. Así que contacté a mi tía y a algunas brujas más para que sea posible.

—¿Qué quieres decir?

—Qué puedes ver a tu madre otra vez, Lena. Solo tienes que encender la vela, cuando esta se termine volverá al lugar a donde estaba. Estaré en el living.

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Al poco tiempo, Lena, sale de la habitación y se abalanza a mi para abrazarme.

—Gracias. Te amo, te amo demasiado.

—No es nada, yo también la amo señorita Luthor —Sonreí mientras la abrazaba fuertemente.

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Lena y TúDonde viven las historias. Descúbrelo ahora